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Muros sin Fronteras

Más allá de Trump en 2018

Estos días vamos a hablar mucho del primer aniversario de Donald Trump al frente de la Casa Blanca (y de Cataluña, claro). Son los dos temas estrella de 2017 que amenazan con perpetuarse en 2018. En el caso del presidente de EEUU hacemos bien porque su impacto en la política y en la economía mundial es enorme. Sus grandes errores se han concentrado en excesos verbales (por lo general racistas) y en su cuenta de Twitter. Mientras que el dedo teclee caracteres no está sobre el botón nuclear.

Podríamos añadir mucho más, como la denuncia del Pacto de París sobre cambio climático, pero si lo hiciera estaría escribiendo el artículo que no quiero escribir.

El problema de Trump es el tono. No estamos habituados a presidentes que insultan a todo el mundo que no le rinde pleitesía. Es como si Jesús Gil y su caballo Imperioso se hubieran reencarnado en este millonario egocéntrico y maleducado.

Mientras, la economía de EEUU crece a un ritmo anual del 3,2%, el desempleo disminuye (el 4,1%; nueve décimas menos que hace un año) y Wall Street se mantiene en alza continua. Muchos de sus votantes estarán contentos porque su voto fue muy de rechazo, sobre todo. Sobre todo los más ricos (él entre ellos) que se han bajado los impuestos.

Tendremos que esperar a las elecciones de mitad de mandato para comprobarlo. En noviembre de este año renueva toda la Cámara de Representantes (una gran oportunidad para los demócratas) y un tercio del Senado. En la cámara alta lo tendrán más difícil.

Sigo con Trump cuando quería escribir, o al menos enunciar alguno de los temas internacionales de los que no estamos hablando. Dejemos el Brexit y Corea del Norte para otra ocasión.

¿Habrá crisis financiera y un crash bursátil en 2018?

Cuando las Bolsas suben mucho y baten récords, uno tras otro, los gurús tienden a vaticinar fuertes caídas. En un problema de probabilidades. Hay más posibilidades de acertar anunciando una crisis. Si todo acabara bien el 31 de diciembre, ¿quién se va a acordar de los agoreros?

Este es el enlace a un exhaustivo informe de Deutsche Bank (que no vive precisamente sus mejores momentos como banco) sobre la próxima crisis financiera.

Para los que no tengan tiempo, o ganas, de leerlo tienen una información de la web de RT (televisión rusa), que nos lo resume en siete puntos: el Brexit, la deuda de Japón unida a su bajo crecimiento, Italia (¡que vuelve Berlusconi!), la desaceleración del crecimiento de China, Trump en sí mismo, la continua liberalización de las finanzas (fuera los controles para evitar abusos) y que los Bancos Centrales se están quedado sin munición.

Podemos pensar que RT exagera debido a su proximidad con Vladimir Putin. Pero no son los únicos. También lo dice Eurasia, una consultora sobre riesgos políticos con sede en Nueva York.

Phillip Inman es un poco más optimista en The Guardian: da dos años de plazo para resolver la actual barra libre. Si en ese plazo no se pone coto legal a los excesos financieros habrá un crash (caída brusca de las Bolsas).

No hemos aprendido mucho de 2007 y de las hipotecas subprime. La nueva burbuja son las deudas de las grandes empresas. Tras refinanciarse con dinero público (en España sin devolución) vuelven los tiempos felices, los happy days.

Este vídeo de los humoristas británicos John Bird y John Fortune sigue vigente, es la mejor explicación de los preámbulos de la crisis del 2008 que aún padecemos. Puede ayudarnos a entender.

Mientras vivimos felices en nuestro primermundismo suceden cosas allá fuera y cuando les prestamos atención lo hacemos desde un punto de vista primermundista, cristiano y blanco.

Las Áfricas olvidadas

Tenemos varios frentes para elegir: Somalia es la que tiene más posibilidades de abrirse un hueco en las noticias por el hermanamiento de su guerrilla, Al Shabab, con Al Qaeda. Además están los piratas, que en cualquier momento pueden reactivarse. Lo mismo pasa con Mali, donde España tendrá más tropas.

Hay dos crisis en las que se mezcla la guerra con el hambre: Sudán del Sur y República Centroafricana. Son dos grandes fracasos de la gestión internacional de las crisis. Sudán del Sur se ha convertido en la nueva capital de las violaciones en competencia con el Este de la República Democrática del Congo.

Luego están los invisibles de los invisibles: los habitantes del Sahel, la tripa desértica de las Áfricas que se encuentra en amenaza permanente de hambrunas.

Y está Eritrea, una de las dictaduras más brutales junto a la de Corea del Norte.

De todo ello escapan los migrantes que suben hacia Marruecos y Libia en busca de una barcaza para alcanzar Eldorado. A ellos se suman los refugiados que buscan rutas alternativas a Grecia e Italia, las más vigiladas. El Mediterráneo convertido en una fosa común de los sin nombre.

Las no primaveras

Seguirá la guerra de Siria. Basar el Asad, uno de los mayores culpables, la va a ganar gracias al apoyo de Rusia y al desconcierto europeo y estadounidense. Trump le ha dejado a Putin el papel de poli malo porque el objetivo era derrotar al ISIS. Ya se canta la victoria, pero el ISIS no está derrotado, sólo ha mutado a grupo terrorista, como lo demuestran numerosos atentados, entre ellos el del Sinaí. Sigue sin haber un plan de acción unificado, cada país tiene su agenda y unos intereses que defender.

Será un año interesante para comprobar qué sucede en Irán, no solo por su evolución política interna. ¿Se atreverá el presidente tuitero a denunciar el acuerdo nuclear firmado por Obama junto a Rusia, China, Francia, Reino Unido y Alemania? Apuesten a que sí. Está la presión de Israel y de sus donantes.

Arabia Saudí tiene un joven y ambicioso heredero, el príncipe Salman. Promete cambios, sobre todo promete abandonar el rigorismo religioso del wahabismo, que sería como renunciar a la esencia del régimen. Tal  vez no llegue nunca a ser rey, tal vez nos esté vendiendo humo. Habrá que esperar.

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Se presenta un año complejo. Y nosotros, además, con lo nuestro. Ya me entienden: M. Rajoy.

(El último vídeo es el de la primera cena de  corresponsales sin Trump. Habrá más).

 

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