Ayer vino mi hija Elisa con su novio a comer a casa. Me trajo un táper con carne en salsa de las que hacía mi abuela Elisa. Desde que no vive con nosotros se ha hecho una magnífica cocinera. Almudena le enseñó muchas cosas, pero en su vida independiente ha perfeccionado por su cuenta el arte de dar bien de comer a los suyos. Pidió a mi madre, también Elisa, aunque todo el mundo la llama Chiqui, que le enseñase a hacer esa carne en salsa que a mí me gusta tanto.
Yo correspondo en la medida de lo posible, pero cocino muy mal. Lo poco que sé lo aprendí para preparar la cena de tres días a la semana en los que dormía conmigo, en Granada, mi hija Irene cuando su madre y yo nos separamos. Una sopa de arroz, un filete, tortilla de patatas, buenas tostadas para el desayuno… y poco más. Nunca temí por la alimentación de Irene, porque comía en el colegio, donde la recogía su madre a las tres de la tarde los jueves y viernes, y yo, o mis padres, los lunes, martes y miércoles. Cuando padre y madre trabajan, a veces en ciudades distintas, la vida se complica, pero con un poco de ayuda familiar, respeto y buena voluntad se sale adelante. Por ejemplo, yo cuelgo cuadros y monto muebles de Ikea cada vez que mis hijos hacen una mudanza en sus vidas.
La carne en salsa de mi abuela me gusta mucho. Iba con frecuencia a comer a casa de mis abuelos. En las cenas de Navidad se comía pavo y se cantaba el Himno de los españoles patriotas, una composición que mi abuelo Adolfo, músico, había compuesto durante la Guerra Civil en Granada. Se comentaba en casa que Manuel de Falla no había acertado a componer el himno: por eso se lo habían encargado a mi abuelo y mi bisabuelo. No me gusta el pavo. Cuando cumplí años, seguí asistiendo a las grandes comidas navideñas de mi infancia, pero antes de subir a casa de los abuelos entraba en un bar y me pedía un buen bocadillo de atún. Luego me sentaba a la mesa con primas, primos, tías, tíos, padre, madre, abuela, abuelo y hermanos (ya por entonces creía en la igualdad de género), y picaba un poco de jamón y cantaba con todos ellos el Himno de los españoles patriotas. Así fue hasta que la muerte, la única catástrofe verdadera, me arrebató a mis abuelos. No resisto el grito de viva la muerte, ni me gusta ninguno de sus novios.
Mientras comemos la carne en salsa, dejo que mi hija saque el tema del día, un asunto familiar. Le digo que no se preocupe, que aunque los ataques van contra su padre y su madre, sólo a ella le pueden hacer daño, y si ella está bien podemos hasta reírnos y cantar cualquier himno. Como estamos hoy cuatro en la mesa y con el balcón abierto, no nos va a contaminar la pandemia. Mi hija pregunta por qué hay gente así. Le aconsejo la lectura de un libro de Jordi Amat, El hijo del chófer (Tusquets, 2020). Me levanto, lo busco en la biblioteca y leo: "Cada artículo oculta un parricidio". Cuento la historia del periodista Alfons Quintà y vuelvo a leer: "Dañar. Intoxicar todo lo que pueda. Convertir la realidad en el cenegal donde habita su conciencia". Un libro estupendo.
El mundo que nos ha tocado vivir es así, dice mi hija, un barrizal. Yo le respondo que cada cual tiene y vive su suerte. Acabamos de ver en la televisión a una señora en las puertas del Congreso arremetiendo descompuesta contra la Ley de Muerte Digna. Nos van a matar a todos, estamos en peligro, repetía. El periodista Manuel Rico comentó poco después que esa señora no decía más que mentiras. Hay verdades propias que no son más que mentiras. Y hay gente que confunde la libertad con la ley del más fuerte y la dignidad con el derecho a imponerle al otro sus creencias. A mi hija Elisa le comento que podemos pedir que se respeten nuestras ideas siempre que no nos empeñemos en imponer nuestras ideas a los demás. Nadie va a imponerle a esa señora el uso de la eutanasia; por qué se empeña ella en imponernos sus ideas sobre el bautismo, el divorcio, el aborto, el matrimonio homosexual y la eutanasia. Elisa y yo estamos de acuerdo.
Luego hago yo un chiste antes de abrir la caja de helado que me ha traído a casa mi hija Irene. Me gusta mucho la Stracciatella de Pallazzo. ¡Qué rica! Los que están en contra de la eutanasia o no se sienten capaces de morir con dignidad o no se fían de sus hijos. Igual uno se pone chocho y los suyos lo mandan a la otra vida sin necesidad. Yo estoy seguro de que Mauro y vosotras, aunque perdamos la cabeza, nos vais a tratar siempre con la dignidad que os merecéis y que Almudena y yo nos merecemos. Es un chiste, aclaro, sobre los que no confían en sus hijos. No vaya alguien a decir por ahí que considero la eutanasia como una invitación al asesinato. Tal y como está la cosa...
Pues... la verdad es que el artículo de García Montero... me desconcierta un poco con tanta parábola. Claro que hay personas e ideologías que no han aceptado ni aceptarán jamás la libertad de pensamiento o por resumir, los Derechos Humanos y una de esas ideologías es el fascismo. Todas las formas de fascismo están en contra de leyes como la que se acaba de aprobar, todas. Y no dudo que alguna persona cercana que nos quisiera y a pesar de declararse fascista impediría que sufriéramos, pero la cuestión es, haría lo mismo con las personas que no conoce ni quiere? De verdad cree el poeta que hay fascistas demócratas?
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El desasosiego me ha vencido al comprobar cómo punzaba en mi trayectoria intelectual una oradora dulcificando el fascismo al modo en que una buena persona da los buenos días y prepara un menú especial en día señalado, cual evanescente criatura que se divierte en carnaval tras una máscara aterradora.
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Ya que ha nombrado a su hija Elisa y, de soslayo, las críticas recibidas, aunque no dice por qué deduzco que será por su filiación política, en las antípodas de la de sus padres. A cuento de ello, por curiosidad, sintonice el vídeo de la conferencia que Elisa pronunció en un foro de debate online; el caso es que la oí hasta el final: me pareció muy interesante y me reafirmó en la idea de que los que tenemos una ideología o tradición ideológica asentada la vivimos con muchos prejuicios y nos llevamos muchas sorpresas cuando somos capaces de desembarazarnos de ellos, aunque sea sólo por un rato.
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Ojala todos nos respetáramos, y tuviéramos como objetivo el bien común, sean cuales sean las ideas políticas que pudiéramos tener.
En cambio, ahí tenemos a Mr. Palotes, reivindicando LA NAVIDAD y EL NACIMIENTO DE JESÚS, y lo dice como máximo responsable de un partido (PP) que no ha hecho más que robar a lo PÚBLICO, lo de TODOS, para beneficio propio y de los que más tienen.
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Ocultar 5 RespuestasAmigo y apreciado Gringo.... dentro de mi estima noto, que te estas haciendo mayor y te come la sensibeleria.... no me jodas.... somos, somos, hoy el poeta nos trae a colación un asuntillo familiar, en el que tu y yo no nos vamos a meter..... los hijos son hijos.... pero se hacen ellos solos, como tu, como yo , como se hizo el poeta, hoy profesor, director del instituto cervantes, pero como a ti y a mi ,, padre,, solo Gringo que tu y yo para no venir los niños con kit de instrucciones, no lo hemos hecho mal... pero si el profesor, si el poeta, no tiene tema mejor que su hija ELISA y la carne en salsa.... que quieres que te diga yo Gringo. si yo sigo enganchado al comic......
No me hagas caso..... igual estoy celoso.... no entiendo como un poeta con poca gracia, poca sangre,,, se llevo con el a mi ALMUDENA, Grande..s, ¿ sera la poesia.... sera el estar..... sera echarse una siesta, y al despertar.... Ayer me vino a visitar mi hija ELISA...... deputa madre maestro, poeta, Sr. Director.... yo un humilde lector me pregunto.... a usted le pagan como funcionario, como director, me imagino que este diario le pague, aunque si usted fuera un poquito altruista, un poquito poeta, igual nos regalaba algo de vez en cuando... diez versos, un mojarse, un ponerse los zapatos de un pobre cualquiera, pero no, su hija Elisa.. las hijas de Zapatero, Góticas.... Sr. Montero...... los socios de este diario... esperamos.. perdón, no puedo hablar en nombre de todos... yo esperaba, que Luis iluminara una vez a la semana que tampoco es mucho pedir, este diario, pero no , un dia, su gato, otro dia su hija, mañana el taxista que deberia haberlo llevado a casa, pasado que si esos militares fascistas que piden fusilamiento para 26 millones, es chochez, senitus de mayores, hay que perdonarles... mi padre era militar.... muy mal... muy mal... es una pena que no pueda hablar con su COMPAÑERA, para comentarle,,, mira ALMUDENA no lo veo bienn, ya no es valiente... ya sus escritos me tocan los cojones a diario, ya no es poeta, y yo no soy alunno, pero me temo que a este tio lo van a tener que soportar como a Maruhenda miles de chavales... y a mi se me hace el culo agua limón.
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Ocultar 4 RespuestasAúpa Sir Drake, algo de razón si te voy a dar, la puñetera Navidad me constriñe y supongo que por ahí vendrían mis deseos de paz y amor.
Por eso no he querido entrar a comentar el asunto de su hija, y no lo voy a hacer, porque al final es como "decidir" que, de padres médicos tienen que salir hijos médicos.
No voy a entrar en la crítica, pero también me sobra la receta de carne en salsa, como tampoco tengo ningún interés en conocer la profesión del padre de su novio...
LGM, como antiguo candidato de IU a la CM debería dar más de sí....
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SirDrake: A mí, generalmente, SÍ me gustan, y mucho, los escritos de LG Montero. Y desde luego si no me gustaran lo que haría sería no leerlos, y no creo que se me ocurriera meterme con su familia. Osasuna.
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Ocultar 2 Respuestaspaco arbillaga:A mí, particularmente, me gusta q le guste los escritos de LG Montero. Y desde luego, si no gustaran, de qerer, poder contestarlos.
No veo donde el pirata atacara a la familia, y sí al poeta.
Saúdos.
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Ocultar 1 Respuestaswww.infolibre.es ISSN 2445-1592
Supongo que apellidarse García Grandes conlleva un peso parecido a llevar el apellido Panero.
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