El futuro de la izquierda

El discurso territorial de Pedro Sánchez despierta preocupación en sectores del PSOE

Cristina Narbona, Pedro Sánchez y Adriana Lastra, durante la reunión que la Ejecutiva del PSOE celebró en Valladolid.

Fernando Varela

La crisis política catalana, la defensa del artículo 155 del brazo del Partido Popular y de Ciudadanos, así como el deseo de no incomodar en estos momentos a las voces más críticas del partido están hipotecando el discurso de Pedro Sánchez en materia territorial. Esa es, al menos, la preocupación que ha empezado a anidar en el ánimo de algunos miembros de la dirección del PSOE consultados por infoLibre, todos ellos de reconocida lealtad al sanchismo, que creen que el secretario general no está aprovechando como debería la capacidad que le dieron los militantes para desarrollar su propio discurso y defender el Estado plurinacional sin temor a molestar a sus adversarios internos, especialmente la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, y los dirigentes más afines con la vieja guardia del felipismo.

Un buen ejemplo de este cambio de discurso lo protagonizó este jueves la vicesecretaria general, Adriana Lastra, que no dudó en exigir al líder de Podemos, Pablo Iglesias, que “deje de hablar de plurinacionalidad y de asuntos que no están en la agenda política y se ponga del lado de los que defendemos el Estado de derecho”, en referencia a la aplicación del artículo 155 de la Constitución.

Al sector que vive con intranquilidad cómo se va imponiendo este mensaje le preocupa también que la comisión del Congreso impulsada por el PSOE para encauzar en la Cámara alta el conflicto catalán se haya descaifenado por culpa de la situación política excepcional que vive Cataluña, que ha determinado la ausencia de formaciones nacionalistas indispensables para resolver el conflicto, además de Unidos Podemos. Sólo PP y Ciudadanos han decidido participar, pero lo están haciendo a medio camino entre el escepticismo y el desdén.

Tampoco ha sentado bien la decisión de situar al frente de la comisión a José Enrique Serrano, al que consideran una figura indisolublemente ligada a la vieja guardia del felipismo, lo que tampoco contribuye a dar nitidez a las propuestas territoriales con las que Pedro Sánchez ganó el 39º Congreso del PSOE y que defienden la reforma federal del Estado y el reconocimiento de su plurinacionalidad.

De hecho, algunas fuentes del partido reconocen que la elección de Serrano ha gustado más en el PP que en una parte de las filas del PSOE. Algunos le atribuyen un papel muy relevante en la anterior legislatura en el fracaso de la tentativa de acuerdo con Podemos para la investidura de Pedro Sánchez y eso tampoco contribuye a alientar simpatías. Fuentes de la cúpula del PP indicaron a infoLibre que el nombre de Serrano fue "bien visto por los dos partidos".

El resultado de esta combinación de factores, el alineamiento con el PP en la intervención de Cataluña y el desangelado arranque de la comisión del Congreso, está poniendo al partido en dificultades a la hora de de construir un discurso propio en materia territorial en plenas elecciones catalanas. La estrategia se arriesga además a quedar en evidencia si, como teme una parte del sanchismo, el PSC y su candidato, Miquel Iceta, fracasan en las elecciones y no consiguen el objetivo que se han marcado de volver a ser una fuerza decisiva en el escenario político de Cataluña.

El día después

Durante la crisis independentista, la estrategia de Iceta ha quedado muy unida a la de Pedro Sánchez e inevitablemente su éxito y su fracaso también lo estarán. Y el PSOE, temen las mismas fuentes, no tiene una hoja de ruta para el día después de los comicios catalanes.

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En el Consejo Territorial del sábado fueron varios los barones críticos, encabezados por la andaluza Susana Díaz, que evitaron expresamente hablar de este asunto a la espera de ver qué pasa en las elecciones del 21 de diciembre. Y nadie en el partido espera un discurso comprensivo si el resultado de las urnas es negativo.

A todo ello hay que sumar el fracaso de la agenda social que el PSOE quería construir en empleo y política económica aprovechando el fallido debate presupuestario, así como la paralización de los puentes que los socialistas estaban construyendo con Podemos y de los que dependen las opciones de construir un gobierno de izquierdas en la próxima legislatura.

 

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