Libertad de expresión

Juristas defienden para los raperos la libertad de expresión que protege a Jiménez Losantos

Federico Jiménez Losantos, en una imagen de archivo.

“El ratón al gato le puede hacer toda clase de fechorías. Toda clase de fechorías”. Con estas palabras, en referencia a España y Alemania, Federico Jiménez Losantos dio el pistoletazo de salida el pasado viernes en su programa Es la mañana de Federico a un durísimo editorial en el que cargaba contra la decisión de la Audiencia Territorial de Schleswig-Holstein de descartar la extradición por rebelión del expresident de la Generalitat Carles Puigdemont. Una incendiaria arenga de varios minutos en la que el periodista de esRadio combinó insultos contra los jueces que tumbaron la entrega del líder independentista con amenazas al país germano y sus ciudadanos. Comentarios que, en opinión de los juristas consultados por infoLibre, están dentro de los límites de la libertad de expresión.

Durante el editorial, Losantos lanzó exabruptos a diestro y siniestro. Primero, apuntó contra “el infecto juez alemán” que “se orinó en la pechera del juez [Pablo] Llarena”, al que acusó de practicar “el típico racismo protestante contra los países católicos”. Acto seguido, cargó contra el Gobierno de Mariano Rajoy, que calificó de “basura política y humana”. Y, con estos mimbres, llegó a la parte más dura del discurso. “El ratón al gato le puede hacer toda clase de fechorías. (…) En Baleares hay como 200.000 alemanes de rehenes. En Baviera pueden empezar a estallar cervecerías. Ya, pero usted qué propone, ¿una acción? Naturalmente. Nos han abofeteado, nos han dado una patada en los dídimos”, dijo el periodista en su momento culmen.

 

Con la difusión del audio, llegaron las reacciones. En redes sociales, se criticó la doble vara de medir de la justicia poniendo sobre la mesa las condenas recientes a cantantes de rap. “Valtonyc frente a unas rejas y Losantos frente a un micro”, escribió el portavoz adjunto de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián. También el rapero Pablo Hasel, condenado a dos años de prisión por enaltecimiento del terrorismo e injurias y calumnias, dio su opinión en Twitter: “Losantos ya dijo que dispararía a los de Podemos, que ahora pida bombardear cervecerías alemanas es parte de su discurso habitual amparado por jueces y fiscales que piensan igual o parecido. Luego nosotros vamos presos por decir que la monarquía roba o denunciar brutalidad policial”.

Dentro de la libertad de expresión

Los juristas consultados por infoLibre defienden para los raperos la misma libertad de expresión que ampara a Jiménez Losantos. En su opinión, ni las letras de los primeros ni las declaraciones del periodista, por duras que puedan ser, constituyen una “incitación directa” a la comisión de actos violentos o un delito de amenazas porque, añaden, “nadie va a poner una bomba” porque el comunicador lo haya dicho en su programa radiofónico. Por ello, no ven justificación “para un tema penal” y piden “evitar caer en reclamar para Jiménez Losantos lo mismo que no queremos que se reclame para Valtonyc o Hasel”. “Lo que hay que exigir es que la libertad de expresión no se reprima”, aseveran los expertos pulsados por este diario.

“Las declaraciones son condenables, pero creo que se mantienen dentro de los límites de lo que está permitido”, apunta Joaquín Pablo Urías, profesor de Derecho Constitucional y exletrado del TC. En conversación telefónica, el jurista no aprecia en las palabras del periodista “un delito de incitación o de amenazas”. Con él coincide Fernando Flores, constitucionalista de la Universitat de València. “Yo no veo en absoluto justificación para un tema penal”, sostiene Flores, que no cree que los comentarios de Jiménez Losantos o las letras de los raperos puedan empujar a alguien a cometer actos violentos. No obstante, el experto considera “algo más grave” que este tipo de declaraciones las haga un periodista porque tiene “una mayor influencia”.

Ideología de jueces y fiscales

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Con estas aclaraciones hechas, ambos se hacen la misma pregunta: ¿Por qué en un caso se ha actuado y en el otro, sin embargo, no? “El rap contiene unos mensajes reivindicativos muy potentes que reciben los más jóvenes. Y eso, preocupa. ¿Esas frases radicalizan? Pues sí, en el sentido de llevar a la gente a tomar conciencia política, no a hacer cosas violentas. Pero también radicaliza Jiménez Losantos o [el medio de comunicación] Infovaticana”, reflexiona el profesor de Derecho Constitucional de la Universitat de València, que considera que en los últimos años se ha llevado a cabo una “mala aplicación” de tipos delictivos que están “pensados para la defensa de las personas débiles”, como los delitos de odio o contra los sentimientos religiosos.

Para Urías, no existe una diferencia jurídica entre el caso de los raperos y el del periodista que pueda explicar el distinto modo de actuar. Por ello, el constitucionalista cree que la respuesta hay que buscarla en la ideología política de jueces y fiscales. “Esto tiene mucho que ver con que se persigan unos casos y otros no”, señala el exletrado del Tribunal Constitucional, que recuerda que “dentro de la judicatura prima la ideología conservadora” y que en estos tipos delictivos, donde el juez tiene que analizar el contexto y valorar si los comentarios son o no constitutivos de delito, la vinculación ideológica “influye mucho”. “Por eso, no deberían existir estos tipos delictivos en los que la ideología del juzgador es tan definitiva”, sentencia Urías.

A pesar del revuelo, Losantos no ha disminuido su crítica contra Alemania. Ni los pronunciamientos de la Policía de Múnich, que tiene constancia de los audios, ni la decisión del Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) de analizar las declaraciones del periodista han conseguido que rebaje el tono. El pasado lunes, Losantos llamó "naziprogre" a la ministra de Justicia germana. Ese mismo día, el colectivo Propaganda pel fet! lanzó la canción Los Borbones son unos ladrones, en la que participan más de una docena de reconocidas bandas de hip-hop con un solo objetivo: denunciar el retroceso de las libertades en España. 

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