Autocrítica

Esto va de autocrítica, aunque no del todo. Las mujeres salimos poco en los medios de comunicación. Somos pocas veces noticia y cuando lo somos es porque hemos hecho algo extraordinario.

Así podríamos resumir el último estudio que se ha hecho sobre la visibilización de la mujer en los medios y que ha analizado nada menos que 14 millones de noticias publicadas en los últimos meses. Confirma lo que ya sabemos, que las mujeres tenemos que hacer mucho más, tener una carrera mucho más larga, experimentada y exitosa que la que necesitan ellos para aparecer como protagonistas de una noticia. Tenemos que hacer más que ellos para lograr lo mismo o parecido. Algo que ya sabíamos porque lo vivimos cada día.

Cuando sí salimos en los medios, cuando por fin somos noticia porque, efectivamente, hemos logrado un hito, no se nos menciona con nombre y apellidos. Se suele titular como “Una mujer, la primera en ocupar…” el puesto que sea, o la dirección que sea. Es así de triste. Sigue siendo excepcional ver a una mujer dirigir un país. Sigue siendo excepcional que una mujer logre liderar un proyecto internacional, o una investigación o una empresa. Y aquí es donde entra la parte de la autocrítica: deberíamos de contarlo mejor, deberíamos de ser más conscientes de que poner nombre y apellidos a esas mujeres ayuda a visibilizar mejor el talento femenino, ayuda a crear referentes para otras mujeres que buscan cómo afrontar sus carreras, qué caminos tomar, qué riesgos asumir y que dudan de si merece o no la pena. 

Sigue siendo excepcional ver a una mujer dirigir un país. Sigue siendo excepcional que una mujer logre liderar un proyecto internacional, o una investigación o una empresa.

Porque ése es el gran dilema siempre. Que dudas si merecerá la pena volverte a embarcar en una formación que sabes que te quitará muchas horas de tu vida, de tu familia. Que te exigirá perder horas de sueño, de conciliar trabajo con estudios y con todo lo demás. Dudas de si al final de toda esa travesía que a ti te va a suponer un esfuerzo extra, habrá recompensa o no. Dudas y muchas veces decides tirar la toalla. Porque otras muchas veces lo has hecho, y no ha servido para nada. Y sabes que es difícil, complicadísimo, llegar. Los comités de dirección de las grandes empresas siguen siendo mayoritariamente masculinas. Y cuando preguntas sobre la paridad te dicen que están trabajando en ello, que es cuestión de tiempo, “de años”, lograr corregir ese desequilibrio. Y piensas que para ti eso llega demasiado tarde o que, directamente, no llegará.

Pero sigamos con ese estudio que nos pone frente al espejo de cómo nos contamos a nosotras. Si salimos en las noticias, en los medios de comunicación, es la mayoría de las veces en noticias o sucesos de violencia doméstica. Es lo que dice el estudio. Genera una doble victimización de la cobertura machista. Se nombra casi 3 veces más a la mujer que al hombre cuando hablamos de casos de violencia machista o de acoso.

Y es dramático si ponemos el foco en las noticias de deportes. No aparecemos, somos prácticamente invisibles. Apenas en un 5%. En unos días hablaremos mucho de la mujer, de lo que hemos conseguido, de lo que nos falta por conseguir. Habrá mil datos, cifras, testimonios. Pero ninguno como el que cada mujer vive en su casa, en su trabajo, en su día a día. Todas sabemos lo que nos cuesta y nos ha costado llegar hasta aquí. Lo que hemos avanzado si miramos hacia atrás, las zancadillas que nos han puesto, no sólo ellos, miro y pienso también en muchas mujeres que durante muchos años jugaron a hacer el camino fácil y a torpedear a quienes no querían jugar a ese juego. Pero aquí estamos. Luchando por romper y hacer viejas noticias como ésta que hoy les traigo. Luchando por que nuestras hijas, las que están ahora soñando con que lo pueden lograr, lo tengan un poquito más fácil que lo tuvimos nosotras. 

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