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Dejen de mirarse el ombligo

Podemos enredarnos todo lo que queramos en los puntos, matices, letra pequeña y artículos adicionales de una ley que, cada vez más, parte del independentismo —una parte muy pequeña, aquella que rodea únicamente a Puigdemont— quiere que se incluya en la ley de amnistía. Una ley que a día de hoy está en el aire y que así va a seguir, me temo, unos cuantos días más. Y semanas. Porque lo de negociar con tiempo no entra dentro de los planes de este guion: le han cogido gusto a eso de mantener la tensión hasta el final, anunciar su voto casi cuando suena la campana, tener a todo el mundo y especialmente al equipo de Sánchez con la tensión en alto, pendientes de un gesto, de una palabra, de una llamada... Es parte de la estrategia política que han decidido jugar y con la que van a continuar.

Sí, podemos seguirles el juego y hablar cada día del minuto y resultado de cómo van esas negociaciones, de si han hablado, de si no, de si ha habido llamadas de teléfono, encuentros, secretos o no tanto, de si ha habido avances, de si alguna de las partes cede o todo sigue igual, de si se rompe la legislatura, de los colorín colorados que queramos… Podemos, pero les estamos haciendo un flaco favor. Porque mantener el foco es parte de la estrategia, distraernos con detalles, órdagos y matices. Mientras lo importante sigue esperando.

Cataluña lleva más de una semana con el plan de emergencia activado porque no tiene agua. Porque se ha secado. Sin lluvias, los embalses son extensiones áridas de tierra agrietada que han dejado a la vista las vergüenzas de una situación de la que nadie se ha ocupado. Lleva sin llover mucho tiempo, meses, muchos meses. Y nadie se ha puesto a diseñar un plan alternativo a la falta de agua caída del cielo. Decidir medidas mucho antes de ahorro de agua, por ejemplo. Estudiar la viabilidad de más desaladoras, dónde, cómo. Preocuparse por el despilfarro de agua en determinadas instalaciones, sectores…

No se ha estado en esto. El foco, ese famoso y enorme foco, estaba mucho más lejos. Y ahora, cuando la situación es realmente crítica, es cuando nos ponemos a ello.

Podemos seguirles el juego y hablar cada día de cómo van esas negociaciones, de si han hablado, de si ha habido llamadas de teléfono, encuentros, de los colorín colorados que queramos… Podemos, pero les estamos haciendo un flaco favor

Meter a todos en el mismo saco es siempre injusto, en esto también. Pero hay culpas que no se pueden repartir. Y las soluciones tampoco pueden ser unilaterales. Van a necesitar de la ayuda de todos, de los que tienen cerca y de los que tienen más lejos. En unos meses llegará el verano, y esa costa se llenará de turistas. Los hoteles necesitarán tener más presión en sus grifos y en sus duchas. Pero sin haber hecho una serie de mejoras antes, difícilmente se podrá llegar. Baleares puede enseñarles. Ellos llevan utilizando el agua de mar desde hace mucho. Y con eso han ido salvando la falta de lluvias. Porque esto afecta a todos.

El agua va a ser uno de los mayores bienes, el más codiciado, el más anhelado, el que empujará o hundirá economías. Y por nuestro clima, por nuestra situación, por el cambio hacia el que vamos, nuestro país va a tener muchos episodios de sequía, me temo. La emergencia de Cataluña en pleno mes de febrero no va a ser una anomalía. Y si no se trabaja desde ya en soluciones viables, lo vamos a pasar muy mal. Campos que no se van a poder mantener, cultivos que se van a tener que abandonar porque no van a ser posibles con episodios largos de falta de lluvia… La economía de muchas familias depende de esto. Y necesitan que, quienes tienen que tomar decisiones, se pongan ya a ello. No mañana. Hoy. Sin despistarse en otro tipo de quehaceres que sólo afectan a unos pocos, o a uno solo.

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