¡A la escucha!

El día de la marmota

Helena Resano nueva.

El día de la marmota. Aquí estamos otra vez. Con todas las alertas encendidas por el repunte "explosivo" de casos positivos, con la incidencia acumulada disparada, de hecho ya estamos en niveles de riesgo extremo y con las recomendaciones de los países vecinos a sus nacionales, como Francia, de que eviten viajar a España. 9 de julio y estamos en la situación que nunca imaginábamos que íbamos a estar. Confiábamos en que la vacunación nos iba a alejar de esta pesadilla y aunque es cierto que vamos a buen ritmo, creo que hemos pecado de optimismo. Con este virus, eso, ya lo sabemos, lo acabamos pagando caro. Por cierto, que lo del día de la marmota lo decía este martes la consejera de salud de Castilla y León y no le faltaba razón.

El sector turístico se ha echado a temblar. En plena campaña de verano ven cómo se han podido cargar la temporada por la juerga descontrolada de una parte de los jóvenes. Las ganas de pasárselo bien pueden haber echado por tierra una recuperación que esperaban como agua de mayo tras meses cerrados. El ocio nocturno ha vivido casi, casi un espejismo: en algunas comunidades ya han pedido cerrarlo, en otras limitar el horario y temen que lo de estos días, acabe de nuevo recortando sus previsiones. Muchos a duras penas han logrado llegar "vivos" hasta aquí y sin turistas ni campaña de verano, la supervivencia será, efectivamente, un espejismo.

Es verdad que los contagios son muchos sí, pero también es cierto que, de momento, las hospitalizaciones son pocas. Las peores cifras, la de ocupación de camas UCI y la de muertes, se han reducido de una forma drástica, pero aun así es urgente afrontar la vacunación de los más jóvenes para lograr salir de las listas negras de los países que nos mandan a cientos de turistas cada verano. La incidencia acumulada se ha disparado en muy pocos días: hace nada estábamos por debajo de 100 y ya superamos de largo los 250.

Sin vacunación, nada es posible. Lo advertía esta semana el FMI: avisaba que por mucho que en los países más desarrollados avancemos en la inmunización de gran parte de la población, si no hacemos lo mismo con los países con menos recursos, el esfuerzo será en vano. Denunciaba que estamos avanzando hacia una recuperación a dos velocidades y que eso será un error del que luego nos lamentaremos: sólo si logramos que las vacunas lleguen a todos, podremos evitar la muerte de medio millón de personas, ésos son al menos sus cálculos. Medio millón.

Es la advertencia del FMI mientras en Nueva York… ¡están tirando las vacunas! Literal. Allí la vacunación se ha estancado, por varios motivos: la guerra de los antivacunas, el miedo de los migrantes ilegales por no tener los papeles en regla y ser expulsados, la desconfianza e incluso el escepticismo, han provocado que muchos no se estén vacunando. Estados Unidos hizo acopio de dosis, compró millones de vacunas, viales que los laboratorios suministran periódicamente cada semana, cumplen religiosamente con esos contratos a los que llegaron y que, en el absurdo de este mundo en el que vivimos, está provocando que en farmacias de Nueva York las estén tirando porque nadie se las pone: las neveras están llenas y esas vacunas tienen una fecha de caducidad. Si no se usan, ya no sirven, hay que tirarlas. Sí, como lo oyen: cientos cada día. Mientras en unos países no hay en otros se tiran a la basura. Yo creo que esto no es una recuperación a dos velocidades, esto es directamente la abundancia y la escasez en su cara más cruel. Unos se pueden permitir comprar por encima de sus posibilidades y otros no tienen acceso.

El covid nos va a dejar un montón de lecciones. Una de ellas, va a ser ésta: ¿cómo seguimos viviendo en un mundo en el que los que pueden se permiten despilfarrar y los que no tienen de nada, luchan por sobrevivir?

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