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Esos pobres que Ossorio no ve

Nada como no querer ver lo que tienes delante. Es lo que le ha ocurrido al portavoz de la Comunidad de Madrid y consejero de Educación cuando le pidieron que valorara ese informe de Cáritas. "¿Pobres? ¿Qué pobres? No sé de qué me está hablando, yo no los veo…" Es más o menos lo que vino a decir. Cuestionaba la cifra que daba ese informe, decía que había que tener cuidado cuando leíamos cosas así. La osadía de la ignorancia. Ha sido muy comentado también cómo escenificó esa negativa, mirando hacia un lado, hacia otro y bajando después la mirada hacia el suelo, como si los pobres estuvieran por ahí, tirados, escondidos, en otro nivel diferente.

A Ossorio le han llovido las críticas por esas palabras y por cómo las dijo. La oposición ha pedido su cese pero, lejos de rectificar, desde la Comunidad de Madrid se han lanzado a acusar a otros de lo que pasa en Madrid. Un Madrid que llevan gobernando desde hace más de 25 años, pero los errores, como siempre, son de otros.

El problema de las palabras de Ossorio es el completo desconocimiento de la realidad de miles de familias. El informe de Cáritas cifra en millón y medio los madrileños que viven en riesgo de exclusión social. Personas que seguramente no se ajustan al estereotipo de pobre que tiene Ossorio en su mente. No son personas que viven en chabolas, en la calle, tirados y mal vestidos. No señor. Son madrileños con los que seguramente se cruzará más de una vez. Personas que tienen trabajo, sí, incluso dos, pero que ni aun así les llega para poder pagar el alquiler y la calefacción el mismo mes. Tienen que elegir, si siguen pagando la casa o si comen más ese mes. Personas que ajustan tanto el presupuesto que en su menú apenas hay productos frescos, la carne o el pescado se dejan para días especiales, como Navidad, y el resto del año se alimentan a base de hidratos de carbono. Personas que no pueden pagar la factura de la luz, y que sí, tienen casa, trabajo, una vida y que intentan vivir de la forma más digna a pesar de todo, de pandemias, de guerras y de políticas que no sirven para solucionar sus problemas. Personas que incluso ocultan su pobreza, para no caer en la estigmatización, ésa que desplegó Ossorio cuando negó la realidad de miles de personas.

Quienes están pisando cada día la calle, quienes atienden a esas personas, sí saben identificar a esos pobres que Ossorio no ve. Los despachos es lo que tienen: te alejan tanto de la realidad que luego eres incapaz de reconocerla

Ossorio es consejero de Educación también y alguien en redes le pedía que se pasara un día por una clase, por un aula de cualquier colegio público y vería a más de un niño que ha ido sin desayunar. Y no porque no le guste la leche o porque no le entre la comida a primera hora: no desayunan porque en casa no llega. A Ossorio también le invitaría a que se acercara un día a cualquiera de los comedores sociales que hay por Madrid. Para que vea el perfil de las personas que cada día se acercan a comer un plato caliente. La mayoría, muchos, jubilados, cuya pensión no llega para alimentarse. O pagan la casa o pagan la comida. Para demasiada gente es ésa su única comida del día, la que hacen en el comedor social.

Nos lo contaba María, jubilada: con su pensión sólo le llega para pagar el alquiler y para vestirse y medicinas. Pero también estaba Florentina, trabaja como limpiadora en un hospital. Tiene 4 hijos y con lo que gana sólo le llega para el alquiler y para vestir a sus hijos. ¿El resto? El resto lo cubre con lo que le dan en el comedor o en la parroquia. Son las colas del hambre, ésas de las que tanto hemos hablado. Y que han aumentado en este último año, lo dicen los informes de Cáritas y de Cruz Roja, un 50% sólo en Madrid, ese Madrid que gobierna el PP desde hace más de 25 años. Quienes están pisando cada día la calle, quienes atienden a esas personas, sí saben identificar a esos pobres que Ossorio no ve. Los despachos es lo que tienen: te alejan tanto de la realidad que luego eres incapaz de reconocerla. 

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