La carrera hacia la extrema derecha

Cautela con las encuestas. Las emociones políticas están en máximos y el “momento electoral” no se ha activado, así que calma. Y lo de siempre: más allá de los números, fijémonos en las tendencias. 

El castigo al PSOE por los casos de presunta corrupción que le rodean ha ido creciendo desde que se conoció el informe de la UCO el pasado 12 de junio. Probablemente la acertada primera aparición pública de Sánchez reconociendo la gravedad de los hechos el mismo día, la actitud humilde, su petición de perdón y el anuncio de algunas medidas pararon el primer golpe. Sin embargo, el detalle de los audios, el goteo de noticias referentes a supuestas irregularidades, corruptelas o corrupciones, el cambio de actitud del propio Sánchez unos días después cuando empezó a conjugar el “y tú más”,  y el último escándalo horas antes de la reunión del Comité Federal que llevó a dimitir a Francisco Salazar por acusaciones de comportamientos machistas, junto con una tardía reacción, se han dejado notar en el apoyo a los socialistas. Las encuestas publicadas se han hecho antes del pleno del pasado miércoles, así que no sabemos qué efecto pudo tener, aunque se puede intuir que más positivo que negativo para los socialistas.

Con todo, lo más llamativo de estos estudios salta por la derecha. En el peor momento del PSOE, el PP apenas sube unas décimas. La que se dispara es la ultraderecha, especialmente Vox, que roza en algunos estudios el 18% del voto. Vox le quita al PP en torno a un 13% de electores, frente al 3% aproximadamente que hacen el camino contrario.

El Partido Popular tiene varios problemas. Uno de ellos es que la corrupción despierta los sentimientos antisistema que hoy capitaliza la extrema derecha. Si alguien dice “Koldo, Ábalos o Cerdán”, otros contestan “Kitchen, Gürtel o Paco Camps”. La corrupción se vincula en buena medida al bipartidismo, y el PP no podrá zafarse de esta imagen. Mucho menos cuando en septiembre se vayan sucediendo los juicios de Kitchen y otros asuntos pendientes. 

En este contexto, con viento de cola para Vox, los populares han decidido incrementar la dureza en el fondo y en las formas. Se vio claramente en el asunto de la migración la semana pasada. El domingo el PP aprobaba una ponencia donde la inmigración aparece en el apartado de “seguridad” y en el que se afirma: “Eliminaremos la relación entre el empadronamiento y el acceso de los inmigrantes en situación irregular a las prestaciones económicas no contributivas, porque la irregularidad no puede generar derechos, y condicionaremos la residencia de larga duración a la contribución efectiva al sistema de Seguridad Social, al conocimiento del idioma y de la cultura españolas ”. Dos días después Rocío de Meer anunciaba su intención de expulsar a ocho millones de migrantes y sus hijos de España porque “tenemos derecho a sobrevivir como pueblo”.  Si el PP da un paso, Vox dará dos. ¿Hasta dónde llegará esta carrera hacia la ultraderecha? Es difícil de saber, pero, por lo pronto, este fin de semana se han desatado las ‘cazas al migrante’ en Torre Pacheco tras una brutal paliza cuyo agresor aún no se conoce. La locura se desató. Heridos, algunos de consideración, un detenido –que se sepa de momento– y el veneno del racismo instalado. En las elecciones municipales de 2023 Vox obtuvo el 18,76% de los votos.

En las formas, la dureza de los populares va a ir en aumento. Las intervenciones de Feijóo el pasado miércoles en el Congreso dan fe de ello, y el perfil de la nueva portavoz y el nuevo Secretario de Organización lo confirman

En las formas, como anuncian ya públicamente, la dureza de los populares va a ir en aumento. Las intervenciones de Feijóo el pasado miércoles en el Congreso dan fe de ello, y el perfil de la nueva portavoz y el nuevo Secretario de Organización lo confirman.

Aunque en sus declaraciones plantean querer conquistar a esos liberales desencantados o enfadados con el PSOE que suelen acabar dando la ventaja a un bloque u otro, su estrategia está claramente definida hacia la derecha. Una estrategia que, hasta el momento, no les está dando resultado. Según el CIS, Abascal y Feijóo empatan cuando se pregunta a quién prefieren los españoles como presidente del Gobierno.

El Congreso que los populares celebraron el fin de semana anterior ya está amortizado. Salieron de él con un (otro) pretendido camino al centro, que la realidad se ha encargado de desmentir en cuestión de días. Claman por una mayoría absoluta que les permita gobernar en solitario –como cualquier candidato–, pero extreman su discurso a la derecha tanto en asuntos clave como en el tono. Y no nos engañemos: si los números dan, la decisión de entrar o no en el gobierno será de Vox, no del PP. Podrían quedarse fuera y condicionar la agenda más aún de lo que ya lo hacen, o insistir en ocupar la vicepresidencia y unos cuantos ministerios. Llevamos ya una década de multipartidismo, como para no saber cuáles son las reglas del juego.

Mientras, conocedores de que el PSOE está siendo penalizado de manera especial por las mujeres, resucitan el asunto de los negocios del suegro del presidente, cuyos detalles conocen desde el año 2014, cuando Villarejo se lo confesó al entonces secretario de Estado de Seguridad, Francisco Martinez, en una conversación que luego se desveló con la publicación de los audios. Diez años después, y aunque la Audiencia Nacional en un auto ha afirmado que esos negocios eran “actividad privada lícita”, vuelve a salir el asunto a la luz. El PP quiere recoger el voto femenino que desde hace tiempo mira más a la izquierda que a la derecha. Tal vez consiga rascar algo en ese sentido, de momento; pero si Feijóo y los suyos pretenden, simultáneamente, conquistar parte del espacio de la extrema derecha radicalizando sus propuestas y entrando a competir con Vox en el campo de la xenofobia y otras banderas ultras, la presunta ganancia electoral será nula. La mayoría de las mujeres no está por esa labor.

La prisa y las ansias son malas consejeras.

Cautela con las encuestas. Las emociones políticas están en máximos y el “momento electoral” no se ha activado, así que calma. Y lo de siempre: más allá de los números, fijémonos en las tendencias. 

Más sobre este tema