A la carga

En memoria de José María Calleja

El periodista José María Calleja, en una imagen de archivo.

Me encontré a José María Calleja en el campus de Getafe de la Universidad Carlos III la primera semana de marzo. Ahora me resulta incomprensible que aquella fuera la última vez que nos íbamos a ver. Con aquel optimismo arrollador que le caracterizaba, él creía que el virus no iba a alterar demasiado las cosas. Pero lo que ETA no pudo en su día, lo ha hecho este maldito virus.

Calleja fue un pionero en la resistencia civil contra ETA. Actuó con enorme valentía y lucidez, cuando lo hacían muy pocos. Con el paso del tiempo, se unieron muchos a aquel carro, a veces de forma oportunista; él podía presumir de haber estado allí desde el primer momento, en los momentos más duros, cuando eran cuatro gatos. Se dejó de dobleces, sobrentendidos y eufemismos y comenzó a hablar claro sobre ETA, en la propia Euskadi, a pesar de que él no era vasco (nació en León), usando términos que al principio sonaron muy chocantes y que le granjearon el resentimiento y el odio del nacionalismo más excluyente y radical. Y fue también un pionero en la atención a las víctimas del terrorismo. Estuvo junto a ellas y acudió a innumerables funerales, cuando todavía se enterraba a las víctimas casi en el anonimato y apenas ocupaban una esquina en los periódicos. Aquellas experiencias le dejaron una huella profunda; de ahí su empeño en que se conociera mejor el daño causado por la organización terrorista. A pesar de las amenazas que recibió y de haber estado en el punto de mira de ETA, jamás se le pasó por la cabeza doblegarse o dedicarse a otros asuntos. Al revés, Calleja se crecía en aquel ambiente opresivo porque tenía unas convicciones y principios indestructibles.

El primer libro que se escribió sobre el terrorismo etarra desde el punto de vista de las víctimas fue suyo: Contra la barbarie. Un alegato a favor de las víctimas de ETA (1997), que contenía el primer listado publicado con la relación de víctimas de ETA. Le siguió La diáspora vasca (1999) y, dos años después, su trabajo más completo, fruto de su tesis doctoral, ¡Arriba Euskadi! La vida diaria en el País Vasco. En esos años, además de su trabajo periodístico y académico, Calleja fue un activista, con una participación muy destacada en las movilizaciones anti-ETA y en la plataforma cívica ¡Basta Ya!

A partir de 2003, con una ETA muy debilitada, Calleja supo darse cuenta de la necesidad de cambiar el discurso y la estrategia y, con el mismo arrojo con el que actuó siempre, no dudó en distanciarse de los postulados cada vez más politizados y conservadores de ¡Basta Ya! y las asociaciones de víctimas, apoyando sin fisuras el proceso de paz que puso en marcha el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. Aquello causó no poca incomprensión entre muchos de sus antiguos compañeros, que le volvieron la espalda o rompieron la relación con él.

Calleja era un periodista extraordinario y no quiso encasillarse en el registro de “especialista anti-ETA”. Muchos recordarán, por ejemplo, el debate fantástico que organizaba a diario en CNN+. Asimismo, escribió sobre otros muchos temas, incluyendo la inmigración, la violencia de género y la memoria histórica. Y se involucró en la docencia universitaria, siendo un profesor muy querido por los estudiantes.

Si me atrevo a escribir esta nota en su memoria es porque tuve buena amistad con él e incluso escribimos un libro juntos. Nos presentó, como en tantas otras ocasiones me ha ocurrido a lo largo de mi vida, Jimena García-Pardo, gran amiga y admiradora suya, lo que me permitió descubrir a la persona detrás del periodista/activista y disfrutar así de su bonhomía y su extraordinario sentido del humor. Era difícil no doblarse de risa con sus bromas, sobre todo cuando imitaba a personajes famosos ridículos, pero también cuando describía con sarcasmo los comportamientos que veía en la Universidad. Somos muchos quienes le echaremos de menos. Y somos muchos más quienes tenemos una deuda de gratitud por su coraje cívico y su trabajo de dignificación de las víctimas del terrorismo.

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