Tres eran tres las derechas, tres eran tres y ninguna era buena

Si hay algo que hoy en día necesitemos como el aire son buenas noticias; si hay alguien que no las va a dar en España es la actual oposición, así que habrá que buscar fuera lo que no se encuentra aquí, como en los tiempos de la dictadura se sintonizaba en las trastiendas y los cuartos de estar a oscuras la Pirenaica o se buscaba en el dial alguna emisora francesa. Merece la pena hacerlo, porque lo que viene de Europa, por suerte, es mucho más alentador que lo que reparten en octavillas nuestra derecha, su ultraderecha y lo que queda del de en medio de los Chichos, que es el último jirón de Ciudadanos, tres eran tres las hijas de Elena, tres eran tres y ninguna era buena, como dice el refrán “peyorativamente de aquellas personas que intervienen sin brillantez en un mismo oficio u ocupación.”

Los agoreros por interés, cuanto peor, mejor, que España caiga, que ya la levantaremos nosotros, repiten que estamos en quiebra, a punto de la bancarrota; el mundo les contesta que nuestro país es la cuarta economía con mejor desempeño económico de la OCDE en 2022. El Gobierno topa el precio del gas e interviene el de la electricidad, Feijóo y los suyos hablan de despropósito y la Unión Europea lo ensalza e imita la medida. Cómo no, si miras el precio del primero, un día cualquiera, y ves que para nosotros es de 15,2 €/MWh, para Alemania de 106 €/MWh, para Francia de 108 €/MWh y para Italia de 166 €/MWh. Eso sí, no hay peor ciego que el que no sabe sumar.

Y ni siquiera hay que ir tan lejos: la organización Equipo Económico vaticina, tras analizar la situación actual y hacer sus previsiones de futuro, un crecimiento para España del 2,1% para 2023 y, con él, la recuperación de los niveles previos a la pandemia. Es decir, lo que anunció la ministra Nadia Calviño en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado. Cierta prensa, claro, se le ha lanzado al cuello: lo que funciona hay que estropearlo, a quien acierta conviene echarle los perros. Equipo Económico valora positivamente, también, los buenos datos de empleo registrados desde comienzos de año y la reactivación del sector turístico, y pronostica que la ocupación crezca el 3,9% en 2022, el 2,7% en 2023 y el 2,3% en 2024, con lo que la tasa de paro se situará, respectivamente, en el 13%, 12,8% y 12,5% en esos tres años. Equipo Económico fue el bufete fundado por el ministro de Hacienda de Aznar y de Rajoy, Cristóbal Montoro, investigado en su momento por Anticorrupción y que tras la llegada del político y las sospechas en su contra por un contrato adjudicado a dedo, tuvo una ostentosa caída de la facturación declarada, de un 94,4% menos, y traspasó sus servicios a otra empresa. Ya saben, la ingeniería financiera, y eso. El caso, justo es decirlo, fue archivado por la jueza que lo llevaba.

Imagínense, si después de la corrupción y los abusos de toda clase aún somos lo que somos, qué podríamos ser sin tanto robo, tanto saqueo de dinero público y reparto de billetes a la familia.

Los números son difíciles de manipular, pero las palabras les hacen el trabajo sucio y mentir es gratis. En la Comunidad de Madrid, la presidenta Isabel Díaz Ayuso volverá a privatizar la donación de sangre, algo que ya ha llegado a los tribunales, y a quitar la ayuda para el transporte público, que el 1 de enero volverá a costar el doble. El Gobierno central, mientras tanto, mantendrá las gratuidad de las Cercanías de RENFE. ¿Quién ayuda a las y los ciudadanos, los que les alientan a tomar cañas durante los momentos duros del coronavirus o quienes le paran los pies a los mercados y a las compañías que se lucran del sufrimiento ajeno con sus beneficios caídos del cielo, es decir, con su atraco a las tres de cada día? Sobre lo primero, igual es que a más contagios, mejor negocio que hacían algunos, por ejemplo, quienes intermediaban, a cambio de comisiones descomunales, en la compra de mascarillas y oros materiales sanitarios. Acerca de lo segundo, las ganancias extraordinarias de los grandes hipermercados explican que España sea donde más parecen haber encarecido los alimentos las consecuencias de la invasión de Ucrania, algo raro, raro. Imagínense, si después de la corrupción y los abusos de toda clase aún somos lo que somos, qué podríamos ser sin tanto robo, tanto saqueo de dinero público y reparto de billetes a la familia.

Eso sí, siempre les quedarán como clavos ardiendo la sedición, la ETA y el rey, cuyo discurso sobre la “erosión de las instituciones” en el que no le dedicó una palabra al bloqueo con aromas de secuestro de la Justicia, por parte del Partido Popular, retrató de qué monarquía estamos hablando y cuál es su sesgo: si a los independentistas de 2017 los puso “al margen del Derecho y la democracia”; hoy de los amotinados del CGPJ y el TC y sus compañeros de la calle de Génova, no dice ni pío y pide “responsabilidad” a “todos”. La equidistancia, y eso. ¿Y quién corrió a batir palmas y a sacarle brillo a la corona? Bingo, otra vez Ayuso, según la cual, la alocución navideña del monarca “nos llama a creer en nosotros mismos, a la convivencia, a la concordia y a cuidar las instituciones.” Dos cosillas: la primera que eso es justo lo que no está haciendo su partido, que es quien ha metido el palo en la rueda, con mil y una disculpas que son las de siempre, y tiene al poder legislativo como a Walt Disney, congelado, sólo que en este caso de verdad. La segunda, que dando volteretas de alegría por las palabras del monarca está halagando a La Moncloa, que tiene que ver, revisar y autorizar lo que diga el jefe del Estado. Igual no había caído.

Que las buenas noticias se confirmen. Que no lleven razón los pesimistas por interés. Que tengamos todas y todos un maravilloso 2023.

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