Muros sin Fronteras
Trump y las Kardashian
Lo fácil es disparar contra Donald Trump, decir: está loco; incluso insultarle un poco: “idiota, imbécil”, o desearle todos los males posibles (no mortales) para que no sea presidente de EEUU. Calificarle de demente nos protege, es una manera de decir: no somos así; nosotros estamos cuerdos. Quizá sea hora de releer a Hannah Arendt y a su discípula Slavenka Drakulic (No matarían una mosca). Ambas exploran la banalidad del mal, cómo no nos es tan ajeno como pensamos y deseamos. No es un problema de cultura o educación, sino de oportunidad e impunidad.
Es un error en el que caemos muchos periodistas; el problema mayor no es Trump, él es solo un síntoma de la estupidez generalizada, como señalaba Max Boot en un artículo de opinión en The New York Times.
El problema es el partido que lo aupó y los millones de hooligans que lo siguen hipnotizados. Es un esquema viejo, que regresa de otras épocas no tan lejanas ni tan superadas: la fascinación por la simplicidad extrema. Es la misma que ha secuestrado el debate intelectual sustituyéndolo por las hermanas Kardashian, o peor: por los extremistas como Rush Limbaugh.
De todos los charcos en los que se ha metido Trump en estos meses, y han sido unos cuantos, el charco del capitán Humayun Khan es el más grave por dos motivos: es el primero como candidato oficial del Partido Republicano y porque ha faltado el respeto a la madre de un héroe de EEUU.
Khan, de religión musulmana, murió en Irak hace 12 años cuando trataba de repeler un atentado suicida. Le otorgaron el Corazón Púrpura y la Estrella de Bronce, dos de las principales condecoraciones que puede recibir un militar estadounidense. Está enterrado en Arlington, donde reposan los héroes. El objetivo del equipo de Trump no es pedir disculpas, sino esparcir más mierda sobre el muerto, al que llaman paquistaní-norteamericano. Para ello cuentan con los inmorales habituales, como el foxman Bill O'Reilly.
Los demócratas han olido sangre y se han lazado a la yugular del rival. Además de que puedan estar honestamente escandalizados, es su oportunidad política para dañar a Trump. Hasta el asunto Khan, las encuestas mostraban igualdad; ahora, pasada la convención demócrata, Hillary regresa a una ventaja de cuatro puntos. Pero todo esto es gaseoso, va y viene, como una moda. Nadie está seguro de lo que pasará el 8 de noviembre.
Es el momento de mostrar al gran público, el que vota, el que no sale en Twitter y en las demás redes sociales, el que está hartísimo de la clase política dominante, quién es Trump. Es una buena estrategia que debería extenderse en averiguar quiénes son los apoyos de Trump y por qué ha calado el rechazo a Hillary, a quien Trump presenta como el demonio. Hay un dato que no beneficia a los demócratas: los candidatos a la Casa Blanca no despiertan pasiones, solo les hubieran seleccionado el 9%.
El que ha ido más lejos, de momento, ha sido el presidente Barack Obama, que ha realizado un llamamiento al Partido Republicano para que cambie de candidato porque este no está preparado para dirigir la nación. No es factible que eso ocurra, pero el dardo está lleno de intención: son muchos republicanos que consideran que Trump es un desastre que puede llevar al partido a una derrota histórica. Además de la presidencia de EEUU se renueva la totalidad de la Cámara de Representantes y un tercio del Senado.
Otro rifirrafe, más reciente aún, le enfrenta con el speaker de la Cámara, Paul Ryan, también republicano, a quien no garantiza su continuidad en el cargo. Y está lo del bebé: “saquen ese niño de aquí”.
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Algunos de los republicanos de siempre, los del partido clásico, conservador pero sin histrionismos fascistoides, han salido a dar la cara. Es el caso del senador John McCain, que ya sufrió comentarios ofensivos, como cuando Trump dijo poco menos que si lo había capturado el Vietcong, es que no era muy bueno como soldado.
En el vídeo una mujer que se presenta como la madre de un soldado pregunta al candidato republicano a vicepresidente, Mike Pence, cómo puede afirmar que Trump ha hablado con falta de respeto de un soldado y seguir como candidato a la vicepresidencia. Los abucheos apenas la permiten expresarse. La elección de Tim Kaine como candidato demócrata a la vicepresidencia tiene mucho que ver con todo esto; Hillary trata de atraer a los que no soportan a Trump, al centro republicano.
Sean Hannity, estrella de Fox News, un canal de noticias que en Europa estaría cerca del Frente Nacional de Marine Le Pen, ha salido en defensa de Trump y “en contra de la agenda política de la familia Khan”. Sobre este personaje televisivo, propagador del odio y racismo contra Obama, me quedo con esta reaparición estelar de Jon Stewart en el Show de Stephen Colbert, otro de los grandes de la televisión estadounidense. Parece que solo desde el envoltorio del humor se puede hacer información seria.