¿Por qué el PP se abstiene en la moción de censura?

Durante los últimos años hemos hecho un curso acelerado en mociones de censura, algunas más útiles que otras. La del PSOE en 2018 sacó a Mariano Rajoy del Gobierno de España y puso a Pedro Sánchez en su lugar. La de Vox en 2020 no sacó a nadie del Gobierno y lo único que puso fue la vergüenza de quienes la presentaron, ya que fue la moción menos votada de la historia de la democracia española. Finalmente, la de 2023, también de Vox, se ha convertido en la más hilarante (y esperpéntica) de nuestra historia. La primera sirvió de algo, la segunda fue una farsa y la tercera volvió como tragedia. Hagamos memoria.

Pablo Casado, el mismo de la foto de Colón, se levantó el 22 de octubre de 2020 con un ánimo peculiarmente moderado para su biografía política y dedicó su discurso a diferenciarse de Vox. El ya defenestrado presidente del Partido Popular en su discurso defendió que "no queremos ser como ustedes" y que "Sánchez es el peor presidente de los últimos cuarenta años. Cuarenta sí, cuarenta", para recordarles que no podían decir el disparate de que el gobierno de Franco era mejor que el de Sánchez. Y como colofón, votó en contra de la moción de censura, convirtiéndola en la moción de censura con más votos en contra de la democracia: 298 votos en contra y tan solo 52 a favor.

Alberto Núñez Feijóo, el supuesto líder moderado, se levantó el 21 de marzo con unas particulares ganas de hacerse el sueco. Tanto es así que dedicó su mañana a visitar la embajada de Suecia para no tener que personarse en el Congreso de los Diputados (como senador puede hacerlo durante una moción de censura) para dar apoyo al partido que lidera. Mientras tanto, el discurso de Cuca Gamarra, la portavoz del PP que traicionó a Casado y se fue con el caballo ganador en apenas 12 horas, defendió que el sentido del voto sería la abstención sin acercarse, ni siquiera de lejos, al discurso del PP de oposición a Vox que escuchamos en 2020.

¿Qué pasó entre 2020 y 2023? Que la dura realidad se acabó imponiendo y el PP entendió que necesitaría a Vox para gobernar

¿Qué ha variado en estos años? Para empezar, un relevante cambio de liderazgo. A Pablo Casado le cortaron la cabeza después de que denunciara públicamente en una entrevista en la COPE que la presidenta de la Comunidad de Madrid había pagado casi 300.000 euros en comisiones a su propio hermano por una compra de mascarillas en lo peor de la pandemia. De aquella guerra civil interna del PP surgió Feijóo como salvador. Y lo primero que ocurrió tras la entronización del gallego fue que Vox entró en el Gobierno de Castilla y León. A partir de entonces, Feijóo tonteó con una impostada moderación que no se acababa de concretar en nada (más que en el fichaje de Borja Sémper) y soñó con la posibilidad de gobernar en solitario si ganaba las elecciones, aunque rápidamente todas las encuestas se encargaron de recordarle a diario que solo podría alcanzar una mayoría absoluta en el Estado si seguía el ejemplo de Castilla y León, es decir, si pactaba un gobierno con Vox.

¿Qué pasó entre 2020 y 2023? Que la dura realidad se acabó imponiendo y el PP entendió que necesitaría a Vox para gobernar. Al mismo tiempo que Feijóo tachaba la moción de censura de Ramón Tamames de "circo", llamaba a votar abstención en lugar de repetir el voto en contra que Pablo Casado dio en 2020. Y os preguntaréis, ¿quién se abstiene a la hora de votar sobre algo que considera un circo? Aquel que sabe que sin los payasos no podrá gobernar nunca.

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