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Últimas noticias sobre Juan de la Cierva (6/6): dos documentos reveladores

Uno de los aspectos que los historiadores académicos tocamos casi siempre cuando se nos acercan alumnos interesados en preparar una tesis doctoral es la recomendación de que echen algún vistazo a la literatura relacionada con el tema que tienen en mente. Lo harán o no lo harán, pero en general una tesis doctoral que se precie suele comenzar presentando una visión del estado de la cuestión sobre el tema abordado y luego señalar las nuevas aportaciones del doctorando. Esta práctica obedece al bien engrasado estribillo del no hay historia definitiva.

Por desgracia me veo obligado a confesar que servidor no pensó que el historiador que asesoró al Gobierno de la Región de Murcia pudiera proceder de otra manera. El que no reflexionara sobre la observación de Azaña a los pocos días de la Sanjurjada me hizo dudar de si no me habría equivocado. Pero luego, meditando en los días lluviosos del verano bruselense, me he dado cuenta de otro error. Lo confieso abiertamente y deploro no haber llamado antes la atención de los amables lectores sobre un despiste mío imperdonable.

La pregunta que me planteé fue si a los funcionarios que prepararon las decisiones del Gobierno de Murcia de echar un pulso al de España, contra la evidencia documental disponible, en materia del “bautizo” de su aeropuerto regional, se les ocurrió echar un vistazo a un libro muy conocido y ya citado en esta serie.

Se trata del primer libro del profesor Enrique Moradiellos y que en una nota a pie de página (la 207) se señala lo que ahora encabezo como:

Adenda III

Si bien en esta nueva serie de seis entregas me he limitado a relatar mi propia perspectiva, el informe del 26 de agosto de 1936, centro de la misma, ya lo mencionó Moradiellos en su libro. De las referencias que en ella da la mayor parte son inglesas, salvo una en la que se cita al almirante Cervera y otra a un servidor. Añade dicho autor que aun cuando De la Cierva no firmó su informe, la declaración jurada de Santiago Muguiro demuestra su autoría. AMAE-P265/17834.

Servidor se fía, en general, de historiadores competentes, pero reconozco que no había explorado tal pista, que cualquiera podría haber comprobado, ya hubiera sido un funcionario del Gobierno de Murcia o su asesor áulico en este tema.

No existe ningún misterio. Moradiellos vio, pero no les dio entonces mayor importancia, unas cuantas páginas que para él no eran significativas. Hoy lo son para mi demostración.

Así, por ejemplo, en el expediente de Muguiro figura una nota firmada por Antonio Magaz y Pers, embajador de España en Berlín, con fecha 23 de septiembre de 1939. Dice así:

CERTIFICO: que el Primer Secretario de Embajada Sr. Don Santiago Muguiro, acompañante del malogrado eminente Ingeniero Don Juan de la Cierva, llegó a Roma el día 23 de agosto de 1936, al mismo tiempo que llegaba también el que suscribe, nombrado Agente Oficioso cerca de la Santa Sede y del Gobierno de Italia por la llamada, entonces, Junta de Defensa Nacional. Terminada la comisión que llevaban a Roma los señores antes citados, el Sr. Muguiro me hizo el honor de colaborar conmigo unas cinco semanas.

La cosa, pues, está más clara que el agua para el tema que aquí nos interesa.

En el interín, Muguiro había ascendido un peldaño en el escalafón. Por otro lado, en el expediente tras el cual se le incorporó a la carrera diplomática franquista, figura otra carta, esta vez manuscrita, de quien fue embajador monárquico en París. Su nombre ya ha salido en esta serie. Quiñones de León escribió lo siguiente a Muguiro con fecha 19 de septiembre de 1939 desde San Sebastián:

Mi querido amigo: contesto a su grata del 15. Tengo mucho gusto en acreditar su admirable comportamiento desde el comienzo de nuestra gloriosa guerra. Me consta su colaboración con Olano y con Juan de la Cierva (q.e.p.d) y su eficacísimo viaje a Italia. Recuerdo los elogios y muestras de gratitud de este último con su patriótica y activa ayuda. Pérdida tan irreparable me ofrece ocasión de rendir a V. y la verdad justicia con satisfacción muy grande.

¿Dónde está la documentación que su antepasado tuvo que dejar en Londres?

Son escritos anexos a una declaración jurada como la que debían hacer los diplomáticos que desearan incorporarse definitivamente a la carrera del Nuevo Estado. También se conserva en el expediente. En ella Muguiro expuso que pasó a la situación de excedente voluntario desde el advenimiento de la República; se remitió a sus antecedentes derechistas y a los comienzos de su actuación en Londres como sigue: “Con el Sr La Cierva, en donde se constituyó la primitiva Junta del Gobierno Nacional, interviniendo en la adquisición de material y ayuda al Ejército. Después fue con el mismo fin a Varsovia y últimamente a Roma con el Marqués de Magaz y regresando a Londres en noviembre del mismo año…"

Los detalles de la carrera de Muguiro no nos interesan. Lo que nos interesa es señalar la coincidencia de tres partidarios de los sublevados en cuanto a la misión del ingeniero Juan de la Cierva.

¿Qué añadir, pues? Comprendo perfectamente que no he logrado desentrañar todos los detalles e, incluso, que puedo haberme equivocado en alguno. De aquí que plantee la pregunta del millón (y, en particular, a la familia del ingeniero De la Cierva): ¿Dónde está la documentación que su antepasado tuvo que dejar en Londres?, ya que no es previsible que dispusiera de ella antes de su muerte en accidente de aviación.

Servidor no lo sabe. La he buscado, pero no encontrado. Si la familia o el Gobierno de Murcia la tiene, ¿por qué no la exhiben?

Como conclusión subrayaré que todo historiador puede equivocarse. Cuando ha sido necesario en mi caso lo he reconocido. Precisamente en estos meses me estoy ocupando de un error que cometí en mis comienzos como junior. Me fié demasiado de un testimonio personal que permitía esclarecer algo muy debatido, pero que nadie había conseguido aclarar. Años después un amigo y colega me proporcionó un documento que no encajaba con dicho testimonio. Naturalmente, hice uso de la nueva información y me incliné más bien hacia ella. Dedico al tema todo un capítulo en un libro en el que estoy trabajando.

Lo que no es tolerable, en mi modesta opinión, es defender con argumentos especiosos, espurios, capciosos, e ignorar toda la documentación disponible o ya mencionada simplemente porque no coincide con tesis preconcebidas. A mí lo único que me interesa es que salga a relucir la verdad documentable.

Que queda mucho por saber es obvio. En mi visita al Archivo General Militar de Ávila el pasado mes de septiembre me encontré una carpeta cuyo contenido no buscaba, pero que podía interesar a un muy buen amigo y compañero, Francisco Espinosa. Al final de la misma, y sin que tuviera mucho que ver con el tema por el que servidor sí se interesa, figuraban algunos documentos. Por ejemplo, una petición de Juan de la Cierva al Cuartel General de Franco firmada con el seudónimo que empleaba (Boas). Pedía que diariamente, y en claro, se enviara a Duncan en Londres el parte de operaciones que se emitiera cada jornada. ¿Quién era Duncan? [Sugerencia a los investigadores al servicio del Gobierno de la Región de Murcia: busquen documentación firmada por Boas. A lo mejor tienen más suerte que servidor].

También figuraba una oferta de Juan March a Franco. Totalmente desconocida. Mola comunicó a este que, en el caso de que le conviniera enviar pesetas al extranjero para adquirir material de guerra, podía acudir a un tal Bernardo Alberti, representante en Tetuán del monopolio de tabacos. A través del Crédit Foncier de esta plaza, podrían remitirse a Londres. Añadió otras sugerencias en palabras en clave que no he logrado descifrar pero que involucraban a otra entidad francesa.

¿Qué puede significar esto? Lo primero es que hubo comunicaciones todavía ignoradas entre Mola, Franco, March y Juan de la Cierva. Lo segundo que parece que correspondieron a las primeras semanas de la sublevación, precisamente el período peor estudiado en la literatura y del que no se sabe todavía mucho de lo que hubo detrás. Ciertamente, nada bueno para la todavía endeble resistencia republicana. Por último, que los sublevados ya tenían anudados contactos con entidades financieras francesas (a los que la Junta de Londres podía añadir los que había creado con otras británicas). En definitiva, los contornos —aún borrosos— de lo que habría de convertirse en el cerco financiero a la República.

P. S. No quisiera terminar esta serie sin dejar constancia pública de mi gratitud a Jesús Espinosa, subdirector del AGA; a Lorena Cabello, archivera en el mismo y a la profesora María Pilar Sánchez Millas. También a los tres debo haber terminado, espero que en beauté, mi próximo libro y desde luego la presente serie.

Es una pena, un dolor, que el AGA y el CDMH, repositorios de la historia y la memoria de España (esa que tanto mencionan el PP y VOX, los publicistas de derechas e incluso los aficionados) sigan careciendo del personal, de los materiales y de las modernas técnicas de gestión sin las cuales difícilmente podremos estar en condiciones de considerarnos verdaderamente a la altura de otros países europeos occidentales. Confiemos en que algo más decisivo se haga en el futuro. La Ley de Memoria Democrática debería ser un paso hacia adelante.

Me consta, desde luego, que la administración directa de los Archivos Nacionales ha hecho todo cuanto está en sus manos para remediar esta situación, pero los resultados no están a la altura de las expectativas de muchos investigadores genuinos. Hoy por hoy, somos los únicos que podemos contener los fuegos de artificio que despliegan propagandistas y camelistas en temas de historia contemporánea. De todas maneras, que en los archivos militares puedan hacerse ya, sin limitaciones, autocopias de la documentación debería constituir un incentivo.

Por cierto: la documentación de Santiago Muguiro tiene la moderna referencia AGA: 10 (Exteriores): 12/03283, R-17834.

Fin de la serie.

Aquí se puede leer el capítulo anterior de esta serie de artículos sobre Juan de la Cierva.

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Ángel Viñas es coautor con Francisco Espinosa y Guillermo Portilla de 'Castigar a los rojos' y publicará en enero 'Oro, guerra, diplomacia. La República española en el tiempo de Stalin' (también en CRITICA).

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