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Los jinetes del Antropoceno

La sede de Naciones Unidas en Nueva York.

Albino Prada

Naciones Unidas, en su 30ª edición del Informe de Desarrollo Humano, ha querido singularizar su ya prolongado esfuerzo de análisis en favor del desarrollo social rotulándolo como “El desarrollo humano y el Antropoceno”. No sin debate de fondo, el concepto de Antropoceno busca poner en primer plano una época histórica en la que nuestro planeta está sometido a presiones de origen humano nunca antes conocidas.

El valor añadido del informe de 2020 (en sus páginas 241 y ss.) se centra en cuantificar lo que se denomina presión o impacto planetario de cada país. Con un indicador que mide la contribución de cada país a ese catastrófico Antropoceno en el que podríamos muy pronto sufrir situaciones ambientales incompatibles con cualquier forma de vida digna sobre la Tierra.

La presión planetaria de cada país se evalúa con dos vectores relevantes. Por un lado las emisiones de dióxido de carbono, causantes del colapso climático, por habitante. Emisiones que son consecuencia de las actividades económicas y sociales (uso de carbón, petróleo y gas para combustión y procesos industriales, quema de gas y fabricación de cemento). Y, por otro, la huella en el agotamiento de recursos naturales no renovables por habitante y en cada país. Huella material de la extracción de material global por la demanda final interna de un país (teniendo en cuenta importaciones y exportaciones). La suma de la huella material de la biomasa, combustibles fósiles, minerales metálicos y minerales no metálicos.

Digamos que la presión planetaria resume un indicador de impacto global (CO2) sobre el medio ambiente y otro de ritmo de agotamiento de recursos limitados. Por ambas vías un país será más o menos responsable de las incertidumbres, sociales y ambientales, asociadas al concepto de Antropoceno.

Resumimos en un gráfico los resultados de dicha presión planetaria (por habitante y país, que oscila entre 0 y 0,5) en el año 2019 según el nivel de riqueza de cada país evaluado por su nivel de ingresos medios por habitante que también se ofrece en este informe. En el gráfico identificamos para algunos países característicos o muy importantes (China, India, Estados Unidos) el punto que los representa.

Nivel de ingresos y presión planetaria por habitante (2019). Fuente: elaboración propia con datos de Naciones Unidas (2020)

Sin duda Luxemburgo, Qatar, Kuwait, Emiratos Árabes, Austria y Estados Unidos son los jinetes del apocalipsis de este Antropoceno. Porque su nivel de presión planetaria por habitante está muy por encima de la media mundial (que es 0.073) y ello, no por casualidad, está asociado a gozar de un nivel de ingresos también muy por encima de la media mundial (que son 16.700 dólares). Estados Unidos multiplica casi por cuatro el nivel de ingresos medio mundial y multiplica por tres la presión planetaria per cápita.

Estamos ante una relación –entre nivel de ingresos para consumir y presión planetaria– que no se ajusta a lo que se conoce como curva de Kuznets ambiental. Porque la presión planetaria media de cada país no se observa que disminuya en absoluto después de alcanzar algún nivel de ingresos. La línea de tendencia es clara al respecto.

Dada su importancia demográfica, es una buena noticia comprobar que India aún podría incrementar su presión planetaria hasta la media mundial, pero no lo es tanto comprobar que China ya está por encima de dicha media. Un 63% por encima en presión planetaria mientras que en ingresos se sitúa justo ligeramente por debajo de la media mundial.

China genera ya una presión planetaria por habitante semejante a la de España mientras que sus ingresos son aún del 40% de la media española. Toda una luz de alarma, pues, dado el tamaño de su población, de continuar en esa senda su punto de llegada para cuando alcance el nivel medio de ingresos de España podría ser el de Estados Unidos. Habría nacido un nuevo jinete del apocalipsis de tamaño descomunal.

Para evitar esos Jinetes del Apocalipsis (actuales y potenciales) que llamamos Antropoceno todos los países por encima del valor 0,100 de presión planetaria debieran tomar medidas muy serias. Esto incluye ya a China y a España, pero sin duda mucho más a todos los jinetes del apocalipsis que duplican sobradamente ese listón.

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Para conseguirlo tenemos que poner fin al despilfarro de esas naciones priorizando conceptos como energías renovables, evitar la obsolescencia y la megatécnica, incentivar el reciclaje y los entornos de proximidad, moderar el consumismo y la publicidad o crecer menos y con más inclusividad. En suma, transitar por caminos muy poco frecuentados por las grandes empresas y grupos de inversión que llevan las riendas de este Antropoceno.

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Albino Prada es ensayista, investigador de ECOBAS y miembro del Consejo Científico de Attac España

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