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Politizar la sanidad

Gonzalo Velasco Monasterio (@velascogon1)

Sin yo ser muy ducho en el arte de la rima,

¿Debe haber sanidad pública? 

Responder a esta pregunta es política.

¿La sanidad privada es más eficiente que la pública? 

Contestar a esto es política.

¿Funciona bien la sanidad pública? 

Esto es meterse en política.

¿La sanidad de la Comunidad de Madrid debe ser gestionada por la Comunidad de Madrid? Política.

¿El estado de la sanidad pública es uno de mis problemas como ciudadano/a? 

También política.

Repite conmigo.

Numerosos actores políticos (medios de comunicación, creadores de opinión, expertos, asociaciones y, sobre todo, políticos) de casi todas las opciones ideológicas decidieron pronunciarse sobre la manifestación por la sanidad pública del pasado domingo 13 de noviembre en Madrid. 

Uno de los argumentos que se lanzaban, tanto desde la izquierda como desde la derecha, era que se había cometido el pecado original de politizar la sanidad. Unos dijeron que eso no haría otra cosa que beneficiar a unos intereses partidistas determinados, los del PSOE y su gobierno Frankenstein social-comunista. Otros argumentaban que eso destruiría los consensos sagrados en torno a la joya de la corona del Estado del bienestar, la sanidad pública. Desde luego, todos ellos estaban también haciendo un ejercicio eminentemente político al sostener estas posiciones. 

Elegir entre un modelo u otro de sanidad es una decisión política. Simplemente no es posible programar un algoritmo que decida cuál es el grado óptimo de universalidad o privatización de la sanidad. Tampoco podemos contratar a un tecnócrata ni a un experto economista ortodoxo para ello, ya que su respuesta sería siempre una opción política y nunca una verdad absoluta. Estas opciones tampoco serían deseables, en este debate no existe una opción técnica objetivamente mejor o peor que otra. 

Así que sí, decir que hay que abrir las urgencias domiciliarias en la Comunidad de Madrid es una opción política. Y afirmar lo contrario, que no hay ningún problema con las urgencias de Madrid, también es política.

El colmo de lo político es sostener que algo no debe politizarse ya que de esa manera se renuncia a la transversalidad

El colmo de lo político es sostener que algo no debe politizarse ya que de esa manera se renuncia a la transversalidad. Es decir, que hablar de sanidad pública y tener una posición sobre ese asunto es renunciar a que una mayoría de ciudadanos de distintas ideologías esté de acuerdo. De hecho, es precisamente lo opuesto.  Si no se habla de la calidad de la sanidad pública ganan las opciones privatizadoras. Las que entienden que la sanidad está mejor en manos de las aseguradoras y que es menos eficiente o deseable que sea un derecho universal y un motor de redistribución. 

Si se habla del estado de la sanidad pública, se habla menos de otros asuntos en el debate público. La teoría de la ventana de Overton nos dice que solo caben un número limitado de temas en el debate público, y que en esos temas hay muy pocas opciones que son ampliamente aceptadas por la sociedad. O se habla de okupas, o de banderas, o de inmigración, o de sanidad, o de fútbol.  Cada uno de esos temas tiene su dueño político, aquél que se beneficia si se habla de su asunto y no del que domina su adversario. Es sencillo saber quién se beneficia de que en las tertulias se hable de okupas y no de sanidad, y viceversa.

En otras palabras, en cada uno de esos temas lo transversal (por no utilizar términos gramscianos) no es lo mismo. Ni siquiera son los mismos quienes se sitúan en la transversalidad, en lo que es considerado de sentido común o aceptable en cada tema. Y ese sentido común se crea, no existe por sí mismo y, evidentemente, también es una opción política. 

En definitiva, cuando no se habla de un asunto gana el estatus-quo. En ese estatus-quo siempre hay vencedores y perdedores. Por ejemplo, si en un régimen autoritario no se habla de la falta de la democracia, gana el régimen. Ganan aquellos que se benefician de que las cosas sigan igual.  Volviendo al caso de la sanidad pública, si hay una dinámica privatizadora de la sanidad, y no se habla de la sanidad, esa corriente no se contesta, ni se percibe por la ciudadanía ni, por supuesto, se frena.

Que cada cual elija bien sus luchas y aquello que quiere y no quiere politizar.

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Gonzalo Velasco Monasterio es analista de la Fundación Alternativas.

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