Los barones del PSOE acuerdan que se pida la revisión del cupo vasco

Se agota el tiempo para la reunión del Consejo Territorial del PSOE –será el 6 de julio, en Granada– y la sensación generalizada es que el acuerdo entre los barones y la dirección federal prosperará y también que el PSC, la pieza del rompecabezas más complicada de encajar, mantendrá su cordón umbilical con el partido hermano. Lo que ha conseguido Alfredo Pérez Rubalcaba, por lo pronto, es el apoyo de los secretarios generales a las negociaciones, a que se consiga un nuevo pacto y se busque al PSC el mejor acomodo. Sólo el extremeño Guillermo Fernández Vara y el riojano César Luena ponen alguna reserva más y piden a los catalanes que "entiendan" a las demás federaciones. Y sobre el cupo vasco, también hay acuerdo en que hace falta revisarlo, sin suprimir ni tocar el concierto económico de Euskadi ni el convenio navarro.

Son dos de las conclusiones de dos almuerzos de trabajo consecutivos en la sede federal, en la madrileña calle de Ferraz. Dos reuniones marcadas por la búsqueda de la salida al atolladero del PSC, la financiación autonómica, la reforma del Senado, la clarificación de competencias o la descentralización de la Justicia.

El lunes pasado, Rubalcaba, su número dos, Elena Valenciano, y el responsable de los trabajos de la Conferencia Política y del documento acerca del nuevo modelo federal de Estado que quiere el PSOE, Ramón Jáuregui, comieron con los seis barones que tienen silla en la ejecutiva federal (Andalucía, Asturias, País Vasco, Castilla-La Mancha, Baleares y Galicia). Este lunes, tocaba el turno al resto: a los jefes socialistas de Madrid (Tomás Gómez), Extremadura (Guillermo Fernández Vara), Comunitat Valenciana (Ximo Puig), Aragón (Javier Lambán), Murcia (Rafael González Tovar), La Rioja (César Luena), Navarra (Roberto Jiménez), Canarias (José Miguel Pérez) y Melilla (Gregorio Esteban). Faltaron, por razones de agenda, los líderes de Cantabria (Rosa Eva Díaz Tezanos) y Ceuta (José Antonio Carracao). Y acudieron Óscar López, secretario de Organización; el asturiano Javier Fernández, coordinador del Consejo, y Mario Jiménez, vicesecretario general del PSOE andaluz, en el lugar de Griñán. 

En el encuentro de este lunes no se encontraba Pere Navarro, el primer secretario del PSC, porque las negociaciones se están desplegando de forma bilateral y continuarán en los próximos días para "cerrar un acuerdo definitivo", según fuentes oficiales. Pero sí se habló de las relaciones entre las dos formaciones. Según varios asistentes consultados por infoLibre, la posición "mayoritaria" es la de hacer "todos los esfuerzos posibles para buscar el acuerdo" con los socialistas catalanes. O sea, mantener los puentes. Tesis que volvió a defender Rubalcaba. Fernández Vara expresó entonces que había que andar con cuidado, que "un esfuerzo excesivo para encajar al PSC podía acabar desencajando al PSOE".

Quejas de Roberto Jiménez con Pere Navarro

El número uno del PSOE extremeño ha defendido en las últimas semanas, abiertamente, la ruptura con el PSC y la constitución de una federación del PSOE en Cataluña, posición contestada por Ferraz. Hoy refrendó esa posición, basando su argumento en que el partido "sólo puede articular un discurso nacional si está en todos lados". Pero sus palabras, a juicio de varios comensales, no sonaron tan "agresivas" como en otras ocasiones, sino bastante más "conciliadoras" y de respaldo al diálogo que dirigen Rubalcaba, Griñán y Fernández con Navarro. Luena, por su parte, expresó la advertencia de que todos, el PSC y el resto, deben ser "rigurosos". "Si el PSOE es leal con el PSC, el PSC debe ser leal con el PSOE. Ellos tienen que entender a los demás y hay que pedir a Pere un esfuerzo mayor", señaló el barón riojano. Su intervención, para sus compañeros, no se vio como crítica. Luena es uno de los hombres de confianza de Rubalcaba y este, de hecho, le incorporó a la dirección del Grupo Socialista del Congreso para reforzarlo tras el desbarajuste del caso Ponferrada. Como Vara, salió satisfecho de la reunión, convencido de que la ejecutiva "hará lo mejor" y conseguirá salvar las tiranteces con Cataluña. 

Roberto Jiménez, por su parte, echó una ligera reprimenda a Navarro, aunque no lo tenía delante. Defendió el convenio navarro y el concierto económico vasco y pidió que no se hable "sin conocimiento de causa" y no se generen "problemas" a los demás territorios. Lo decía por la polvareda automática que provocaron las declaraciones de Navarro de hace dos semanas, cuando reivindicó la supresión de los regímenes forales vasco y navarro. Jiménez comentó incluso que se comprometía a hacer pedagogía, que no había "ningún interés en ser privilegiados". La aportación navarra, como el cupo vasco –la cantidad que ambas comunidades devuelven al Estado como pago por las competencias no transferidas– sí es "revisable", como se evalúa regularmente el sistema de financiación.

Y en ese punto también hubo consenso. La redacción definitiva se asemejará bastante a la propuesta inicial de Jáuregui, que era esta: "Las instituciones del concierto y el convenio del País Vasco y Navarra deben seguir manteniendo reconocimiento constitucional. Podría, no obstante, explorarse en el proceso de reforma constitucional la posibilidad de hacer frente a alguna de las más serias deficiencias que vienen mostrando en su aplicación práctica".

Principios de "igualdad y solidaridad" en financiación

Este asunto está ligado con la financiación autonómica. El texto del Consejo no contendrá un modelo preciso y detallado, pero sí los principios generales que debería contener la nueva Carta Magna que quiere el PSOE. Principios como "igualdad y solidaridad" interterritorial, sin privilegios. Algunos barones, como Tomás Gómez o Roberto Jiménez, reclamaron lealtad: que las comunidades no se quejen por la insuficiencia de recursos a la vez que "compiten a la baja" en los impuestos, para atraer inversiones. El secretario general del Partido Socialista de Madrid demandó solidaridad intraterritorial: que se igualen los niveles de riqueza no sólo entre autonomías, sino dentro también de una misma región. Se refería a las diferencias que puede haber, por ejemplo, entre Pozuelo, uno de los municipios de la Comunidad con mayor renta per cápita, y Vallecas, distrito de la capital más humilde. 

Senado. Hay acuerdo en hacer de él una "Cámara de representación territorial", que tenga distintas funciones –competencia en cuestiones territoriales– pero también distinta composición. Lo que no está muy claro es si sus miembros deben ser elegidos por los gobiernos o los parlamentos autonómicos o se ha de buscar una fórmula mixta. Sobre Justicia, tampoco hay un cierre completo. Hay consenso en que los procesos culminen en los Tribunales Superiores de Justicia, atribuyendo al Supremo una función "unificadora". En principio, se desecha la idea de crear Consejos de Justicia (órganos de gobierno de los jueces autonómicos, CGPJ a pequeña escala). 

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En el almuerzo se habló asimismo de los hechos diferenciales, que el documento federal sí reconoce. Gómez, por ejemplo, hizo referencia a que a Madrid se le debería reconocer su capitalidad. Y Vara citó el Fuero del Baylío que rige en algunas localidades de Extremadura, por el que se hacen comunes todos los bienes que los cónyuges aportan al matrimonio. 

El encuentro, en cualquier caso, fue "muy cordial" y "constructivo", según relataron varios asistentes a este diario –hasta "aburrido" y "de buen rollo", lo definió uno–, y se hizo una "diagnosis profunda" sobre los problemas del modelo territorial. "Las propuestas son profundas y responden a las necesidades de abordar el debate de la arquitectura del Estado con valentía, rigor y consenso. El problema no se arregla con reformitas, ni con reformas de la Administración [como quiere el PP], sino con una reforma de la Constitución. El partido está muy de acuerdo con esto, con articular una respuesta común, y no es sólo porque en Cataluña haya lío ahora", analizaba un dirigente de peso de la estructura federal. 

Con el resultado de las dos comidas y las conversaciones de esta semana con el PSC, la dirección federal compondrá un documento que remitirá a las federaciones a principios de la semana próxima, con el fin de que se vayan rematando los flecos telefónicamente y se llegue al Consejo en Granada con todo muy trillado. Para buscar el acomodo de todos los barones, se podará el texto de Jáuregui, restándole detalles. Fuentes oficiales subrayaron que la ejecutiva está "convencida" de que la cumbre del 6 de julio será "un éxito". 

Se agota el tiempo para la reunión del Consejo Territorial del PSOE –será el 6 de julio, en Granada– y la sensación generalizada es que el acuerdo entre los barones y la dirección federal prosperará y también que el PSC, la pieza del rompecabezas más complicada de encajar, mantendrá su cordón umbilical con el partido hermano. Lo que ha conseguido Alfredo Pérez Rubalcaba, por lo pronto, es el apoyo de los secretarios generales a las negociaciones, a que se consiga un nuevo pacto y se busque al PSC el mejor acomodo. Sólo el extremeño Guillermo Fernández Vara y el riojano César Luena ponen alguna reserva más y piden a los catalanes que "entiendan" a las demás federaciones. Y sobre el cupo vasco, también hay acuerdo en que hace falta revisarlo, sin suprimir ni tocar el concierto económico de Euskadi ni el convenio navarro.

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