Comunicación

Los nuevos adivinos: la incertidumbre impulsa la presencia de politólogos en los medios

Asisitentes a una conferencia levantan la mano para intervenir.

“Los medios tienen siempre tendencia a preguntar como si fuéramos los adivinos, los gurús de la bola de cristal”, reconoce Cristina Monge, politóloga, especialista en calidad democrática y columnista de infoLibre. “Lo que pasa”, añade, “es que los buenos politólogos, ante el vicio de pedir, tienen la virtud de no dar”.

El papel de los politólogos se convirtió en el tema monográfico del último número de la revista Política y Sociedad de la Universidad Complutense. En él, entre artículos dedicados a la carrera profesional y su presencia en la administración, Monge firma un análisis acerca de la demanda de los medios de comunicación respecto a los politólogos con el objetivo de, con un enfoque lo más académico posible, analizar el rol que estos profesionales juegan en los medios y la percepción que ellos mismos tienen acerca del impacto de su trabajo.

Para confeccionar ese análisis, Monge entrevistó en profundidad a 16 politólogos y politólogas, incluyendo tanto a aquellos que desempeñan su labor principal en la Universidad (12) como en el sector de la consultoría en el ámbito privado (4). Todos colaboradores habituales y no esporádicos de televisiones, radios o periódicos de ámbito nacional, de carácter generalista. Trece hombres y tres mujeres, de edades comprendidas entre los 33 y los 83 años. Una lista familiar para cualquier consumidor de información política.

Una recogida de datos a la que hay que sumar un cuestionario online enviado a trece directores de opinión de periódicos, responsables de radios o informativos, con un total de nueve respuestas de los principales medios de comunicación de cobertura nacional.

Y aunque la muestra no puede considerarse representativa, como reconoce su autora, “sí es lo suficientemente indicativa como para obtener unas primeras conclusiones que ayuden a entender la demanda de los medios de comunicación respecto de los especialistas en ciencia política, el rol que estos expertos juegan y cómo perciben su impacto”. 

El problema del futuro

Durante la pandemia, rememora Monge, eran frecuentes las preguntas en medios de comunicación sobre “¿Cómo vamos a salir de esta? ¿Es verdad que saldremos mejores?’ Que yo me cansaba de decir: ‘¡Yo qué sé!’. Bastante difícil es intentar interpretar ahora mismo los datos que tenemos como para saber lo que pasará en el futuro”.

“Nosotros podemos analizar tendencias, ver por dónde puede ir la sociedad en un momento determinado. Cogemos una encuesta y, probablemente, sabemos sacar más información que la que puede obtener un ciudadano que no tiene experiencia en esos temas. Pero de ahí a adivinar el futuro, no”. Hablar sin “una base analítica rigurosa” equivale a opinar sobre la vida con los “amigos tomando una caña en la barra del bar”.

Los medios, sin embargo, quieren respuestas y eso mete mucha presión a los especialistas en ciencia política. En primer lugar, la exigencia de anticipación: “Saca la bola de cristal y dime quién va a ganar las elecciones”. Y, a continuación, los tiempos. Se exigen respuestas rápidas que, en ocasiones, obligan a improvisar, cuando lo que se supone que debe hacer un politólogo es “aportar rigor científico, evidencia empírica o capacidad de análisis”.

Según datos de Proseps, un proyecto de investigación europeo que busca entender cómo los científicos políticos del continente se relacionan con la sociedad, el 60% de los politólogos europeos encuestados afirmaron en 2019 haber participado en debates públicos en los últimos tres años, si bien con enormes diferencias entre países. 

Austria, a la cabeza

El que presenta mayor presencia de politólogos en medios de comunicación es Austria, con un 84,6%, mientras que cierra la tabla Hungría, con apenas un 30%. España no está muy arriba en esa clasificación: se sitúa en un 53,2%, el tercer país por la parte inferior.

La mayoría de los que declararon en Europa haber participado en los debates públicos en los últimos tres años lo hicieron en periódicos o revistas (51%), frente a los que fueron llamados por las radios (43%) o la televisión o los medios online (apenas un tercio).

Los temas que habitualmente los politólogos abordan en los medios de comunicación vienen determinados por aspectos coyunturales, concluye el estudio de Monge, y se encuentran tradicionalmente limitados a una parte de lo que el profesional de la ciencia política trabaja, como son los estudios de opinión pública y aspectos relacionados con las estrategias electorales.

El punto de inflexión en países como España y Grecia tuvo lugar con la crisis financiera de 2008. Monge apunta que, en el caso español, la crisis económica, junto con la descomposición del sistema de partidos que le siguió y la crisis de confianza y de las instituciones, podrían estar en la base de una mayor demanda de análisis político en los medios de comunicación. Lo corroboran los profesionales a los que encuestó: “Igual que los economistas explicaban la prima de riesgo, cuando se cuestiona el sistema político español, son los politólogos los que lo explican”.

La crisis supone una importante repolitización de la población desde el 15M en adelante, “lo que obliga a los medios a una readecuación de su programación, prestando más atención a contenidos de carácter político”. 

La calidad del debate público

A partir de entonces, ¿qué valoran más los medios? Según sus máximos responsables de opinión, la capacidad de análisis, la aportación de evidencia y la capacidad didáctica. ¿Y qué piensan los politólogos del rol que juegan? La mayoría están convencidos de estar contribuyendo “a la mejora de la calidad del debate público”. Y algunos creen que, además, su presencia mediática influye “en los tomadores de decisiones políticas” y en la incorporación de temas a la agenda pública. 

Los profesionales que aceptaron contribuir al análisis reconocen “la existencia de una subjetividad inherente a toda persona” de la que no pueden desprenderse. “No somos robots”, dice uno de ellos. “No deberíamos ser previsibles. Hay que ser conscientes de que somos subjetivos, pero nunca partidistas”. Alguno hace hincapié en la honestidad: “No creo en la objetividad, sino en la honestidad. Tenemos que poder decir honestamente lo que pensamos intentando impedir que nuestras filias y fobias nos nublen el juicio”.

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Paradójicamente, y a pesar de la relevancia de su presencia en los medios, cada vez mayor, los politólogos sienten que tienen menos impacto que colegas de otras disciplinas como la economía, el derecho o la sociología. De lo que se deduce que “visibilidad no es sinónimo de impacto”. 

En sus conclusiones sobre el rol que los politólogos desempeñan en televisiones, radios y periódicos, Monge hace referencia a lo que llama “pluralismo militante” de los medios, su creciente polarización. Un fenómeno que, afirma, hace cada vez más difícil su papel. “Vaya por delante que yo nunca me he sentido ni recriminada, ni vetada, ni en ningún sitio se me ha indicado lo que debo decir o dejar de decir. Pero sí que es cierto que en un entorno tan militante como el que estamos hay una especie de autocensura”. 

La consecuencia es que algunas voces, sin dejar de decir lo que quieren decir, matizan “mucho los términos” en función de dónde están. “En función de si intuyen que su análisis va a coincidir con la línea editorial del medio o no”. “Según con quién hablas, te das cuenta de que vas andando de puntillas. Eso a mí, por ejemplo, me sale de forma inconsciente”, reconoce.

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