MEMORIAS DE SÁNCHEZ

El día que Sánchez le recomendó un 'community' a Puente y le preguntó a Jorge Javier por qué no le votó

Sánchez, Caballero y Vázquez, en el Círculo de Bellas Artes

De Manual de resistencia a Tierra firme. Es la nueva etapa de Pedro Sánchez. Ese nuevo puerto lo dibujó entre 18 columnas en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. El motivo: la presentación de su nuevo libro. Y hubo muchas confesiones, píldoras de humor, algún reproche, consejos para los presentes y lecciones aprendidas. Sin olvidar a los perros y las tertulias.

Fuera el frío grisáceo madrileño, con el Palacio de Cibeles y el Retiro al fondo. Pero la cuarta planta del Círculo de Bellas Artes tenía al presidente preparado para ir más allá de una comparecencia habitual. Quería explicarse, contar algunas cosas en primera persona. Aquello que parece muchas veces infranqueable en los muros de La Moncloa. A su lado los periodistas Jorge Javier Vázquez y Ángeles Caballero. Preparados, listos, acción.

"Están todos", miraba Vázquez a las primeras filas antes de empezar. Una lista de negritas interminable: Yolanda Díaz, Pilar Alegría, José Luis Escrivá, Fernando Grande-Marlaska, Diana Morant, Isabel Rodríguez, Óscar López, Jordi Hereu, Miquel Iceta, Elma Saiz, Patxi López, Juan Espadas, Juan Lobato, Ernest Urtasun... El poder progresista que comandará el país cuatro años más. ¡Y Óscar Puente!

"Dos cosas muy importantes que he hecho..."

El ministro de Transportes se ha convertido en uno de los rostros que más fuerte pasean por la villa y corte. Con la X por bandera. Y algún bloqueo. Hasta se llevó uno de los momentos más divertidos del mediodía post puente cuando le preguntaron al presidente si también haría lo mismo que su ministro. "Se lo he dicho muchas veces a Óscar. Dos cosas muy importantes que he hecho: hace más de veinte años dejar de fumar y hace más de diez dejar mis redes sociales en manos de mi community manager". El auditorio se viene abajo.

"Ese es mi estilo, Óscar tiene el suyo. Y lo hace muy bien. Es un gran ministro", remata el jefe del Ejecutivo, que deja otra confesión: llevaba mucho tiempo intentando convencer al exalcalde de Valladolid para que se mudara al Consejo de Ministros. Con mensaje político incluido a la derecha: a él lo llegan a llamar "dictador", psicópata y enfermo mental", por lo que bloquear a alguien en tu cuenta personal es "como la noche y el día".

El presidente aterrizaba, sin Falcon, a esa presentación de Tierra firme, de la editorial Península, apenas unas horas después de que el líder de Vox, Santiago Abascal, dejara en Argentina sus declaraciones: "Habrá un momento en el que el pueblo querrá colgar de los pies a Pedro Sánchez".

Fue uno de los momentos en los que se dejó ese tono distendido porque Sánchez subrayó que se trata de una manifestación de "extrema gravedad, no es un lapsus, lo dice para que estemos hablando de esto". "Este tipo de discursos son inéditos en nuestra democracia", agregó, acusando de "odio" a Vox. "Ese señor iba a ser vicepresidente del Gobierno de España", lanzó, para pedir al PP que reflexione sobre sus aliados.

Y es que Sánchez quiso contraponer esa "polarización asimétrica" con la realidad de una España que se ha ido uno días de vacaciones y de compras en el megapuente. Ese país que no ve reflejado en las tertulias, políticas, donde echa de menos más voces progresistas.

Un poco de 'Cuentos chinos'

Atentamente le escuchaban Caballero y Vázquez. El que fuera presentador de Sálvame desveló que, a pesar de los continuos rumores de amistad entre los dos y de ser personas muy cercanas, no se conocieron hasta la semana pasada en el Palacio de La Moncloa. Casi diez años después de la mítica llamada del entonces líder de la oposición al programa con motivo del Toro de la Vega. Caballero le ganaba, reconocía, se lo presentaron en la pasada copa navideña para periodistas.

Un poquito más de intrahistoria: Jorge Javier Vázquez quería que Sánchez fuera al primer programa de Cuentos chinos. Estuvo muy cerca, muy cerca. Hasta lo intentó convencer por whatsapp: "Hola, Pedro...". Pero luego se cruzó una reunión del G20 y el contagio del covid. "Nos dijo que no. Luego cogió el covid. El karma. ¿Te puedo decir algo?", ahondaba Vázquez, que hilaba: "Pensé: llega a decir que sí y coge el covid... Le hago venir con la cama y todo". Sánchez lo mira y responde: "¿Por eso no me votaste?"

"Llevas en el alma que fuera a Magariños", le dice el presentador, en alusión a que fue a la presentación de Yolanda Díaz como líder de Sumar en el pabellón deportivo meses antes de las elecciones del 23J. "He venido a hablar de mi libro", insistía entre risas Sánchez.

El presidente lamentó en todo momento que la derecha siempre ha tratado de deshumanizarlo y de presentarlo como alguien aferrado al poder y sin escrúpulos. Vio claro la noche durante la noche del 28M que tenía que adelantar las elecciones y en sus primeros actos de cara al 23J, como en Dos Hermanas, notaba que la gente pensaba "este chaval tiene más moral que el Alcoyano".

Y fue el fin de semana antes del 23 de julio cuando sintió realmente que iba bien la campaña y que se retenía el Gobierno.¿Y qué pasó en el debate de Feijóo? Morbo entre periodistas. El propio Sánchez salió con la idea de que no había cubierto sus objetivos, pero luego cree que sirvió para que se evideciaran las mentiras de Feijóo. Con otra confesión (hay muchas): esa noche le mandaron pocos mensajes los compañeros y eran de ánimo. Begoña Gómez le dio dos palmadas en la espalda.

Hasta un décimo por la espalda

Por cierto a esa espalda de Sánchez le han pasado hasta un décimo de lotería un reportero televisión tras la presentación en búsqueda de suerte. Está, además, una fase en la que se ríe mucho de los memes, como le reveló a Caballero, y le hace mucha gracia el de "Perro Sánchez". "Me pareció brillante el de más sabe el perro por perro que por Sánchez". Con otra píldora al aire para deleite de su audiencia: "No convoqué las elecciones sabiendo que el 21 era el día mundial del perro". Para más tarde comentar: "Mi historia es la del mito de Sísifo".

Sánchez se alió con la ironía a lo largo de toda la mañana, hasta para hablar de la amnistía. Cuando Jorge Javier Vázquez le dijo que le pegaba participar en Supervivientes... pues salía con que a lo mejor había que grabarla en El Salvador porque de allí es el mediador. El presidente va a pasar ahora, en relación a la amnistía, a la fase de explicar las virtudes tras desarrollar durante estas semanas las necesidad. Con la idea de que va a beneficiar hasta los que se oponen a ella, como pasó con los indultos.

"¿Convocaste las elecciones para dejar sin vacaciones a Ana Rosa?", saltaba Vázquez, con el lamento del presidente de que la derecha llegó a acusarle de posibles fallecimientos por el calor al ir a las urnas. Para el secretario general del PSOE es todo una "estrategia" de la oposición para desmovilizar a los ciudadanos progresistas. "La técnica comunicativa de la derecha: te culpo a ti de lo que yo hago", remachaba.

Lo que buscaba también Vázquez era el titular de si repetirá en las próximas elecciones. El presidente no cerró esa puerta: "No son tanto los años como las ganas, hay proyecto político para largo". Volvió a la carga el periodista un par de veces más, pero no pudo arañar mucho más allá. No era el día.

Se viene 'spoiler' del próximo libro

Otra vuelta de tuerca: ¿algo bueno de Feijóo? Para Sánchez el líder del PP es una "persona resistente". "Aguanta bien la posición. Eso es importante", resaltaba, pero acto seguido mostraba su inquietud por el hecho de que el líder del principal partido de la oposición hubiera sido amigo de un narcotraficante y lo excusara en que no había Google.

Se pasa la mañana. El círculo con sus 18 columnas se va cerrando. "Estos señores tendrán algo que hacer", van cortando Caballero y Vázquez. "Y yo también", añade Sánchez. Aviso a los presentes: no ha citado expresamente a sus ministros para no enfadar a unos y otros. "Si me pongo a mencionar a Margarita Robles, pues Bolaños me va a decir qué pasa". Sobre Irene Montero ninguna mala palabra: "Le tengo respeto, lo ha hecho muy bien".

El reloj va más allá de las dos de la tarde. Y se va el presidente dejando una promesa: en el próximo libro hablará de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. Por ahora se acerca su tierra firme.

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