La falsa 'imposición del gallego' jaleada por el PP: el 24% de los niños no sabe hablarlo y el español ya lo supera

El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, visita una escuela infantil.

Puede que las primeras palabras que escuche un recién nacido en Galicia sean en gallego. En los brazos de su madre, primero; entre las paredes del que será su hogar, después. Con toda probabilidad, escuchará gallego en la voz de sus abuelos. La cosa cambiará a medida que avance su proceso de socialización: sutilmente, su lengua materna irá perdiendo peso de forma progresiva. Cuando pise por primera vez una guardería, cuando su pediatra le dé indicaciones ante el primer catarro y cuando encienda la televisión. Así lo indican los datos: sólo el 26,12% de los menores de quince años habla en gallego siempre o con más frecuencia que en castellano. La brecha de edad es evidente: el 73,39% de los mayores de 65 años sí lo reconoce como su lengua vehicular. 

La panorámica es producto de la encuesta que cada cinco años elabora el Instituto Galego de Estatística (IGE), relativa al conocimiento y uso del gallego. Las cifras evidencian la caída libre que experimenta el gallego como lengua cooficial: si en 2003 el 61,52% de la población lo utilizaba siempre o con más frecuencia que el castellano, el porcentaje se redujo al 57,02% en 2008 y al 51,49% en 2013. La última encuesta, elaborada en 2018, experimenta una sutil recuperación hasta el 52,29%.

Observar la letra pequeña de la encuesta ofrece algunas pistas más detalladas sobre la situación del gallego. Por ejemplo, el 53,84% de las personas que tienen hijos se dirige a ellos en gallego siempre o más habitualmente que en español. Y el 52,08% hace lo propio con sus amistades. Pero la tendencia se invierte cuando se trata de su uso público: el 60,7% habla con los profesores de sus hijos siempre o mayoritariamente en castellano. Similares dinámicas se repiten en la consulta del médico –donde el castellano tiene una presencia del 54,5%– o cuando se trata de entablar diálogo con el personal de banca (53,34%). ¿Y qué hay de las habilidades escritas? El escenario no es precisamente esperanzador: únicamente el 16,7% de la población gallega escribe habitualmente en su lengua.

A la espera de que el instituto gallego actualice sus datos, existe otro análisis de la situación más reciente. El Censo 2021 elaborado por el Instituto Nacional de Estadística (INE) incorpora un módulo dedicado al conocimiento y uso de lenguas, cuyos resultados evidencian un cambio de paradigma total: el castellano saca ventaja por primera vez y se sitúa como la lengua más hablada entre los gallegos.

Los niños y niñas desconocen su propia lengua

Los datos relativos a la infancia son especialmente preocupantes: según el IGE, la franja de edad donde existe un mayor desconocimiento de la lengua propia es precisamente entre los más pequeños. El 23,9% de los niños de entre cinco y catorce años no saben hablar gallego. En 2013, el dato era del 22,7%. El total desconocimiento del gallego se convierte así en una epidemia entre las generaciones más jóvenes.

El INE también lo corrobora. Un 7,6% de los menores de veinte años se reconoce incapaz de hablar gallego y otro 21,7% dice que lo habla con dificultad. En total, casi un 30% de jóvenes alberga serias dificultades para emplear su lengua

"La situación del gallego es alarmante y crítica", dice contundente Marcos Maceira, presidente de la Mesa pola Normalización Lingüística, una plataforma independiente que batalla por la promoción del uso del gallego en todos los ámbitos. Maceira incide en "la pirámide invertida" en cuanto al empleo del idioma cuando se trata de los grupos de edad inferiores: "Las generaciones más jóvenes no sólo no lo hablan, sino que uno de cada cuatro menores de quince dice no saberlo", un hecho inédito hasta ahora, subraya el también historiador. "No hay ninguna generación anterior que tenga ese desconocimiento del gallego", en tanto que su simple conocimiento es "una competencia básica". 

En este punto, la lupa se sitúa inevitablemente sobre el ámbito educativo. La Mesa apunta a la escuela como un "agente de desgallegalización" desde que en el año 2010 el Gobierno de Núñez Feijóo puso en marcha su llamado decreto de plurilingüismo, que en la educación infantil "elimina la garantía de adquisición de la lectoescritura en gallego y hace desaparecer" el uso del idioma propio en los centros de "las zonas castellanohablantes", señala la entidad. En Primaria, Educación Secundaria y Bachiller, establece un máximo del 50% de materias en gallego, y en los centros plurilingües "el objetivo es reducir este máximo al 33%". Finalmente, queda prohibido impartir en gallego Matemáticas, Tecnología y Física y Química, aunque sí es posible hacerlo en inglés.

La cultura en gallego y la batalla por la supervivencia

¿Y qué hay de la cultura? Algunos datos. Según la Asociación Galega de Editoras (AGE), en 2008 se publicaban aproximadamente dos mil títulos en gallego; hoy la cifra se reduce a la mitad. El mercado del libro gallego no llega al 10% del total, mientras que en Euskadi asciende al 17% y en Cataluña al 32%. El 94,86% de la población, según el IGE, lee libros en castellano siempre o casi siempre. Marilar Aleixandre, escritora y académica de la Real Academia Galega (RAG) pone la mirada sobre el decreto de 2010. Un texto "nefasto" que consolida una "concepción absolutamente reaccionaria y que no tiene en cuenta al gallego". El resultado es palpable: el idioma queda relegado "fuera de la educación, la cultura y la circulación social". Su débil presencia a nivel cultural es fruto de una "falta de apoyo" evidente por parte de las instituciones, traza la escritora, quien sin embargo saca pecho de la "red de apoyo y afecto" que, como una suerte de reacción, sí se ha consolidado a nivel social y cultural.

Más cifras. Según el IGE, el 82,35% de la población dice consumir contenido televisivo siempre o mayoritariamente en castellano, el 85,74% hace lo propio respecto a la radio y el 96,04% lee prensa casi siempre en castellano.

La Mesa pola Normalización Lingüística construyó hace cuatro años la Iniciativa Xabarín, para recuperar el gallego en la programación infantil y juvenil. La propuesta homenajea al popular programa creado hace tres décadas en el seno de la televisión autonómica y que a finales de los años noventa alcanzó los 136.000 socios, para finalmente acabar siendo desterrado al canal secundario de la TVG. La historiadora Aldara Cidrás explica su importancia en un artículo de la revista Luzes: "En el seno de una sociedad cada vez más castellanizada", el doblaje y emisión de series en gallego "hizo del Xabarín un elemento de normalización e identificación con la lengua como pocos otros".

La iniciativa de la Mesa llegó al Parlamento de Galicia y fue aprobada por unanimidad en mayo de 2021. A día de hoy, la agrupación que la diseñó denuncia que "sigue sin cumplirse el acuerdo parlamentario". La idea original planteaba un reto: aumentar la oferta en gallego destinada a la infancia y juventud. Aunque los parlamentarios asumieron el mandato, su compromiso no se ha traducido en acciones reales.

Políticas basadas en la falsa 'imposición del gallego'

Pero los datos no son nada sin su contexto político. Así lo advierte Pilar García Negro, sociolingüista, profesora y diputada del Bloque Nacionalista Galego (BNG) entre 1990 y 2003. "El gallego históricamente padece una política continuada de erradicación de su uso público e institucional" y por tanto también de "su uso social visible y audible", señala en conversación telefónica.

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Para que el gallego sea a efectos prácticos la lengua propia de Galicia –así lo define el Estatuto de Galicia: "La lengua propia de Galicia es el gallego"– la legislación derivada de este principio debe "poner en práctica en todos los ámbitos la necesidad de normalización y restauración del gallego como lengua pública", analiza la exparlamentaria nacionalista. "Durante estas décadas, eso no sólo no se ha hecho, sino que se ha ejecutado una política directamente agresiva". Ahora, añade, "el proceso de asimilación lingüística" del castellano sólo puede ser "eficazmente contrarrestado" sabiendo que "va a llevar tiempo revertir las consecuencias nefastas del proceso de imposición fáctica, legal, administrativa, eclesiástica, mediática y jurídica del español". 

¿Cuál ha sido ese recorrido legislativo? En 1983 se hace realidad la Lei de Normalización Lingüística, donde se reitera el principio de que el gallego es la lengua propia de Galicia, se consolidan los topónimos en gallego como única forma oficial y la lengua gallega como materia de estudio obligatoria en todos los niveles educativos no universitarios. Más de dos décadas después, en septiembre de 2004, el Parlamento Gallego aprueba por unanimidad el Plan Xeral de Normalización da Lingua Galega, con una batería de 400 medidas concretas para favorecer el uso del idioma. Recomienda, en cuanto al ámbito educativo, impartir un mínimo de 50% de materias en lengua gallega. En el año 2007, la Xunta de Galicia –gobernada entonces por PSOE y BNG– aplica el Plan Xeral a la enseñanza. El Consejo Europeo, en su labor de cumplir con la Carta Europea de las Lengua Minoritarias, valora positivamente los avances logrados pero los considera insuficientes.

En ese momento comienza a ganar músculo lo que García Negro define como "la creación de una mentira mucho antes de la era de las 'fake news". Se trata de la idea de la imposición del gallego, una ofensiva ideológica y sin base real que busca frenar los pasos decididos hacia el simple cumplimiento de la ley. El PP abraza esta idea y se convierte en el eje de su política. En ese contexto, Alberto Núñez Feijóo conquista la Xunta de Galicia tras las elecciones de 2009. Un año después llegaría el decreto de plurilingüismo y hoy el actual candidato de los conservadores gallegos, Alfonso Rueda, se atrinchera de nuevo contra la supuesta amenaza de la imposición del gallego. "La lengua, sobre todo en la gente joven, se implanta mucho más si se fomenta desde el cariño y no desde la imposición", deslizó recientemente el líder el conservador, decidido a recuperar el viejo fantasma de sus predecesores.

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