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Elecciones vascas

Feijóo cambia de rumbo el PP vasco en busca de una versión amable que impulse su recuperación electoral

Javier de Andrés y Alberto Núñez Feijóo, en un paseo electoral por Vitoria el pasado mes de julio.

El enésimo volantazo del PP en el País Vasco en busca de una fórmula mágica que le reconcilie con el electorado ya está en marcha. A falta de confirmación oficial, Alberto Núñez Feijóo ya ha elegido un candidato muy de su gusto, Javier de Andrés, recién elegido diputado en el Congreso, pero con un currículum que incluye haber sido Diputado General de Álava entre 2011 y 2915 y delegado del Gobierno en el País Vasco entre 2016 y 2018. 

En esa experiencia y su relativamente buen rendimiento electoral en la demarcación alavesa es en lo que se ha fijado Feijóo, que apenas disimula sus preferencias. 

El proceso que debe convertir los deseos del líder del partido en una realidad orgánica comenzará este miércoles con una reunión de la Junta Directiva regional del PP vasco, todavía con Carlos Iturgaiz al frente del partido y en presencia de la mano derecha de Feijóo, Miguel Tellado, encargado de que las cosas se lleven a cabo siguiendo la hoja de ruta trazada por Génova.

El relevo está pactado con Iturgaiz, que este martes confirmó su retirada, la segunda que protagoniza como líder del PP vasco. Pone así fin a una etapa que inició de la mano de Pablo Casado y en la que intentó dirigir la recuperación electoral de un PP bajo mínimos. No lo consiguió.

Malos resultados

Los resultados del PP en las elecciones generales celebradas desde 2011, cuando obtuvo un 17,8% de los votos, se mueven cerca de lo testimonial: 11,6% en 2015, 12,8% en 2016, 7,5% en abril de 2019, 8,9% en diciembre de ese mismo año. El 23J, hace poco más de dos meses, alcanzó el 11,5%.

La evolución tampoco ha sido buena en las elecciones vascas, que son las que se celebrarán el año que viene y que, con toda probabilidad, el lehendakari Iñigo Urkullu adelantará a primavera. En ellas los mejores resultados del PP se remontan a los años de José María Aznar, en pleno intento de negociar con ETA y coincidiendo con la unidad de acción construida en torno al pacto contra el terrorismo: un 20,13% en 1998 y un 23,12% en 2001.

En 2016 el PP se tuvo que conformar con un 10,18% de los votos. Y en 2020, la última vez que se celebraron las elecciones al Parlamento Vasco y el PP se presentaba en coalición con Ciudadanos, ese porcentaje cayó al 6,7%.

Remontar esa cifra, el peor resultado histórico del PP en Euskadi, no será difícil. Lo complicado, admiten fuentes del partido, será avanzar hacia números que permitan superar la irrelevancia de los últimos años.

En busca de nuevos electores

En Génova echan cuentan de lo que pueden ganar a costa de la caída que prevén en el PNV y el PSOE vasco. Esos son los electores que van a cortejar haciendo gala de un autonomismo renovado en línea con el foralismo que ensayó Alfonso Alonso hasta que la incompatibilidad con Casado se hizo insoportable y puso fin a su mandato.

El objetivo no es otro que ser decisivos en un Parlamento de Vitoria que en Génova creen va a estar liderado por EH Bildu, lo que hará necesarios pactos para cerrar el paso al que sería primer lehendakari abertzale. Y en donde, en última instancia, Feijóo quiere reconstruir puentes con el PNV con la vista puesta en sus propias necesidades en el Congreso.

El cambio no gustará a todos, especialmente a los duros del partido, que nunca han mirado con buenos ojos los intentos de resituar al PP en el mapa político vasco que impliquen abrazar, aunque sea superficialmente, la identidad vasca. 

Javier de Andrés, de 56 años de edad y periodista de profesión, enlaza además con el PP vasco de Alonso y con los usos y costumbres del PP de Mariano Rajoy y Soraya Sáenz de Santamaría. De ahí que el resultado que dé vaya a ser mirado con lupa por los más radicales del partido. Y tendrá consecuencias en el liderazgo de Feijóo.

Un relevo a toda prisa

Al PP le ha entrado prisa (el congreso del relevo se iba a celebrar más adelante, pero será convocado con carácter extraordinario para el fin de semana del 4 y 5 de noviembre) porque quiere lanzar a De Andrés como candidato y anticiparse a un adelanto electoral. Feijóo ha puesto la vista en el electorado del PNV, para sorpresa de los nacionalistas vascos, que se han tomado esta declaración como una prueba del desconocimiento que el dirigente gallego tiene de su base electoral. 

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La idea de Feijóo y de los suyos, su equipo más próximo de colaboradores, sigue siendo que moderar el discurso y adoptar un nuevo perfil menos combativo con las señas de identidad vascas hará posible el milagro a pesar de la renovada oposición del PP a cualquier avance en materia territorial. Una versión vasca del galleguismo folklórico que practica con éxito el PP en Galicia y que Feijóo cree se puede exportar también a Cataluña cuando llegue el momento de remover, también allí, al líder local del PP, Alejandro Fernández.

Javier de Andrés volvió a la primera línea política precisamente de la mano de Feijóo al asumir la candidatura al Congreso por Álava en las generales. El 23 de julio recuperó un escaño que el PP había perdido en las últimas dos convocatorias. Sus partidarios destacan de él su “solvencia” y “un estilo templado” que comparan con la imagen que algunos medios han cultivado de Feijóo.

Su promoción entierra las esperanzas de la número dos de Iturgaiz, la hasta ahora secretaria general el PP vasco, Laura Garrido, en la que muchos habían puesto sus esperanzas porque, aparentemente, encajaba con las preferencias de Feijóo. La mayor experiencia de De Andrés en cargos ejecutivos parece haber inclinado la balanza.

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