El icosaedro del nacionalismo vasco: investir a Sánchez y competir por Ajuria Enea

Félxi Bolaños (PSOE) y Aitor Esteban (PNV), en el Congreso de los Diputados.

Como un icosaedro en movimiento. Los partidos se miran, se tocan, se separan y se reencuentran. Con sus aristas, sus caras y sus vértices. En Madrid se preparan para intentar una investidura y en Vitoria calientan los motores para una vertiginosa carrera hacia las elecciones vascas. Los que tienen que ser compañeros para aupar a Pedro Sánchez tendrán que luchar de manera paralela por el palacio de Ajuria Enea.

El PSOE necesita al PNV y EH Bildu para armar la mayoría que conserve La Moncloa. Todo ello tras un 23 de julio que puso de manera sorpresiva al PSE-EE como primera fuerza en votos (logró el 25,27%, subiendo casi seis puntos respecto a 2019) y constatando también el empuje de EH Bildu (que subió casi cinco puntos). Las dos fuerzas lograron cinco escaños cada una, los mismos que el PNV. Todo un shock para los de Aitor Esteban, que perdieron su primera posición dejándose por el camino ocho puntos y un escaño en Madrid.

Este triple empate en escaños ha hecho saltar las alarmas en el PNV, un partido acostumbrado a ser la primera fuerza en Euskadi y que ahora ve peligrar la Lehendakaritza, la joya de la corona. Los que le da su razón de ser. Así que ahora debe recorrer el endiablado camino para llegar a pactos en Madrid con los que pueden ser sus rivales, pero a la vez también posibles aliados en Vitoria. Un escenario realmente complejo, que exige la máxima finezza por parte de todos los actores.

El PNV busca su sitio

La legislatura, además, se encara con un mapa diferente al de 2019. Entonces EH Bildu no contaba como columna de gobernabilidad y sus votos no estaban en el radar de los socialistas. Pero la izquierda abertzale acabó en el bloque progresista de la mano de Podemos. Ahora hasta Pedro Sánchez se hará una foto con Mertxe Aizpurua el viernes que viene en la ronda de negociaciones. Los socialistas han hecho su propio tránsito y defienden los pactos con este partido para lograr medidas sociales, como la Ley de Vivienda, a pesar de las críticas furibundas de la derecha.

EH Bildu mostró desde la noche del 23 de julio su intención de facilitar la investidura de Sánchez y no va a poner difícil su apoyo, consciente de que la senda de respaldo a leyes sociales impulsadas por la coalición se ha visto refrendada con su crecimiento en las urnas. Además, mantendrán su tono discreto en la capital.

El más descolocado tras el 23 de julio es el PNV, en plena competición con EH Bildu y convencido de que la polarización a nivel nacional influyó en la pérdida de electores, que decidieron hacer voto útil pensando en La Moncloa. Pero en el partido son conscientes de que tienen que cambiar cosas respecto a los últimos años, tanto en la modernización de la imagen como en capitalizar algunos éxitos con sus votos en las Cortes.

El PNV ya está negociando con el PSOE la investidura de Sánchez. Fuentes del partido recalcan que van a seguir su tónica habitual de no dar pistas y mantener la discreción. La idea es hablar de temas de autogobierno, económicos y de mecanismos de desarrollo de la legislatura. Además, los peneuvistas indican que en la recta final de la pasada el Gobierno jugó con distintas aritméticas, pero esta vez no es posible. Siempre tendrá que contar con todos y con los mismos. Por eso, quieren que los socialistas se centren en los asuntos que unen a todos los posibles socios durante estos años.

Los socialistas, dispuestos a "mimar" al PNV

En La Moncloa son conscientes de la importancia del PNV y fuentes del equipo negociador de Sánchez recalcan que van a “mimar” a los de Aitor Esteban. Trasladan, en ese sentido, que no puede darse la imagen de que esperan que los jeltzales les concedan un “cheque en blanco” al Gobierno de coalición.

Además, el PNV y el PSE-EE son un bloque en las principales instituciones en el País Vasco, empezando por el Gobierno autonómico de coalición que tienen en Vitoria. Ese pacto se extendió tras las elecciones del 28 de mayo a las diputaciones forales (que son clave en la vida política vasca) y en los principales ayuntamientos. Hay intereses conjuntos en Madrid y en Euskadi.

No obstante, fuentes del PNV explican que el clima entre ellos dependerá mucho de lo que pase en Madrid y si se repiten o no elecciones generales, porque contaminarían el panorama de los comicios vascos. Estos deberían celebrarse en julio del año que viene, pero existen posibilidades ciertas de que se adelanten. Por medio están también las europeas, que tendrán lugar el 9 de junio (aunque entre los nacionalistas vascos no gusta mucho la idea de que se mezclen con urnas vascas). Otro factor es la posibilidad, como viene siendo habitual, de acordar una fecha con Galicia (algo a lo que estaba acostumbrado Iñigo Urkullu con Alberto Núñez Feijóo).

El proceso interno para designar candidato en el PNV no ha arrancado oficialmente y se hará una vez se aclare el panorama nacional, comentan las fuentes. A pesar de que algunas voces internas empiezan a hablar de la necesidad de empujar a caras nuevas para hacer frente a EH Bildu, la mayoría del partido sigue mirando como favorito al actual lehendakari. La izquierda abertzale tampoco tiene un aspirante designado, aunque el nombre que suena con más fuerza es el de Arnaldo Otegi, que está dispuesto a presentarse si lo eligen las bases. 

La primera prueba de Andueza con el PSE

El socialismo estrenará cabeza de lista en estos comicios. El proceso interno no se ha producido, pero tiene toda la vía libre el actual secretario general del PSE-EE, Eneko Andueza, que se presenta como un relevo generacional. Los socialistas saben que es muy difícil ser primera fuerza en las vascas, pero llevan como carta de presentación haber ganado el 23 de julio. 

Fuentes de la dirección no quieren desvelar sus cartas sobre pactos y repiten que quieren ser la primera fuerza para las vascas, pero también apuntan a que los acuerdos con el PNV del 28M marcan la senda del partido. En el cuartel general del PSE-EE comentan que la tendencia del socialismo en estos años es “hacia arriba”, aunque saben que también captaron mucho sufragio de antiguos peneuvistas este 23-J. Habrá una fuerte pugna, reconocen, por ese voto moderado. A pesar de que el PNV a través de Urkullu ha querido lanzar la idea del modelo territorial como eje, los socialistas entienden que las elecciones autonómicas irán por otro sentido, especialmente sobre temas sociales o listas de espera sanitarias.

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Otra de las grandes incógnitas es qué pasará en el espacio de Podemos. La pretensión que tiene Sumar, según fuentes consultadas, es lograr un acuerdo como el del 23J a nivel autonómico para ir en una lista conjunta. Entre los diferentes sectores ya hay contactos “muy preliminares” y la negociación se hará a nivel de las organizaciones vascas. La máxima es que no haya interferencias desde las direcciones nacionales.

De cara a esas elecciones, el PP ha provocado un cambio en la dirección, que se formalizará el próximo 4 de noviembre. Carlos Iturgaiz, un hombre que volvió de la mano de Pablo Casado, se aparta para dar paso a Javier de Andrés, impulsado por Iñaki Oyarzábal y con un perfil muy del gusto de Alberto Núñez Feijóo.

Los populares ven en el exdelegado del Gobierno un político capaz de subir y de morder a un PNV “entregado a Sánchez”. En Génova 13 siguen además muy dolidos con los de Urkullu y Esteban y van al ataque frontal, con la esperanza de que, en este juego de espejos, al final los peneuvistas los necesiten en Vitoria para mantener la joya de Ajuria Enea.

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