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12M | ELECCIONES EN CATALUÑA

El independentismo aún aspira a sumar en el Parlament pese a estar en sus horas más bajas

Carles Puigdemont interviene en un acto electoral de Junts per Catalunya, este miércoles en Argelès-sur-Mer, Francia.

Cataluña va a las urnas este domingo. Y por primera vez desde hace quince años la independencia no se ha convertido en el monotema de la campaña. Ni siquiera es la principal preocupación en estos momentos. Una situación en la que el PSC aparece como gran favorito y pretende pilotar un cambio de etapa en la comunidad tras una página marcada por la división política y social.

La gran pregunta es qué fuerza tiene el independentismo en estos momentos tanto política como socialmente. De ello dependerá la gobernabilidad del Palau de la Generalitat. En el Parlament saliente el soberanismo tenía una amplia mayoría absoluta con 74 escaños, gracias a los 33 de ERC, los 32 de Junts y los 9 de la CUP. Pero esa abrumadora suma frente a los 61 no diputados no rupturistas no logró forjar una unidad política y el Govern sufrió una traumática separación con Junts dejando en soledad a Pere Aragonès.

Una mayoría, además, que incluso era superior en número de escaños a la que habían dominado las legislaturas con el procés al alza: en las elecciones de 2015 sumaban 72 y en las de diciembre de 2017 (al calor de la aplicación del artículo 155) tenían 70 asientos en el Parc de la Ciutadella. Las opciones soberanistas siempre han aunado la mayoría absoluta (más de 68 diputados) en la Cámara, aunque hasta el procés no habían marcado una hoja de ruta para la independencia. No obstante, esa suma no se materializó en algunas legislaturas y ERC apoyó a los socialistas en la época de Pasqual Maragall y de José Montilla.

La meta de los 68 diputados

Esa barrera del 68 está hoy en peligro para el independentismo (la única vez que las fuerzas soberanistas no lograron esa marca fue en las primeras elecciones de 1980). Además, ahora son cuatro actores los que pueden estar en el Parlamento con esta idea secesionista, ya que se suma la Aliança Catalana, de corte de extrema derecha. Según la última encuesta de 40dB para El País y la Cadena Ser, Junts, ERC, CUP y AC se quedarían en 67 frente a los 68 de opciones no independentistas. Esto también puede pasar según las horquillas de los sondeos de El Periódico y de Ara. Y lo que se ve muy alejado es llegar a los 74 asientos actuales, por lo que se dibuja un Parlament con menos representantes del soberanismo. Este mismo miércoles representantes de los posconvergentes, de los republicanos y de los cupaires firmaron un manifiesto rechazando los votos de Aliança.

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Además, las encuestas vaticinan un cambio dentro del soberanismo a partir del próximo domingo. Junts está dando la sorpresa y funcionando mucho mejor de lo que se espera apareciendo por delante en todo momento de Esquerra. Por lo que en ese bloque se puede imponer precisamente la pulsión más fuerte de Carles Puigdemont hacia la independencia que la vía pragmática por la que ha apostado de manera clara la Esquerra de Pere Aragonès. Lo que no hace ninguna de las dos opciones es fijar una fecha como sí hicieron en pasadas legislaturas sobre cuándo podría plasmarse un referéndum.

La gestión, la economía y la sequía, lo que preocupa a los catalanes

¿Y la sociedad quiere la independencia? ¿Es su principal preocupación? Para este 12M, según la encuesta preelectoral del CEO (el CiS catalán), los temas que los electores tienes más en cuenta para escoger su papeleta son la gestión de los servicios públicos, la situación económica, el cambio climático y la sequía. Luego aparecen la financiación de Cataluña y la gestión de la migración, situándose más bajos las amnistía y el debate sobre la independencia de Cataluña.

La sociedad catalana además está ahora mismo en contra de la independencia, con un 50% rechazando la separación, según este mismo barómetro de este centro de estudios sociológicos de la Generalitat. En cambio, está a favor un 42% y un 8% no sabe o no contesta. De los grupos de votantes, los que están más a favor de una Cataluña independiente son los que apoyan a Junts (88%) y luego están los de la CUP (83%), ERC (82%) y Aliança Catalana (79%). En el otro extremo, están a favor de quedarse mayoritariamente en España los electores de Vox (98%), PP (94%), PSC (86%) y los comunes (72%). Además, la preferencia predominante en la sociedad es que Cataluña siga siendo una comunidad autónoma de España, algo que señala el 31%, en tanto que el 30% opta por un Estado independiente. El 22% señala la casilla de un Estado dentro de una España federal y un 8% rebajaría la situación a región de España.

Toni Aira, director del Máster de Comunicación Política de la BSM-UPF, se acerca a la cuestión de la situación del independentismo poniendo el contexto de que la política “son ciclos” como le ha pasado también al PSOE, sobre el que se llegó a vaticinar que acabaría como el PASOK griego, o al PP ante la irrupción de Ciudadanos. “Con el soberanismo diría que pasa igual. Fue ascendiendo en los últimos años a medida que lo abrazaban capas de la sociedad que antes estaban alejadas, pero que se unieron a ese sentimiento de la frustración y de incomprensión de una parte de la política española de no avanzar en temas como la financiación. Esto hizo mucha mella durante la crisis económica y financiera. Fue una vía de manifestación como pasó con los indignados”, relata.

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“¿Esto ha desaparecido? No”, indica Aira, que añade: “Ese sentimiento está ahí, aunque no está en su momento álgido. Lo que vive es el postrauma del 2017, el shock de la reacción del Estado ante el referéndum del 1-O, la laminación de la autonomía con el 155 y la fragmentación posterior del independentismo en la política institucional”. Con la consideración: “A pesar de esta situación, no desaparece. Lo que pasa es que está desmovilizado por constantes choques y luchas dentro del espacio y no ve un horizonte ni un objetivo común”.

Para Aira, es fundamental para el soberanismo que “alguien asuma con fuerza y credibilidad la idea de recomposición del espacio político para que también se reconstruya socialmente”. “Esta carta es la que ha querido jugar Carles Puigdemont, que había sido una persona clásicamente escéptica con los partidos, incluso lo había manifestado sobre el suyo. Además, es el presidente más icónico y trata de ir más allá de las luchas partidistas. Veremos si lo puede proyectar con fuerza para lograr la mayoría independentista”. En este punto, ve clave la movilización del votante soberanista: “Si hay una cierta reacción, se puede reactivar la vía política en las instituciones”.

Aborda la cuestión asimismo Ana Sofía Cardenal, profesora de Estudios de Derecho y Ciencia Política de la UOC, que indica: “Que el independentismo esté desmovilizado no quiere decir necesariamente que esté a la baja”. “Diría que sigue vivo como aspiración en una parte muy importante de la sociedad catalana, que ya no cree posible ni quiere una solución federal para España. Pero también entre ellos se impone el pragmatismo porque saben que no es un objetivo alcanzable en el corto plazo. Esto explica que una parte se haya desmovilizado y la otra opte sin ningún entusiasmo por la opción que más le convence para gestionar el mientras tanto”.

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