Juan Espadas: "No voy a facilitar la investidura del PP para que al día siguiente gobierne con Vox"

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A Juan Espadas (Sevilla, 1966) le sonó el teléfono a mitad del mandato de su segunda legislatura como alcalde de Sevilla, donde gobernaba con una cómoda mayoría. El PSOE quería pasar de una vez por todas la página de Susana Díaz al frente de la federación andaluza y le pidió que se presentase a las primarias. Lo hizo. Y las ganó, cumpliendo seguramente la misión más factible de las dos que le pusieron por delante. Ahora, a las puertas de una convocatoria electoral, se dispone a afrontar la más complicada: devolver a los socialistas al poder en Andalucía, una tierra en la que ostentaron el gobierno de manera hegemónica durante 40 años y que ahora, según las encuestas, parece inalcanzable. Espadas se afana en presentar un proyecto político renovado para una marca todavía desgastada por cuatro décadas de gestión y por la sempiterna sombra del escándalo de los ERE. Y alerta sobre las consecuencias que tendría la versión andaluza de la coalición del PP con la ultraderecha apenas tres días después de que eche a andar el Gobierno de Castilla y León.

Tengo entendido que a estas alturas ya ha perdido usted varias apuestas con la fecha de las elecciones. 

Siempre dije que serían en junio e incluso me la llegué a jugar pronosticando el día 12. Ahora parece que nos movemos entre el 19 y el 26…

Bueno, eso siempre y cuando sean en domingo. El presidente andaluz ha dicho que pueden ser un sábado, un viernes, que puede depender del calor que haga… Como para acertarlo.

Claro, yo es que me muevo en la lógica de que las elecciones se convocan buscando un alto nivel de participación y facilitando que todo el mundo pueda ir a votar, pero ahora el señor Moreno Bonilla sale con esta invención ayusiana… Me parece una tomadura de pelo. Si lo va a hacer que lo haga y, si no, que deje de marear la perdiz y se dedique a los problemas de los ciudadanos. 

¿Por qué cree que las adelanta?

Al PP se le notan las prisas. Lo de los presupuestos nunca ha sido un problema, ellos mismos han llegado a decir que se podían prorrogar. Pero lo que estamos viendo es que hay una parálisis en la gestión y una huida de consejeros. No van ni a los plenos. Y también están nerviosos por la documentación que les hemos pedido sobre las contrataciones de emergencia llevadas a cabo durante la pandemia. Y además, es que no tiene nada que ofrecer. Esta semana me reuní con el presidente extremeño y me dijo que el nivel de ejecución de la partida de fondos europeos ya era del 70%. Andalucía está al 40%. Lo del gobierno de Andalucía es un auténtico bluf.

En Andalucía se han producido retrocesos en los derechos de las mujeres por el pacto con Vox

Imagino que quiere decir que el gobierno andaluz no ha hecho nada o ha hecho poco durante la legislatura. Hay quien interpreta que hasta eso podría convertirse en un valor electoral. La izquierda llevaba mucho tiempo diciendo que cuando la derecha gobernase sería el acabose y el acabose no ha llegado. 

El gobierno de Moreno Bonilla ha vivido de las rentas de muchos de los proyectos políticos del último gobierno socialista: la ley del suelo, los decretos de simplificación administrativa, la ley de economía circular… Igual la tan denostada herencia recibida es la que le ha permitido vivir de puntillas y no se encontró una Andalucía tan destrozada. Lo que sí ha habido son retrocesos claros pactados con la ultraderecha presupuesto tras presupuesto. Generalmente, además, en lo que tiene que ver con los derechos de las mujeres. 

Ninguna encuesta le da al PSOE posibilidad alguna de victoria o de gobierno. Usted estaba gobernando plácidamente en Sevilla en su segunda legislatura. Habrá quien piense que es un kamikaze o un mártir al servicio del PSOE que va a una guerra a sabiendas de que va a perder. 

No soy ningún mártir, soy muy consciente de mis decisiones. He asumido una responsabilidad en un momento en el que mi partido requería un nuevo proyecto y una fuerte renovación. Mi empeño es hacer frente a la posibilidad de un gobierno de la derecha con la extrema derecha. Pero el PSOE no lo puede hacer solo, es la sociedad la que tiene que parar con su voto esa opción que se está incubando y que ya es una realidad en Castilla y León. No es que venga el lobo, es que el lobo ya está aquí. Yo creo que la sociedad va a hacer esa reflexión de lo que supondría un gobierno de la derecha con la extrema derecha respecto al estado del bienestar y los servicios públicos. 

Pareciera como si ni la izquierda se creyese ahora mismo que puede gobernar en una comunidad en la que era hegemónica hasta hace diez minutos. 

La derecha se mueve bien en los escenarios de crisis e incertidumbres. Pero aquí no hay nada escrito. Si Moreno Bonilla consigue engañar a los andaluces mostrándose como alguien de centro y moderado y gana las elecciones, que la gente sepa que al día siguiente gobierna con Vox. 

Mi interlocución ahora mismo es con Unidas Podemos. Yo creo que esa situación habría que reconducirla hacia el sentido común. Hace falta una unidad de la izquierda que haga frente a la amenaza de la extrema derecha

¿Con quién gobernaría usted? A su izquierda sigue sin resolverse el sudoku de las mil candidaturas. 

Mi interlocución ahora mismo es con Unidas Podemos. Yo creo que esa situación habría que reconducirla hacia el sentido común. Hace falta una unidad de la izquierda que haga frente a la amenaza de la extrema derecha. 

Si se cumplen las encuestas el PP ganará las elecciones y sabemos lo que ocurrirá al día siguiente porque lo vimos en Castilla y León: Juanma Moreno le pedirá a usted que le deje gobernar para no depender de Vox.

Yo creo que no me lo va ni a decir…

¿Usted no estaría en eso?

Es que ya no se atreve ni de hablar de la lista más votada. A Susana Díaz le pidió un pacto para que gobernase la lista más votada antes de las elecciones. Pero la lista más votada fue la del PSOE y él hoy es presidente. Ahora ya le da vergüenza sacar ese tema. 

¿Usted entonces no se abstendría para que no gobernase la ultraderecha?

El problema es que eso choca con otra realidad: el PP ya gobierna con la extrema derecha en Castilla y León. Yo no voy a facilitar con mi abstención que gobierne un señor que, al día siguiente de que lo pongamos como presidente, pacte todas las políticas con VOX. Si hablamos del apoyo a la lista más votada o de cordones sanitarios tiene que ser con seriedad y por escrito. A la extrema derecha no se le puede dar un día la mano y al otro pretender gobernar solo. 

Entonces cordón sanitario sí, pero por escrito. 

Que rompan con Vox en Castilla y León para ser creíbles. Y entonces hablamos de la lista más votada. 

Con Vox está en riesgo la propia autonomía andaluza, que además no es una más, es una autonomía histórica

¿Qué está en riesgo si gobierna Vox?

La propia autonomía, que además no es una más, es una autonomía histórica. Es que es muy serio. Es que lo que propone Vox es que Andalucía deje de gestionar su sanidad o su educación. 

Pero eso no va a ocurrir porque haría falta una reforma constitucional y estatutaria…

Ya, pero hay muchas formas de acabar con la sanidad y la educación públicas. El PP ya ha empezado a dejar morir la sanidad pública. 

Muchos de los recortes que ahora vemos en sanidad y educación comenzaron con el anterior gobierno socialista de Susana Díaz. 

El último gobierno socialista no tenía capacidad económica para realizar las inversiones necesarias por culpa de un modelo de financiación injusto y que fue obra de Mariano Rajoy. 

¿Cuál es ahora su propuesta ahora?

Hay que invertir en la atención primaria, fundamentalmente en las condiciones del personal sanitario que se nos va a otras comunidades. Hay que blindar por ley un 7% del presupuesto andaluz a la sanidad. 

¿Y en educación?

Bajar las ratios y no eliminar centros. Hay que mantener los mismos recursos mejorando la calidad del servicio. Y hay inversiones imprescindibles para los alumnos con necesidades especiales o con discapacidad. 

Asumimos lo errores, pero también tenemos la cabeza alta por todo lo que hemos hecho por Andalucía todos estos años

Ha hablado antes de las contrataciones de emergencia. En Madrid estamos asistiendo al escándalo de las mascarillas. ¿Cree que en Andalucía pueden haber pasado cosas similares?

Han pasado algunas hasta más gordas. El Gobierno de Andalucía ha abusado de los procedimientos de emergencia hasta para la contratación de personal. Miles de personas contratadas en 48 horas sin requisitos previos y que no estaban relacionadas con los refuerzos para la pandemia: agentes forestales, bibliotecarios, bomberos… de todo. El Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ya las ha declarado nulas de pleno derecho y la Junta ha sido condenada. 

Me refería a temas tan turbios como lo de las comisiones a amigos o conocidos en la compra de suministros. 

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No se nos facilita la información que hemos requerido, de hecho el gobierno andaluz ni siquiera ha mandado todavía a la Cámara de Cuentas los expedientes de contratación. Hay una sombra de duda, es obvio. Lo que sabemos es que se ha contratado con empresas que antes de la pandemia tenían niveles de facturación mínimos y que de buenas a primeras experimentan crecimientos increíbles por contratos con la administración pública a cuenta de la pandemia. Hay, además, un asunto investigado en el juzgado de instrucción de Sevilla relacionado con la petición de comisiones en la compra de test. 

¿Es posible recuperar la marca del PSOE de Andalucía de lo que supuso el escándalo de los ERE? ¿Les sigue pesando ese lastre?

Hasta que no se conozca la sentencia con carácter firme y se cierre definitivamente el tema, la derecha siempre lo va a utilizar en contra nuestra. Creo que hemos reconocido mil veces las cosas que no se hicieron bien. Pero también creo que pensar en lo que necesita Andalucía para el futuro no significa seguir con el retrovisor puesto respecto a cuestiones que no competen al momento político actual. El PSOE tiene equipos nuevos y un proyecto nuevo. Asumimos lo errores, pero también tenemos la cabeza alta por todo lo que hemos hecho por Andalucía todos estos años. 

A Juan Espadas (Sevilla, 1966) le sonó el teléfono a mitad del mandato de su segunda legislatura como alcalde de Sevilla, donde gobernaba con una cómoda mayoría. El PSOE quería pasar de una vez por todas la página de Susana Díaz al frente de la federación andaluza y le pidió que se presentase a las primarias. Lo hizo. Y las ganó, cumpliendo seguramente la misión más factible de las dos que le pusieron por delante. Ahora, a las puertas de una convocatoria electoral, se dispone a afrontar la más complicada: devolver a los socialistas al poder en Andalucía, una tierra en la que ostentaron el gobierno de manera hegemónica durante 40 años y que ahora, según las encuestas, parece inalcanzable. Espadas se afana en presentar un proyecto político renovado para una marca todavía desgastada por cuatro décadas de gestión y por la sempiterna sombra del escándalo de los ERE. Y alerta sobre las consecuencias que tendría la versión andaluza de la coalición del PP con la ultraderecha apenas tres días después de que eche a andar el Gobierno de Castilla y León.

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