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Olona solemniza ante Moreno que no apoyará su investidura sin entrar en el Gobierno

Macarena Olona (Vox), Juan Manuel Moreno (PP), Juan Espadas (PSOE), Juan Marín (Cs), Inmaculada Nieto (Por Andalucía) y Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía), este lunes antes del segundo y último debate, que tuvo lugar en Canal Sur.

Con Juan Manuel Moreno (PP) subido a una ola de encuestas favorables que le otorgan una victoria clara e incluso próxima a la mayoría absoluta, la izquierda salió en tromba este lunes contra el presidente andaluz. Los candidatos del PSOE, Por Andalucía y Adelante lo acusaron de instalarse en un aluvión de falsa propaganda sobre un presunto milagro económico y una supuesta moderación que –a su juicio– quedarían desmentidas por los datos reales y por sus pactos pasados y futuros con Vox. Moreno, sabedor de su posición aventajada, trató en lo posible de evitar los choques, reivindicándose como un gestor ajeno a rifirrafes. Pero no lo tuvo fácil. Sobre todo porque durante el segundo y último debate de la campaña de las elecciones del 19 de junio, que tuvo lugar en la noche de este lunes en Canal Sur, la candidata de Vox, Macarena Olona, aludió directamente a algo que Moreno quiere obviar: la posible dependencia de la ultraderecha si el PP no logra mayoría absoluta. Y el precio de esa dependencia.

Olona aseguró, sin dejar lugar a dudas o a segundas interpretaciones, que su partido no votará a favor de la investidura de Moreno, ni abstendrá, si no es entrando en el Gobierno andaluz. Espadas, al que las encuestas presentan alejado de San Telmo, se abalanzó sobre el órdago de Olona, que de inmediato presentó como la prueba de que votar a Moreno equivale a meter a ultraderecha en el Gobierno de la autonomía más poblada de España.

La izquierda en bloque contra Moreno

El segundo debate fue más vivo, menos táctico, más entretenido. No hubo choques entre los candidatos de la izquierda, centrada en movilizar a su electorado y en criticar a Moreno. "¡Cuánta complacencia!", le lanzó Juan Espadas (PSOE) a Moreno (PP), al que acusó de vivir en la "propaganda", alejado de la "Andalucía real".

Inmaculada Nieto (Por Andalucía) afirmó que el Gobierno andaluz es "un monumento a la nada", pura fachada sin contenido real. "Encontrar un pediatra es encontrar el santo grial" o "los alumnos y alumnas están en las aulas como sardinas en lata" son dos de las frases que le dedicó. "Usted es educado, yo también, pero moderado no es, porque aplica unas políticas que hacen mucho daño, unas políticas que han hecho polvo nuestros servicios públicos", le dijo Nieto a Moreno, al que –afirmó– se está poniendo "toda la cara de Susana Díaz" por su "soberbia" y desconexión de la realidad. Espadas no dijo nada ante esas palabras.

Tanto Espadas como Nieto negaron el salto adelante en lo económico del que presumen Moreno y su vicepresidente, Juan Marín (Cs), pero además lo acusaron de tratar de atribuirse méritos del Gobierno central. "Todo de lo que puede presumir en empleo lo ha hecho el Gobierno de España", afirmó Nieto.

Los tres candidatos de izquierdas hicieron repaso de terminales públicos –a su juicio– maltratados por el Gobierno andaluz: sistemas de sanidad y educación, universidad, agencias de la vivienda y de bomberos forestales, Canal Sur, cadena que Vox quiere cerrar... Teresa Rodríguez (Adelante Andalucía) eligió precisamente Canal Sur para arrancar el debate, haciendo una defensa de la televisión pública, que este lunes emitió el debate. Ahí estaba Rodríguez: recordándole a la audiencia de Canal Sur que el posible socio de Juan Manuel Moreno quiere cerrar su televisión. No da puntada sin hilo. La candidata de Adelante fue insistente en dos preguntas a Moreno: si seguirá el modelo sanitario de Isabel Díaz Ayuso en Madrid y si permitirá el retroceso de derechos de las personas Lgtbi. Moreno, a lo suyo, no entró al trapo.

Juan Manuel Moreno y el órdago de Olona

Las encuestas le pronostican una mayoría clara a Moreno (PP). Sería la segunda vez que su partido lograse ser el más votado en unas autonómicas, después de la amarga victoria de 2012 de Javier Arenas, cuando PSOE e IU se aliaron para cortarle el paso de San Telmo. Ahora hay encuestas que lo dejan al filo de los 55 diputados, mitad más uno de los parlamentarios. El candidato del PP evita la expresión "mayoría absoluta", que remite a la etapa de Manuel Chaves (PSOE), y utiliza la de "mayoría suficiente". Asegura Moreno que para esa "mayoría suficiente" valdría un triunfo en el que el PP obtenga más representación que toda la izquierda. ¿Sería, como dice Moreno, "suficiente" con esa mayoría? Vox –tanto Santiago Abascal como Macarena Olona– lo niega rotundamente. Su mensaje es claro: sólo permitirá la investidura del candidato del PP a cambio de entrar en el gobierno. Y este lunes Olona solemnizó el mensaje ante la audiencia.

Moreno fue fiel a su lema de campaña: "Andalucía avanza". "Andalucía ha avanzado a pasos agigantados", afirmó. Una y otra vez se remitía al mismo campo semántico: "Serenidad", "moderación", "respeto", "diálogo", "sentido común", "reforma"... El presidente acusó a la oposición de recurrir a la "mentira" para no reconocer "ni una sola" cosa bien hecho por el Gobierno andaluz, lo que a su juicio resta credibilidad a la crítica.

Viento en popa en las encuestas, Moreno estuvo menos esquivo con Olona que en el primer debate. "Para defender sus propuestas no hace falta proyectar una mala imagen de Andalucía", le dijo Moreno. Eso sí, cuando Olona le afeaba que no diese réplica a la izquierda –por ejemplo, sobre la supuesta perversión a los niños en las aulas con contenido inapropiado que denunció la candidata de Vox–, le decía: "Haga usted su debate, que yo hago el mío". En efecto, Moreno, con todo a favor para repetir como presidente, trató de hacer su debate sin bajar a la confrontación directa. Sus obstáculos para conseguirlo fueron el cuestionamiento de su obra política por parte de la izquierda y la interpelación directa de Olona, que intentó forzarlo a decir que sí a un pacto con ella. El candidato popular no lo confirmó –como es normal–, pero evitó descartarlo. Y se refugió en una de sus formulaciones genéricas: "Yo quiero gobernar con una alianza con los andaluces".

Juan Espadas y el "pacto que se incuba"

El PSOE obtuvo 33 escaños y fue el partido más votado en diciembre de 2018. Las encuestas no aseguran a Espadas conseguir lo primero y coinciden en que no logrará lo segundo. El candidato socialista, que ya ha dejado claro que no se abstendría en una votación de investidura de Moreno para evitar una mayor influencia de Vox, se presenta como la única alternativa presidencial a pesar de que las encuestas le invitan al pesimismo. Para conseguirlo la izquierda tendría que sumar 55 escaños. Ningún sondeo lo pronostica.

En esas difíciles circunstancias llegaba al segundo debate Espadas, que, a diferencia de lo ocurrido en el primero, sí respondió a las alusiones de Moreno a su pasado como consejero de Manuel Chaves y José Antonio Griñán. Y se mostró orgulloso, tanto de esa trayectoria como de los 37 años de gobierno del PSOE. Espadas, que trató de retratar a Moreno como rehén del PP, llamó a los "progresistas", especialmente a "los que se quedaron en casa" en 2018, a evitar "el pacto que se incuba entre el PP y Vox". Olona le había presentado envuelta en papel de regalo su línea argumental. Ahora está por ver qué impacto tiene en el electorado el miedo a Vox.

Olona a por el Gobierno

Hasta las recientes elecciones de Castilla y León, el mejor resultado de Vox en unas autonómicas era el de Andalucía en diciembre de 2018. Y lo obtuvo cuando el electorado no sabía aún de la fuerza del partido. Aquellos 12 diputados cosechados a ciegas dan idea del elevado suelo en Andalucía de la formación, a la que todas las encuestas pronostican un crecimiento. Pero, ¿hasta qué punto? Esa es la cuestión.

La elección de Olona como candidata debía, en teoría, servir para que Vox llegase a nuevos segmentos del electorado y alcanzase una nueva dimensión. Es una incógnita si lo conseguirá. Lo seguro es que Olona no está llevando la batuta de la campaña, ni macando la agenda, y ha pasado más tiempo a la defensiva que a la ofensiva, con temas como su empadronamiento irregular y su actitud titubeante tras el primer debate.

En el segundo debate, Olona se dirigió una y otra vez a Moreno para tratar de mostrarlo como demasiado próximo a la izquierda. El presidente del PP, dijo, se ha rendido a la "bazofia ideológica" progresista, afirmó. Olona le recordaba a Moreno era presidente "gracias a Vox" –ante lo que Espadas asentía–. Y le lanzó este mensaje, que marcó el resultado global del debate: no va a "tenerle en cuenta" las críticas durante la campaña, o que haya dicho que no la quiere de vicepresidenta; ahora bien, "si [Moreno] necesita un escaño de Vox, una abstención de Vox, no lo va a tener si Vox no está dentro del Gobierno". ¿Por qué? Porque "o estamos dentro o no cumplen lo firmado", añadió Olona. La candidata llegó a tender la mano a Moreno durante el debate, pero no de forma figurada, sino literal. Alargó la mano y se la ofreció en un gesto teatral, que el presidente ignoró.

Moreno evitó rechazar la posibilidad del pacto, algo que Espadas se encargó de subrayar. El candidato del PSOE llevó incluso una fotografía de la firma del acuerdo entre el PP y Vox tras las elecciones de diciembre de 2018. Las palabras de Olona, dijo Espadas, habían sido "una declaración de amor [a Moreno] en toda regla".

Por lo demás, Olona recurrió a su repertorio habitual de su partido. Acusó a Moreno de permitir que a los "niños de diez años" se les enseñe "qué es la masturbación". Habló de cerrar "chiringuitos ideológicos", como el Consejo Andaluz Lgtbi, y garantizó –a pesar de que Vox ha prometido salvar Canal Sur– sus trabajadores no perderán el empleo. No quedó claro cómo. Los que irán a la calle son "activistas" y "enchufados", afirmó.

Mientras le ofrecía a Moreno la vicepresidencia si ella era la más votada –"Eso es un delirio", replicaba con una risilla el candidato del PP–, Olona afirmaba que el Gobierno de Pedro Sánchez era "ilegítimo", decía que la izquierda "ha abrazado el discurso de las élites" y denunciaba que Alberto Garzón (IU) se había puesto "ciego a jamón" en la Feria de Sevilla. Así es Olona: una sucesión de fuegos artificiales. Las urnas dirán el domingo si su campaña de trazo grueso sin hilo conductor ha funcionado.

Nieto en el cuerpo a cuerpo

Inmaculada Nieto, candidata de Por Andalucía, llegó al debate tras decir que la entrada en la campaña de Yolanda Díaz ha supuesto una "catarsis". Las encuestas le dan a su coalición, que vuelve a reunir a Podemos y Más País, un grupo propio, pero peores resultados que los obtenidos en 2018 por Adelante Andalucía, la marca con la que se presentó entonces Unidas Podemos (17 diputados).

Nieto, más contundente este lunes que el pasado, sí entró esta vez en el cuerpo a cuerpo con Olona, a la que recordó que había votado en contra de la Ley de Cadena Alimentaria y de la reforma laboral, lo cual es –a su juicio– incompatible con su supuesto compromiso con la clase trabajadora y el campo. Pero el principal objeto de sus críticas fue Moreno, al que acusó una y otra vez de vivir instalado en un triunfalismo sin justificación.

Rodríguez contra "Iberdrolona"

Como fenómeno nuevo que es, Adelante Andalucía tiene más de un incógnita que otras candidaturas. Los sondeos prevén que entre en el Parlamento. ¿Con grupo propio? Con las encuestas en la mano, parece difícil.

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Otra vez, Rodríguez fue en el segundo fue la que más chocó con Olona. Cuando la candidata de Vox se escandalizó por el contenido sobre "masturbación" para niños de diez años, Rodríguez le dijo que seguramente ella preferiría el discurso de los "colegios de curas" según el cual "la masturbación nos deja ciegos". Además, le recordó que tiene acciones en Iberdrola –la llamó "Iberdrolona"– y que gana dinero cuando a los andaluces les suben la luz. Olona respondió que el alcalde de Cádiz, José María González Kichi, pareja de Rodríguez, se gasta más en "comilonas con dinero público". "Qué mal gusto tiene usted", afirmó Rodríguez.

Marín y la "envidia de este país"

Juan Marín, candidato de Cs, que obtuvo 21 diputados en 2018, encara ahora el reto de mantener vivo a su partido y obtener representación parlamentaria, para lo cual necesita un 3% del voto. De la Asamblea madrileña desapareció y en las Cortes de Castilla y León le quedó un representante. En Andalucía Marín insiste en que su objetivo es reeditar el Gobierno de coalición con el PP. Para que tal cosa ocurra sus opciones pasan por una mayoría que deje al PP cerca de la absoluta (55), de forma que Cs ofrezca sus escaños, por pocos que sean, para completar. A priori, parece una carambola. Se verá.

El papel de Marín, otra vez, fue el del más entusiasta en la defensa del supuesto milagro económico andaluz y de la acción del gobierno. "Somos la envidia de este país", llegó a afirmar sobre Andalucía ante el asombro de Nieto. El candidato de Cs, que quiere evitar que Vox sustituya al partido naranja como socio del PP, trató de buscar la confrontación directa con Olona, acusándola de negar avances económicos, de querer retroceder en derechos y de querer cerrar Canal Sur aunque hay programas de toros y de caza.

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