Presupuestos Generales Estado

PP, Cs y los independentistas unen fuerzas para echar abajo los Presupuestos de Sánchez

Pedro Sánchez, durante la segunda jornada del debate de las enmiendas a la totalidad del proyecto de Presupuestos.

Sin sorpresas. El debate y votación del proyecto de Presupuestos para este año concluyó como estaba previsto: con la derrota del Gobierno.

De nada sirvieron los llamamientos de última hora llamamientosde Unidos Podemos y del PNV para que los independentistas reconsideraran su posición y dejase de condicionar el trámite a que el Gobierno acepte hablar de un referéndum de autodeterminación para Cataluña.

El presidente Pedro Sánchez abandonó inmediatamente el Congreso y se dirigió a la Moncloa sin despejar  la incógnita sobre si convocará elecciones anticipadas y en qué fecha.

En contra de los Presupuestos unieron fuerzas PP, Ciudadanos, Coalición Canaria, Bildu, UPN, Foro Asturias, una diputada de En Comú adscrita a Unidos Podemos, Marta Sibina, que protesta por el bloqueo de los barcos de ayuda humanitaria en el Mediterráneo. y los independentistas catalanes de Esquerra (ERC) y el PDeCAT. A favor lo hicieron Unidos Podemos, el PNV y Compromís. El diputado de Nueva Canarias, Pedro Quevedo, se ha abstenido. En total, 191 frente a 159.

Es la segunda vez desde la Constitución de 1978 que un proyecto de Presupuestos Generales es rechazado por el Congreso. En la anterior ocasión, en octubre de 1995, el Gobierno que entonces presidía el socialista Felipe González anunció el fin de la legislatura y convocó elecciones generales seis meses después.

La derrota parlamentaria, la más grave que puede sufrir un Gobierno en el Congreso, abre la puerta al final de la legislatura. Sin Presupuestos para 2019, Sánchez sólo puede gobernar aplicando la prórroga de los de 2018, diseñados por el Gobierno de Mariano Rajoy. E intentar sacar adelante algunas medidas en el Congreso por el procedimiento de real decreto ley, aunque para conseguirlo necesita también del concurso de los independentistas.

Interrogado acerca de esta posibilidad, el propio Sánchez había anunciado hace meses que la legislatura será más corta. Y aunque él siempre ha pensado en otoño como el mejor escenario para llamar a los españoles a las urnas, son abrumadoramente mayoritarios quienes quienes tanto en el seno de su Gobierno como en la dirección del PSOE le piden que aproveche la situación para convocar elecciones inmediatamente y llamar a la movilización de la izquierda frente a la triple alianza de la derecha formada por PP, Cs y Vox y a la posición inamovible del independentismo.

En los cálculos del entorno presidencial pesan mucho las encuestas, que sitúan al PSOE a la cabeza en las preferencias de los españoles y la esperanza de que una gran movilización del voto progresista impide a las derechas sumar los 176 escaños que necesitan para gobernar.

La fecha electoral

Otra cosa es cuándo convocar: algunos prefieren el 26 de mayo, coincidiendo con las locales, autonómicas y europeas, pero otros son partidarios de buscar una fecha antes, entre ellos los barones socialistas que creen tener más posibilidades si sus respectivas campañas electorales no giran en torno a la política nacional.

En los últimos días se ha especulado con la posibilidad de que la fecha elegida sea el 14 de abril, pero la más probable sigue siendo el 28, porque tanto el aniversario de la República como el 21 de abril coinciden con la Semana Santa. 

El debate al que se enfrenta el presidente en estos momentos gira en torno al mejor escenario para optimizar electoralmente el acoso al que le han sometido las tres derechas,. PP, Cs y Vox, y su política de diálogo pero sin concesiones en relación con el conflicto en Cataluña.

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Los partidarios de votar cuanto antes quieren aprovechar las propuestas incluidas en los fracasados Presupuestos en la base de su oferta electoral. Y convertir así las elecciones en una especie de plebiscito en el que los ciudadanos decidan qué prefieren: la propuesta radical de la derecha para Cataluña y las políticas liberales y a favor del mantenimiento de los recortes y la austeridad en el terreno económico de Casado, Rivera y Abascal o la apuesta por el diálogo territorial y la agenda social socialista, incluida una nueva fiscalidad para las grandes empresas con la que financiar la recuperación de la sanidad, la educación y la dependencia.

Quienes prefieren convocar elecciones creen además que la ruptura con los independentistas neutraliza el mensaje que la derecha ha querido construir mostrando a un PSOE sometido a la voluntad del PDeCAT y de Esquerra y les permite mostrarse como la única formación capaz de ofrecer soluciones para el conjunto de España más allá de la receta extrema de las derechas: una intervención indefinida de la autonomía catalana y una involución del Estado autonómico en todo el país.

 

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