PRESIDENTE DEL GOBIERNO

Rajoy: “Podemos decir que estamos saliendo de la crisis”

Rajoy: “Podemos decir que estamos saliendo de la crisis”

La economía también es un estado de ánimo. Es más. algunos creen que es, sobre todo, un estado de ánimo. Así se entiende que desde el Gobierno, del presidente Mariano Rajoy al ministro de Economía y Competitividad, Luis de Guindos, pasando por la ministra de Empleo, Fátima Báñez, se sucedan, uno tras otro, mes tras mes, los mensajes sobre señales y signos en la economía que anticipan una futura salida de la crisis.

"Creo de verdad que ahora podemos decir que estamos saliendo de la crisis" aseguraba Rajoy hace ya un trimestre; "estamos saliendo de la crisis, ya hay señales esperanzadoras" abundaba Báñez; los líderes del G-20, explicaba hace unas semanas De Guindos  están "totalmente de acuerdo" en que "la tensión [sobre la economía española] se ha reducido". Son brotes aparentemente verdes. Pero un poco engañosos.

Efectivamente hay algunos datos, sobre todo los referidos al comercio, las exportaciones y los flujos de capital (ya no sale dinero de España a chorro), que animan al optimismo. Un ejemplo: el déficit comercial acumulado en 2012 se situó en 30.757,4 millones de euros, el 33,6% menos que el registrado en 2011, gracias al dinamismo de las exportaciones y pese a que la factura energética ha crecido, según los datos difundidos por el Ministerio de Economía y Competitividad.

El de las exportaciones es el gancho que más se está utilizando (presidente Rajoy incluido), para intentar introducir algo de optimismo en el sistema. Según explicó Rajoy en el debate sobre el Estado de la Nación de febrero, con datos hasta noviembre de 2012, la balanza de pagos (exportaciones, importaciones, servicios, bienes y transferencias de capital) había registrado superávit. Bien, pero ese superávit descansa, en buena medida, en un importante descenso de las importaciones. En un año (diciembre de 2011 sobre diciembre de 2012), el valor de las importaciones se redujo en 2.212 millones, lo que supone una caída del 11,5%.

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Pero no son para lanzar las campanas al vuelo. Porque los datos negativos, esos que anclan la crisis en la realidad y mantienen a la mayoría en estado de shock, siguen ahí. Las afirmaciones del Gobierno, se podría decir, son  medias verdades o medias mentiras. Los brotes amarillean. Tienen poco de verdes. Incluso aunque se abuse del tinte. El déficit público de 2012 superó en 2012 el 10% (10,2%, según Bruselas). Incluso sin tener en cuenta las ayudas concedidas a la banca, el déficit que contabiliza el Ejecutivo, el 6,7%, supera en cuatro décimas el compromiso de rebaja pactado: el 6,3% del PIB.

Por el contrario, alguno de los últimos datos conocidos son realmente preocupantes. Por ejemplo, el del consumo eléctrico que recoge Red Eléctrica de España y que, en febrero, mostró una caída del 5,5% respecto al mismo mes de 2011 una vez descontados los efectos de calendario y de temperatura. mala cosa.

Toda una serie de porcentajes ensombrecen la visión optimista, obligada, del Gobierno. En el turismo, por ejemplo. La actividad turística en España cayó en 2012 cuatro décimas más  de lo inicialmente previsto, lo que significa un 1,6%, debido a una intensificación de la caída del consumo de los españoles, según la Alianza para la Excelencia Turística (Exceltur). El descenso ha provocado una caída del 77,1 % de las ventas empresariales, lo que ha afectado por primera vez al empleo con 23.279 afiliados menos en las ramas turísticas. Y si en algún punto de la economía no caben muchas razones para el optimismo es en el empleo. El año de la reforma laboral se ha cerrado con un aumento del número de desempleados del 13,2% (la tasa de paro supera el 26%), una caída en el número de ocupados de 850.000 personas y un crecimiento de los despidos por causas objetivas del 49%. Es un naufragio, por mucho que lo niegue la titular de Empleo, Fátima Báñez. Pero hay más. La crisis que no ceja afecta al ahorro de las familias y al consumo de bienes duraderos. Las malas sensaciones se mantienen.

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