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Tribunales

El rey emérito, protagonista involuntario en el primer juicio a Villarejo

Juan Carlos I, en 2018 durante el acto conmemorativo del 40 aniversario de la Constitución en el Congreso
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La guerra abierta entre el comisario jubilado José Manuel Villarejo y el exdirector del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) Félix Sanz Roldán se librará, a patir del 15 de enero, en un nuevo escenario: los juzgados de Madrid, que acogerán el juicio contra el expolicía por presuntos delitos de calumnias contra el exjefe de los servicios secretos y denuncia falsa. El procedimiento tiene todos los ingredientes para levantar expectación, pues además del conflicto personal entre estos dos personajes, la empresaria germano-danesa Corinna Larsen va a declarar como testigo e irremediablemente se airearán oscuros detalles de lo que fue su relación con Juan Carlos de Borbón, al menos después del escándalo de Botsuana, que es cuando ella asegura que comenzó a recibir amenazas del entorno del rey emérito.

La comparecencia de Corinna Larsen, de casada zu Sayn-Wittgenstein, ha sido solicitada por la defensa de Villarejo puesto que ambos tienen como enemigo común al exdirector del CNI. Esta extraña alianza entre la aristócrata y el comisario que ha puesto en jaque a políticos, empresarios y hasta al mismísimo Juan Carlos I quedó patente en las grabaciones de una conversación que mantuvieron en Londres en 2015, en la que Larsen afirmaba que el rey emérito cobró comisiones millonarias por obras adjudicadas a empresas españolas y que la utilizó como testaferro para ocultar la propiedad de dinero en Suiza y de terrenos en Marruecos. También denunciaba que Sanz Roldán le había amenazado tanto a ella como a su hijo.

De estas supuestas amenazas, Larsen dejó constancia en una declaración jurada que prestó ante notario en Londres hace más de un año. Según su versión, todo comenzó en 2012, a raíz de que el rey emérito tuviera el accidente en Botsuana y que semanas después su casa y su oficina de Mónaco fueron "ocupadas" por personal de una empresa de seguridad del país. Días antes había recibido un mensaje en el que le comunicaban que habían contactado con ella a través de sus "amigos de Madrid", por lo que ella interpretó que estaba relacionado con Juan Carlos I. Larsen asegura que desde la empresa de seguridad le trasladaron que se trataba de una misión de protección, pero ella sospechaba que se trataba de una "tapadera" de los servicios secretos de España para llevarse documentos. Por eso, dice que pidió explicaciones al entonces monarca y que éste le dijo que Sanz Roldán era quien estaba coordinando la operación.

En esos días de los sucesos de Mónaco, Corinna relaciona unos extraños correos electrónicos que recibió con el exjefe de los servicios secretos, en los que asegura que fue amenazada. Dichos e-mails también fueron aportados en la declaración jurada. "El general dijo que hasta que no le diera los documentos, no estaría segura", explicó la empresaria ante notario, unos documentos que ella vincula a su trabajo como comisionista, pero subraya que en ningún caso se trata de archivos de los servicios de inteligencia. Siempre según la versión de la empresaria, ésta se trasladó a Londres con los documentos en mayo de 2012 y fue allí donde, asegura, Juan Carlos de Borbón le contactó para informarle de que Sanz Roldán iría a verla. En el encuentro, de una hora en el Connaught Hotel, afirma que tanto ella como sus hijos fueron amenazados por el general.

Todo esto permaneció ajeno a la opinión pública hasta junio de 2017, cuando Villarejo, quien todavía estaba en libertad aunque ya bajo la lupa de los investigadores de la Fiscalía Anticorrupción –fue detenido sólo cinco meses después–, concedió una entrevista al programa de laSexta Salvados en el que contó la versión de Larsen sobre las supuestas amenazas que ella le había trasladado en su conversación en Londres en 2015 y que él se ocupó de grabar y guardar en su casa. Según el Ministerio Público de Madrid que le acusa de calumnias en el juicio que comienza el viernes próximo, el comisario hizo estas declaraciones "siendo consciente de que no era cierto". Larsen testificará en el juicio a propuesta de la defensa de Villarejo para ratificar las presuntas amenazas.

Es previsible que la defensa de Villarejo pregunte a la aristócrata germano-danesa por todos estos sucesos que relató al comisario y que después plasmó en la declaración jurada, por lo que el nombre del rey emérito saldrá a relucir más de una vez en el juicio por la relación que durante años mantuvo con Larsen y que se destapó tras el escándalo de Botsuana. Además, es seguro que durante el juicio se podrá escuchar el extracto exacto de la conversación grabada por el comisario en el que ella revelaba que se había sentido acosada por parte de Sanz Roldán, tal y como adelantó La Razón.

Su amigo Oli, también testigoOli

En relación con el delito de calumnias, también están citados para el juicio como testigos, a instancias igualmente de la defensa, Esperanza Casteleiro, exresponsable del Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado (CITCO) y actual jefa de Gabinete de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el que fuera jefe de la Unidad de Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) José Luis Olivera. A raíz de los sucesivos levantamientos de sumario del caso Tándem, la macrocausa de la Audiencia Nacional que investiga las supuestas actividades ilícitas del comisario jubilado por el que éste se encuentra en prisión preventiva desde noviembre de 2017, se ha ido descubriendo la estrecha relación entre Olivera y Villarejo a lo largo de los años más allá de sus cometidos profesionales en la Policía.

Son numerosos los vínculos de amistad y negocios que ha dejado al descubierto el sumario, especialmente en las conversaciones que Villarejo grababa y en las que se le escucha llamar Oli o tronco al exjefe de la UDEF. Anticorrupción sospecha que entre ambos había un "concierto económico" según el cual Olivera colaboró con el comisario, presuntamente facilitándole información privilegiada para sus intereses privados a cambio de una comisión que podría haber sido del 5%. Inexplicablemente, Olivera no está imputado en el caso Tándem, aunque el juez Manuel García Castellón ha ordenado investigar sus cuentas y patrimonio.

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El otro eje del juicio contra Villarejo será la denuncia presentada el 1 de junio de 2017 por el comisario contra Sanz Roldán y el periodista Javier Ayuso por un artículo sobre sus "tentáculos" en el mundo judicial que se ilustraba con una fotografía suya, según asegura, obtenida de una operación antiterrorista en la que había participado como agente encubierto. En la imagen aparecía Villarejo bajando de un avión en la zona de pistas del aeropuerto de Melilla y, siempre según su denuncia, formaba parte de un dosier que el CNI habría facilitado al periódico El País con el conocimiento y la autorización de Sanz Roldán, lo cual sería constitutivo, en su opinión, de un delito de descubrimiento y revelación de secretos y de un delito de colaboración con actividades de organizaciones terroristas.

La denuncia del expolicía no fue admitida a trámite y el juez ordenó el archivo de las actuaciones. Villarejo recurrió en reforma y en apelación, sin ningún éxito, y finalmente tanto la Fiscalía como la Abogacía del Estado, en representación del CNI, acabaron emprendiendo acciones contra él por denuncia falsa en los juzgados de Madrid.

En este juicio, que se había suspendido hasta en cuatro ocasiones en los últimos meses debido a problemas técnicos y la pandemia de coronavirus, Villarejo se enfrenta a una petición de cárcel de dos años, una nimiedad si se compara con las penas que Anticorrupción ya pide para él en varias piezas de la macrocausa Tándem en la Audiencia Nacional y que ya suman más de cien años de prisión por delitos que van desde el cohecho hasta el blanqueo de capitales y organización criminal. La novedad del procedimiento que comenzará el viernes que viene en los juzgados de Madrid estriba en que será la primera vez que el comisario se siente en el banquillo de los acusados.

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