La Ruta de la Plata: el tren que el oeste de España no quiere volver a perder

Manifestantes piden la reapertura del tren 'Ruta de la plata'.

Una sensación de urgencia, de última oportunidad, recorre la antigua Vía de la Plata romana. El tren que heredó el nombre de aquella calzada podría volver a circular en 2040 si el Gobierno español pide a la Comisión Europea que lo incluya en su red básica ampliada de transporte, que debe ser una realidad para ese año. Si no, la infraestructura quedaría relegada a 2050, un plazo que ven inasumible quienes llevan casi 40 años reclamando enmendar lo que consideran un “error histórico” del Gobierno de Felipe González. 

Entre el verano de 1896 y la Nochevieja de 1984, el Ruta de la Plata vertebró el oeste de España desde Gijón a Sevilla. El Gobierno socialista decidió cerrar la línea por considerar que no era rentable, en 1985 para viajeros y en 1995 también para mercancías. “Fue un desacierto completo. Lo que pasaba es que llevaban mucho tiempo sin invertir en esa línea y las velocidades comerciales no eran las que se estaban demandando”, explica a infoLibre Juanjo Ramos Vicente, funcionario ahora jubilado que lleva 35 años investigando sobre el ferrocarril en Extremadura. Ahora trabaja en la segunda edición de su libro de 2012 “Palazuelo-Astorga, una línea estratégica”, ante el interés “renovado” por la posible resurrección de esta ruta.

Este aficionado ferroviario ha recorrido siete veces andando la línea para su trabajo de campo y alaba su diseño. “Desde el punto de vista de la ingeniería es para quitarse el sombrero. Hubiera sido de mayor economía para el Estado renovar en su momento la línea completamente”, opina. Y describe una línea “en distintas fases de desmantelamiento, que se ha ido deteriorando, donde ha habido robo de material, incluso rótulos y relojes”. Las antiguas estaciones y viviendas del personal se han alquilado o vendido. Hay tramos convertidos en rutas verdes para pasear.

“Casi 40 años después de ese desmantelamiento, esta zona oeste es una de las de menos dinamismo económico y de las más despobladas de España y eso tiene que ver con la falta de transporte”, señala Irene de Miguel, portavoz de la confluencia de izquierdas Unidas por Extremadura, quien celebra que ahora Cámaras de Comercio y Autonomías se sumen a una reivindicación que durante “muchísimo tiempo” han defendido desde formaciones políticas como Izquierda Unida y asociaciones. “Ahora hay mayor sensibilidad con el tema, porque vemos la urgencia y la necesidad de tener ese tren. No podemos perder esta oportunidad única de recuperar una vía que nunca debió desmantelarse”, sostiene. La diputada en la Asamblea de Extremadura reivindica la recuperación de la vía completa, todo el tramo entre Astorga y Plasencia, algo que considera “una deuda con estos territorios”. “Tenemos que cambiar, no es época de invertir en autovías, sino en vías electrificadas de tren”. 

“Perder el tren es perder el futuro”

El siglo XX fue el de las carreteras y el XXI es el de los trenes. Con esta sentencia defiende la infraestructura German Barrios, cofundador de la plataforma Corredor Oeste-Ruta de la Plata y exconsejero de Empleo e Industria de Castilla y León por Ciudadanos. “Este tren se quitó porque no era productivo, pero ahora ocurre todo lo contrario. El transporte de mercancías en tren es más rápido y menos costoso que por carretera. Ahora todo el mundo quiere transportar en tren. Si se pierde este tren, se perderá el futuro”, argumenta. Esa sensación de urgencia, de última oportunidad, ha espoleado la movilización social por el Ruta de la Plata en este último año. 

Esto estaba muerto, era algo romántico, y en un año se ha conseguido mucho porque está viendo todo el mundo que es totalmente viable, con el respaldo de la Unión Europea como parte del Corredor Atlántico”, i ndica el portavoz de la plataforma, José María Alonso Rodríguez. Trabajan a contrarreloj porque saben que su margen es estrecho. En marzo de 2024 tiene que estar cerrada la configuración de la red básica ampliada de la Red Transeuropea de Transporte. Si el Gobierno español no incluye el Ruta de la Plata, la infraestructura quedará para la última fecha, el 2050, como parte de la red global. A finales de enero convocarán concentraciones en todo el oeste para tratar de impedirlo. También promueven una reunión ese mes de los presidentes de Asturias, Castilla y León, Extremadura y Andalucía. 

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Esta semana, el día 29, hubo una reunión de instituciones de Castilla y León y Extremadura en el Ayuntamiento de Plasencia en la que se acordó pedir una reunión urgente con el nuevo ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, el vallisoletano Óscar Puente, para conocer “cuál es la intención real del Ejecutivo” sobre esta infraestructura. Los dos gobiernos autonómicos, diputaciones, ayuntamientos, universidades y cámaras de comercio se han unido para recuperar un tren que consideran vital para el territorio. “Resulta imprescindible para el empleo, la creación de oportunidades, el desarrollo logístico, la diversificación del sistema productivo y para dar frenazo a la despoblación”, recoge la declaración conjunta.  

Sin duda lo veo como una última oportunidad”, dice Rubén Cuellar, politólogo y activista por el tren en Extremadura. Es de Mérida y trabaja en Salamanca como investigador predoctoral. Pronuncia una de las frases más repetidas entre quienes batallan por el reequilibrio territorial de España: “No tiene sentido que todo tenga que pasar por Madrid”. “Hay una gran movilidad de extremeños hacia Salamanca y hacia Sevilla, no tener este tren es parte de nuestros problemas ferroviarios”, afirma. Cuellar critica que “por razones políticas” haya habido “una gran diferencia de inversión” en los dos corredores europeos que pasan por España: el Mediterráneo y el Atlántico. 

“Los dos son absolutamente necesarios, pero el Mediterráneo está bien diseñado y el Atlántico no, porque todo tiene que pasar por Madrid y se hace un cuello de botella. El nuevo ministro debe tener la sensibilidad de que no ha sido la misma inversión, de que tiene que hacerse de forma homogénea, si no desarrollas una parte, es malo para el conjunto”, considera Barrios. De Miguel también defiende que el Ruta de la Plata beneficiaría a todo el país. “La competencia entre comunidades me parece absurda, pero tenemos que ir a un modelo de equilibrio territorial, es urgente conectar territorios que llevan décadas de subdesarrollo”.

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