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Crisis del coronavirus

La sanidad más descentralizada de Europa y el esfuerzo de las enfermeras aúpan a España al 'top' de vacunación en la UE

Un profesional sanitario sostiene un frasco con la vacuna de AstraZeneca en el Pabellón 3 del Hospital Público Enfermera Isabel Zendal, en Madrid.

España es el décimo país de la Unión Europea en cuanto a porcentaje de la población completamente inmunizada por la vacuna contra el covid-19. En cuanto a este concepto, y también en cuanto a dosis administradas en relación al número de habitantes, se trata del cuarto país con mejor ritmo de entre los 10 con mayor PIB. Y el primero, si seleccionamos los países de nuestro entorno más afectados por la vacuna, como Alemania, Francia, Italia o Portugal. Aunque las diferencias no son muy amplias, la comparación beneficia a nuestro país, que tan mal parado sale de otro tipo de estimaciones pandémicas. Cada comunidad inocula continuamente entre el 80% y el 90% de los viales con los que cuenta. ¿Cuáles son las claves del éxito? Los especialistas señalan varios factores que pueden influir. Principalmente, un sistema de Atención Primaria muy descentralizado, con un centro de salud en cada barrio, "uno de los más imitados del mundo"; y un esfuerzo "admirable" de las enfermeras, a pesar de las carencias y la pesadilla que han vivido por la pandemia.

España cuenta con unos 13.000 centros de salud, tanto públicos como privados. Es a lo que se refería el ex ministro de Sanidad, Salvador Illa, cuando habló de "13.000 puntos de vacunación" en diciembre. La red, tanto por su extensión como su eficiencia, es de las mejores del continente, en comparación solo con el sistema de Reino Unido y un National Health Service que resistió a los intentos de privatización de Margaret Thatcher. Así lo creen los expertos consultados, que destacan lo positivo de un modelo en el que la mayoría de los ciudadanos, exceptuando a los que viven en zonas ampliamente despobladas, tienen una instalación de Atención Primaria a minutos andando de su domicilio. Otros países apuestan por centralizar la atención médica en hospitales, por lo que se pierde cercanía, accesibilidad y conocimiento de las características sociodemográficas de la población a la que se atiende. 

"La existencia de infraestructuras que bajan a lo barrial es un factor muy favorecedor", asegura el experto en gestión sanitaria y médico de familia Javier Padilla. "Yo lo digo siempre: cualquier país mataría por tener una estructura distribuida de profesionales formados, con población asignada que tiene sentimientos de pertenencia a los lugares donde se les va a vacunar". Continúa: "Creo que no es nada aventurado decir que no hay un país con una red tan distribuida como la nuestra. Las imágenes de vacunación en estadios de fútbol y tal son muy llamativas, pero yo siempre pienso: qué putada que no tengan centros de salud en todos esos países".

Coincide Julián Ezquerra, médico de familia y secretario general de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts). "Es una red de Atención Primaria casi única en toda Europa. El modelo, junto al inglés, es uno de los más imitados y copiados del mundo. En países como Suecia, por ejemplo, no existe la Atención Primaria. Deslumbra el hospital, porque es donde se hacen las operacioes complejas; pero el 80% de las afecciones se cubren en los centros de salud". El facultativo destaca, además, la cantidad y calidad de pediatras que trabajan en estos espacios, protagonizando un servicio a la población menor de edad difícilmente replicable en otros países.

Para Ezquerra, España y las comunidades autónomas han sabido conjugar, de manera muy acertada en la mayoría, la vacunación en centros de salud y en grandes espacios como polideportivos, estadios u hospitales. "En el Zendal, en un día se pueden poner 10.000 vacunas", señala. Ofrece más cifras: "En Madrid, si solamente con que cada centro de salud pusiese 100 vacunas al día, pondríamos 26.000. Añádele tres centros grandes y algunos hospitales vacunando. Nos vamos a 50.000 dosis en un día. Y es un fenómeno que se extiende a la mayoría de las comunidades", destaca. Lo llamativo es que la realidad dobla las mejores estimaciones del médico: la comunidad que dirige Isabel Díaz Ayuso fue capaz de inocular 116.433 vacunas el pasado lunes. 

Sin embargo, Padilla es crítico con un aspecto de la estrategia de vacunación del Gobierno madrileño: el uso excesivo de grandes recintos, como el hospital Enfermera Isabel Zendal. Estos espacios tienen ventajas obvias: la logística es mucho más sencilla y, además, permiten unir los esfuerzos de trabajadores sanitarios tanto de hospitales como de centros de salud. Pero son solo recomendados en un contexto "de gran disponibilidad de vacunas" y en los que se inmunice "a jóvenes sin patologías en un entorno de baja reticencia". Madrid, sin embargo, ha estado convocando a mayores de 80 años al Zendal, aunque vivieran a decenas de kilómetros del centro y no tuvieran cómo desplazarse. "Eso ha sido un despropósito y dudo que ni siquiera lo defiendan ellos de puertas para adentro", critica. 

En el caso de personas sin problemas de movilidad y para los que vacunarse es una gran beneficio en relación al riesgo de enfermedad grave que sufren, estos grandes recintos son ideales. "Se mueve el paciente y no la vacuna. El problema de la logística te lo quitas de enmedio y lo externalizas a la población". Sin embargo, en unos meses habrá que tener en cuenta que los más jóvenes, de 18 a 30 años, pueden tener más reticencias. Lo más probable es que, si se contagian, no desarrollan un cuadro que requiera hospitalización. No hay tantos incentivos. Para ellos, recomienda Padilla, lo mejor es el centro de salud. Para que el esfuerzo sea mínimo y maximizar los porcentajes de población vacunada. 

Otros factores: la esperanza de vida y el "esfuerzo admirable" de las enfermeras

Hay otros factores que pueden estar sumando para apuntalar el liderazgo de España en ritmo de vacunación en el contexto de la Unión Europea. España tiene una población "bastante envejecida y bastante cascada", asegura Padilla: la esperanza de vida es la segunda del continente (solo por detrás de Suiza), pero con comorbilidades habituales. Eso puede hacer que el país tenga a más gente que vacunar en esta primera fase que sus vecinos, lo que podría estar distorsionando la estadística, como se puede comprobar con facilidad en las comunidades autónomas. "Las que van vacunando más rápido es porque reciben más vacunas, porque tienen más personas mayores, como Asturias y Castilla y León", señala. 

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La portavoz del Sindicato de Enfermería (Satse) María José García apunta al factor humano: el "esfuerzo admirable" de las enfermeras, agotadas por la pandemia, por acelerar el proceso de vacunación. "La fortaleza real de la Atención Primaria es, ni más ni menos, que sus profesionales", zanja. "Las enfermeras y enfermeros tenemos muy claro un concepto: cuanto antes vacunemos a la población antes conseguiremos salir de ésta. Somos los profesionales a los primeros a los que les interesa acabar con la enfermedad lo antes posible".

García destaca a las miles de enfermeras que han estado vacunando en turnos previos o posteriores a los que les correspondían; y a las miles de jubiladas que se han ofrecido a echar una mano si era necesario. "Me parece un esfuerzo admirable", asegura. 

Sin embargo, España recibirá más dosis aún durante el tercer trimestre del año, lo que puede cortar la racha de buenas noticias con respecto a la vacunación y mostrar el talón de Aquiles de la Atención Primaria: la falta de profesionales. Tanto el ratio de médicos como de enfermeras/habitante está por debajo de la media de la Unión Europea. "España tiene una falta endémica de enfermeras. Faltan unas 15.500" para, al menos, ponernos al mismo nivel del club comunitario, acusa García. "Si se sigue atendiendo a los pacientes en las mejores condiciones posibles es por el esfuerzo que están haciendo". 

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