Ciencia y covid-19

Las siete investigaciones españolas más prometedoras en la lucha contra el coronavirus

El doctor Benito Almirante, jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas de Vall d'Hebron.

La investigación científica en España se está moviendo, y mucho, contra el coronavirus. No solo para encontrar una vacuna que inmunice al cuerpo humano a la entrada del SARS-CoV2, hito que será el principio del fin definitivo de la pandemia, sino para encontrar tratamientos eficaces que conviertan los casos muy graves en graves y los graves en leves, para descongestionar los hospitales y paliar el reguero de vidas humanas que está dejando la crisis sanitaria. En ambas luchas están inmersos investigadores de hospitales y centros de todo el país. En concreto, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) coordina dos iniciativas para buscar una vacuna eficaz, utilizando dos métodos distintos. Y los ensayos clínicos con tratamientos ya se cuentan por decenas, aunque los que podrían ser más útiles en menos tiempo son los que ya están a la venta para combatir otras enfermedades, como la artritis, y solo hay que demostrar su eficacia ante el covid-19 y la ausencia de efectos secundarios significativos.

La búsqueda de la vacuna: Mariano Esteban, Isabel Sola y Luis Enjuanes

El CSIC cuenta con dos proyectos paralelos hasta el momento para encontrar una vacuna contra el coronavirus. En total, se están desarrollando 52 iniciativas en todo el mundo –por ahora–. Todos los plazos que se manejan oscilan entre los 12 y los 18 meses: antes sería casi imposible contar con una vacuna 100% lista para su distribución en masa. Las técnicas no son las mismas y, de hecho, varían entre las dos líneas de trabajo que se siguen en el seno de la institución científica española. El sistema tradicional, el que tiene más recorrido, es el de inyectar en el paciente una versión del virus atenuado (no se puede decir muerto, ya que no son seres vivos) para que el cuerpo humano desarrolle defensas sin peligro de desarrollar la enfermedad. En estos momentos, los científicos Isabel Sola y Luis Enjuanes trabajan en un prototipo del SARS-Cov2 atenuado para, en dos meses –calculan– empezar con las pruebas con animales. En palabras del Gobierno, este método tardará más, pero su efectividad será, probablemente, mayor.

Al mismo tiempo, el investigador Mariano Esteban lidera otro grupo en el Centro Nacional de Biotecnología, adscrito al CSIC, para encontrar una vacuna utilizando como base un derivado del virus de la viruela. Este derivado contiene el gen de una proteína llamada S (spike) que utiliza el nuevo coronavirus para propagarse por todo el cuerpo y dañar las vías respiratorias. Si el cuerpo logra articular una respuesta inmunológica a dicha proteína, conseguirá, en teoría, repeler el SARS-Cov2 y evitar que se desarrolle la enfermedad. Los trabajos investigadores sobre las proteínas son los más comunes a la hora de encontrar la vacuna del coronavirus, según se refleja en esta compilación de El Confidencial, y los métodos de Solá y Enjuanes son los menos utilizados. También hay proyectos que utilizan la cadena de ADN o ARN del coronavirus para lograr que las defensas lo identifiquen. Un sistema novedoso, y rápido, pero potencialmente menos eficaz.

Tratamientos

En cuanto a tratamientos que se estén investigando en centros españoles, la lista es muchísimo más amplia y predominan los ensayos clínicos que prueban medicamentos que ya existen en el mercado: la búsqueda de una cura o de un fármaco es, así, mucho más rápida, un punto a favor dada la velocidad de propagación del coronavirus. Por ejemplo, los hospitales Vall d’Hebron, Ramón y Cajal, La Paz, Gregorio Marañón y Clinic de Barcelona trabajan ya probando el sarilumab, un fármaco contra la artritis. Sin entrar en detalles demasiado técnicos, estos anticuerpos no eliminan totalmente la presencia del agente infeccioso, sino que mitigan su impacto en las vías respiratorias. Si se probara su eficacia, se trataría de una muy buena noticia: el impacto en los pulmones es lo que habitualmente agrava los casos de covid-19 y lleva a la muerte a los pacientes más afectados. No solo se evitarían fallecimientos, también se lograría reducir el número de pacientes que necesitan ingreso hospitalario y ventilación asistida, lo que daría un respiro a los sistemas sanitarios que estén más en apuros. El primer paciente que fue tratado con este medicamento ya está con el alta médica en casa.

El remdesivir, por otro lado, es una molécula que ya se utilizaba para los pacientes con enfermedades respiratorias, graves o moderadas. El Gobierno ha autorizado dos ensayos médicos con este compuesto, y participarán ocho hospitales de Madrid, Barcelona, Bizkaia y Málaga. Fue diseñada originalmente para paliar el ébola, aunque no ofreció muchos resultados: sin embargo, con el nuevo coronavirus puede ser diferente. La Agencia Europea del Medicamento (EMA, siglas en inglés), de hecho, ya ha autorizado su uso fuera de los ensayos clínicos con fines "compasivos": un término que se utiliza cuando una enfermedad no tiene tratamiento conocido.

La cloroquina y su variante la hidroxicloroquina también están siendo investigadas para su posible uso ante el covid-19. Los primeros resultados de las investigaciones con este medicamento, según refleja este artículo de Mediapart, fueron polémicos por sus resultados poco concluyentes. Sin embargo, los ensayos clínicos con el fármaco, autorizado originalmente para su utilización contra la malaria, se están generalizando en todo el mundo, también en España. Los ensayos clínicos que lidera el hospital Sant Creu y Sant Pau, de Barcelona, prueban su eficacia combinada con la azitromicina y el tocilizumab. "Los investigadores estudiarán si la administración precoz de este último fármaco mejora la acción conjunta de los dos primeros", explicó el Gobierno, para limitar la infección pulmonar que causa la gran mayoría de las complicaciones.

Hasta ahora, los tratamientos explicados siguen la misma mecánica: medicamentos ya existentes que pueden (o no) funcionar contra el coronavirus. Sin embargo, el hospital Puerta de Hierro, de Majadahonda (Madrid) coordina la investigación de un sistema completamente diferente, y que también despierta esperanzas: utilizar plasma de pacientes ya recuperados, con anticuerpos generados, para mejorar la respuesta inmunitaria del paciente. Se prevé incorporar al ensayo, informó la Comunidad de Madrid, a más de 20 centros hospitalarios de toda España. El plasma (la fracción de la sangre desprovista de leucocitos y glóbulos rojos) de las personas que han superado el covid-19 se denomina "plasma hiperinmune", y se introduce en el cuerpo de los enfermos a tratar.

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Podría ayudar a eliminar el virus, a minimizar el daño que éste causa y a mejorar la evolución clínica y la recuperación de los que lo reciban, aunque aún falta mucho para saber si la terapia es segura, así como para conocer cuál es el mejor momento para extraer el plasma del recuperado, entre otras dudas que aún se manejan.

Pero si hablamos de innovación, es necesario mencionar el esfuerzo de la bióloga Nuria Montserrat, líder de un equipo en el Instituto de Bioingeniería de Cataluña (IBEC). Utiliza minirriñones (un grupo de células) a los que inocula el nuevo coronavirus y aplica en ellos un fármaco ya utilizado en una enfermedad causada por un agente infeccioso muy similar: el SARS. El medicamento se llama APN01 y ya se ha autorizado un ensayo clínico con 200 pacientes de Alemania, Austria y Dinamarca. No hay, aún, resultados concluyentes, pero los primeros experimentos son muy prometedores.

La búsqueda de la vacuna, por ahora, está siendo planteada como una carrera en la que gana el país que antes encuentre un remedio efectivo, con escasas muestras de colaboración entre países. Puede influir que el primer Estado que la consiga logrará distribuir en primer lugar a su población. Sin embargo, con los ensayos clínicos contra el coronavirus se están produciendo muchas más muestras de colaboración entre investigadores, médicos y científicos de todo el mundo, en muchos casos auspiciados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es el caso de la iniciativa Solidarity, que involucra a diez países, entre ellos España, en la búsqueda del mejor tratamiento. Los ensayos incluyen el remdesivir y la cloroquina, así como el ritonavir (una combinación de fármacos ideada para el tratamiento del VIH). Ojalá puedan dar buenas noticias cuanto antes.

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