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"En tres años he ganado 200 euros": la precariedad de los músicos en plataformas ya suena en la Eurocámara

Un músico sostiene una pancarta frente a la sede de Spotify en Madrid en una concentración contra la precariedad.

Susana de Diego tiene una corta pero fructífera carrera musical. A sus 22 años, esta joven cantante, que se quedó a un paso de poder entrar en OT23, ha logrado publicar un disco y varios sencillos en Spotify donde, desde la pandemia, comparte su música de forma completamente independiente y bajo el nombre artístico de Soosie. “Cuando pasaba rondas en Operación Triunfo, llegué a tener más de 8.000 oyentes mensuales. Ahora mismo, mi primera canción tiene más de 40.000 reproducciones y tengo muchas más publicadas con decenas de miles”, unos números que según la propia artista “no están nada mal”, pero que contrastan poderosamente con los ingresos que le han reportado. “En tres años subiendo mi música he ganado menos de 200 euros, lo cual es muy poco. No sé cuánto te da Spotify por cada reproducción pero es muy muy poquito”, comenta De Diego.

Su caso no es ni mucho menos aislado en una industria dominada por las grandes plataformas de streaming como Apple Music o la propia Spotify. Estos servicios, con un volumen de facturación enorme y con millones de canciones en su haber, propician, sin embargo, una enorme desigualdad en el reparto del dinero, dejando a los artistas, sobre todo a aquellos más pequeños, con unos ingresos mínimos. Tanto es así que el Parlamento Europeo ha decidido tomar cartas en el asunto con una resolución, la cual fue aprobada en la Eurocámara por 532 votos a favor, 61 en contra y 33 abstenciones, que trata de dar un primer paso para lograr, según sus propias palabras, una “distribución de los ingresos más justa y equitativa”.

Una tarta mayor que nunca... pero muy mal repartida

"La tarta nunca había sido tan grande: estamos en un momento en el que, gracias a la digitalización, escuchamos más música que nunca y, según varios estudios, el volumen de facturación de estas plataformas oscila entre los 20.000 y los 50.000 millones de dólares. Sin embargo, la situación de la mayor parte de artistas es cada vez más precaria”, explica Ibán García del Blanco, eurodiputado del grupo de los socialdemócratas y ponente de la resolución votada en el Parlamento. En el caso de Spotify, la plataforma informa que se queda aproximadamente con el 30% de los ingresos, pero, en opinión de García del Blanco, el pago por reproducción sigue siendo bastante “miserable” y la transparencia en el funcionamiento de las plataformas, mejorable.

“El informe detecta perfectamente la cuestión: los autores, que son los que crean el valor, no pueden vivir de esto y tienen que seguir dependiendo de otro tipos de explotaciones como los conciertos porque el modelo no sostenible para ellos”, comenta Cristina Perpiñá-Robert, directora general de la SGAE desde Estrasburgo en conversación a con infoLibre momentos después de la aprobación de un informe que considera muy positivo para los autores europeos y en concreto para los españoles. "En España es especialmente sangrante porque hemos detectado que, mientras en otros países los ingresos por derechos de autor representan en torno a un tercio del total para los autores, en nuestro país está más o menos oscilando entre un 14 y un 15%", explica.

Llegar a pagar por aumentar la visibilidad

Este desequilibrio no solo afecta a artistas emergentes o independientes pequeños como De Diego, sino que también repercute de forma directa en otros con cientos de miles o millones de reproducciones. Aún con esos números tan importantes, según el informe europeo, muchos autores son incapaces de vivir directamente del negocio de la música. La situación llega a ser tan crítica que, según asegura el informe, algunos artistas incluso llegan a sacrificar ingresos por tener más visibilidad.

“Estos esquemas de pago por visibilidad, como el payola, están directamente prohibidos por la normativa europea, lo hemos puesto de manifiesto con el informe y hemos dicho que se tiene que terminar y, si es necesario, habrá que establecer una regulación que ataje definitivamente ese tipo de prácticas”, comenta el eurodiputado. 

Desprotección de la música europea y el sesgo de los algoritmos

Otro de los problemas que recoge el informe del Parlamento es el peligro que tienen las obras de los artistas europeos a perderse entre el océano infinito de música en estas plataformas. Mientras que otros sectores como el cinematográfico ya tienen desde hace mucho tiempo directivas que protegen la obra europea y que fijan cuotas de exhibición de las películas comunitarias en los cines, la música aún carece de esta regulación. “Es cierto que no es exactamente el mismo modelo y, probablemente, no se pueda replicar análogamente con las mismas reglas, pero los valores que están en juego son más o menos los mismos y ahí tenemos una obligación de salvaguardar los principios europeos”, comenta el eurodiputado.

Pese a que otros países como Reino Unido ya están tratando en profundidad el problema de la diversidad en este tipo de plataformas musicales en sus parlamentos, la Unión Europea es pionera en lanzar un informe tan completo y concienzudo sobre ello. De hecho, dentro del propio documento se especifica que, si la situación de la obra europea continúa como hasta ahora, se podrían aplicar cuotas a estas plataformas de forma similar a como se hace en el cine, además de incluir indicadores de diversidad para evaluar la variedad de géneros y lenguas en las canciones incluidas en estos servicios. “Alguien puede amar profundamente el reggaeton durante toda su vida y solo escuchar eso, pero tenemos que garantizar que por lo menos haya tenido acceso a otro tipo de música y artistas”, defiende García del Blanco.

A esta situación contribuyen los algoritmos de recomendación de las propias plataformas, los cuales, según el informe, son tremendamente opacos en su funcionamiento. En este sentido, y por los problemas aparejados a estos, a los artistas independientes solo les queda recurrir a entrar en las listas de reproducción para ganar visibilidad: “Es muy difícil que te metan en listas de recomendaciones que genera la propia plataforma si eres un cantante emergente, eso requiere que estés en el top de las playlists o que te descubran. Por eso, una de las cosas que plantea el informe es la necesidad de tener una mayor visibilidad para autores más pequeños o de géneros no tan conocidos”, reivindica Perpiñá-Robert.

El peligro de la inteligencia artificial

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El problema de los algoritmos opacos también repercute en los autores por otra vertiente, la de la inteligencia artificial. En los últimos años, han comenzado a proliferar en estas plataformas digitales canciones realizadas con IA con millones de reproducciones y que se cuelan en cientos de playlist de Spotify. Algunas imitan a cantantes famosos, otras son melodías relajantes o para concentrarse y otras sirven, simplemente, para tenerlas en común; sin embargo, todas coinciden en que compiten en condiciones de desigualdad con canciones realizadas por artistas de carne y hueso.

“Conocemos cada vez más casos en los que se utiliza la inteligencia artificial de una forma fraudulenta, por eso también es importante establecer criterios de transparencia para acabar con la opacidad y así proteger igualmente el modelo de negocio de las plataformas”, explica el ponente de la propuesta, la cual prevé medidas como el etiquetado de canciones producidas por IA o el abordar los temas llamados deepfakes (las cuales usan la voz y las identidades y la apariencia de los autores sin su consentimiento). 

El documento que aprobó la semana pasada el Parlamento Europeo establece recomendaciones para el sector, pero aún no es vinculante. Para que lo sea, deberá ser desarrollado por la Comisión y por el Parlamento Europeo que salga de las próximas elecciones de junio. El texto establece un marco para una posible regulación y la creación de un Observatorio de la Música Europeo, que servirá para poner en común a todos los agentes del mundo de la música. “No se trata de poner el problema en solo una parte, el mercado es muy desequilibrado pero sí se trata, en sentido positivo, de animar a todas las partes a que se reequilibre mediante la negociación para que la situación no derive, a largo plazo, en algo que no vamos a permitir”, concluye el eurodiputado.

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