¿Podría la UE algún día desplegar tropas pulsando solo un botón? Sí, pero queda mucho camino por recorrer

Bombarderos estratégicos rusos Tu-95MS vuelan durante un ensayo del desfile aéreo del Día de la Victoria sobre Moscú.

¿Podría la Unión Europea desplegar tropas para responder a una invasión pulsando solo un botón? Vladimir Putin, la guerra de Ucrania, la alargada sombra de Donald Trump en el horizonte, China, Israel y Palestina… El mundo actual parece estar en constante conflicto, y en medio de todo eso, una Unión Europea que, según afirmó el alto representante de la Unión para Asuntos Exteriores, Josep Borrell, aún "carece de capacidades críticas” de defensa. La llamada autonomía estratégica de la UE ha sido un constante debate durante esta legislatura que ahora languidece, especialmente tras la invasión de Rusia a Ucrania, con importantes avances pero sin que se haya alcanzado aún una verdadera independencia de los 27 frente a sus socios

La guerra de Ucrania ha supuesto un importante espaldarazo para la UE en materia de defensa. Los países han logrado establecer una respuesta conjunta frente a Rusia, con importantes paquetes de sanciones consensuados entre todos los miembros del Consejo, llegando incluso a superar las resistencias de países como la Hungría de Viktor Orbán, cercano al régimen de Putin. Además, naciones como Francia o Alemania han firmado de forma independiente acuerdos bilaterales con el país gobernado por Volodímir Zelenski en el marco de la Conferencia de Seguridad de Múnich.

Pero quizás, dentro de todos los pactos sellados en materia de defensa por los socios comunitarios durante este año, uno de los más trascendentales ha sido el llamado Schengen militar, un acuerdo firmado por Polonia, Alemania y Países Bajos que permite mover tropas y armamento entre estos países de una manera sencilla y ágil. El objetivo último de este proyecto es abrir un corredor militar de ayuda a Ucrania por donde puedan pasar de forma rápida y sin trabas municiones o equipamiento bélico para asistir al país gobernado por Zelenski en su objetivo de hacer frente a la invasión de Putin. “Una vez que se establezcan los protocolos de actuación entre los tres países, el tiempo para enviar por carretera o ferrocarril personal, armamento, munición, pertrechos etc. en Ucrania desde Países Bajos o Alemania puede reducirse a la mitad”, afirma Enrique Vega, coronel de Infantería retirado y doctor en Paz y Seguridad internacionales.

Este corredor militar es el primero de su tipo pero la intención es que no sea el último. El acuerdo entre estos países se encuadra dentro de una estrategia mucho más ambiciosa de la Unión Europea en materia de seguridad que trata de, a largo plazo, conseguir que movilizar tropas dentro de la zona comunitaria sea tan fácil como pulsar un botón. 

Todo empezó en el año 2015, cuando la Unión Europea, a causa de las tensiones crecientes en el viejo continente, decidió cambiar su hasta entonces nula legislación en materia de movilidad militar. En ese momento, enviar tropas y armamento era una tarea engorrosa, difícil y sometida a enormes trabas burocráticas. “Por las leyes de seguridad de los Estados, no puede entrar un un ejército ni capacidades militares en otro si no existe una autorización expresa, algo que lleva mucho tiempo. Además, si nos ponemos a pensar en transportes mucho más sofisticados, por ejemplo, el ferrocarril, tienes incluso que tener infraestructuras que sean compatibles con esa movilidad”, explica Mercedes Guinea, profesora de Relaciones Internacionales de la Universidad Complutense de Madrid y experta en política exterior y de seguridad de la Unión Europea.

Desde ese año, la UE ha ido dando pasos hacia delante para facilitar la movilidad de tropas, algo fundamental en casos de crisis y de guerra, cada vez más probables en el volátil contexto internacional. El pacto de Polonia, Alemania y Países Bajos es un adelanto de lo que puede ser, a nivel europeo, el futuro Schengen militar propuesto por la UE en su Plan de movilidad militar. Sin embargo, para que  los 27 gocen de una verdadera autonomía estratégica, aún queda mucho.

Una Europa fuerte en el futuro pero débil en el presente

Este Schengen militar, cree Vega, puede contribuir al desarrollo de programas de defensa común de la UE, como son la Brújula estratégica o la Política Común de Seguridad y Defensa (PCSD), pero ni mucho menos significa que los 27 estén usando al máximo sus capacidades geopolíticas y militares. Para el coronel retirado, tanto el PCSD como la Brújula quedan sumidos en la OTAN y en su Concepto Estratégico y por ello no acaban de contribuir a una verdadera autonomía estratégica europea.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que, aunque el desarrollo de esta iniciativa es muy positivo para la defensa estratégica de la Unión Europea, los efectos de la misma y de toda la inversión militar solo tendrán impacto en el largo plazo. “La defensa es un transatlántico que ha empezado a virar, pero que le cuesta muchísimo alcanzar un nuevo rumbo”, opina Guinea. Uno de los ejemplos que pone de manifiesto la demora de efectos en materia de defensa europeo es el desarrollo de un avión de combate europeo en el que participan conjuntamente España, Francia, Alemania y otros países. El acuerdo se firmó en 2017 y desde entonces, se han invertido enormes cantidades de dinero en investigación y en el diseño de un prototipo, pero se calcula que este nuevo avión europeo no podrá volar hasta el año 2040.

Por ello, el corredor militar es una buena noticia, pero en el corto plazo todas las inversiones realizadas hasta ahora por la UE no tendrán prácticamente efecto en el devenir de la guerra y solo se verán dentro de varios años o incluso décadas, dejando al club comunitario muy desprotegido ante una inminente invasión. “Con tantas décadas contando con la protección de Estados Unidos los europeos nos hemos creído que la defensa no es necesaria, y por eso llevamos muchísimos años dormidos en los laureles. En este momento, no tenemos las capacidades críticas básicas para defender nuestros estados”, afirma la profesora, un discurso muy parecido al de Borrell.

Una línea en la que también está Vega: “Los países europeos están preparados para desplegar tropas con rapidez en su flanco este en caso de una invasión a sus fronteras, pero como países OTAN, bajo el paraguas de esta alianza, no como países Unión Europea, en una operación militar de la PCSD”.

La amenaza de Trump

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La vulnerabilidad de la UE se ejemplifica en Ucrania, uno de los lugares más críticos para la defensa europea y en el cual EEUU ha reducido su compromiso. Con el bloqueo del ala más cercana a Donald Trump del Congreso estadounidense a los millonarios paquetes de ayuda al país de Zelenski, la resistencia ucraniana se ha debilitado enormemente. En este mes, las fuerzas armadas sufrieron uno de los golpes más duros desde el inicio del conflicto, con la pérdida de Avdiivka, una derrota que Zelenski atribuyó precisamente al “déficit artificial de armas” enviadas a Ucrania, en una clara referencia al bloqueo de Estados Unidos

Sin embargo, lo que también demuestra la situación es la incapacidad de la Unión Europea de proteger por sí misma a un aliado fundamental. Un problema que podría ir a peor en el caso de que llegue a la Casa Blanca un Donald Trump que puede poner en riesgo no solo la ayuda a Ucrania, sino la fuerza de la OTAN, una alianza que es fundamental para la defensa de los 27. “No se está haciendo lo suficiente para prepararnos. Se ha dotado de instrumentos teóricos: el PCSD y la Brújula Estratégica, pero pone muy poco énfasis en llevarlos a la práctica. Además, no es, o no es sólo, un problema financiero, de más o menos presupuesto en Defensa, sino de autonomía estratégica, es decir, de autonomía política y geopolítica”, defiende Vega.

Por su parte, Guinea sí cree que la amenaza de la vuelta de Trump ha ayudado a tomar conciencia a la UE de su situación de debilidad. “Tanto los estados más otanistas como los que son más europeístas han entendido que Estados Unidos puede preferir llevar sus recursos a otras zonas y dejar a Europa sola. Esa posibilidad es muy real y debemos estar preparados para defendernos de terceros estados”, concluye la profesora. 

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