Ignacio Sánchez-Cuenca: “Una ley de amnistía no es una ofensa a la democracia, es una ofensa a creencias políticas particulares”

El catedrático de Ciencia Política Ignacio Sánchez-Cuenca (Valencia, 1966) representa una de las voces más cualificadas, tanto en España como internacionalmente, en el análisis de la evolución del modelo democrático en el mundo. Aunque en los últimos tiempos ha desarrollado buena parte de su actividad académica y de investigación en el Reino Unido, mantiene contacto permanente con la realidad política española y colabora habitualmente con diversos medios de comunicación. Antes de las últimas elecciones, participó en los grupos de trabajo que dieron lugar al nacimiento de Sumar.

Tendencia de voto

“En realidad, desde el año 2015 el equilibrio de fuerzas entre la izquierda y la derecha se mantiene más o menos estable. Con pequeñas variaciones, medio millón de votos arriba medio millón abajo. En general, yo diría que la situación está estabilizada en términos de bloques ideológicos. Desde hace ocho años no ha cambiado apenas y no es previsible que vaya a cambiar mucho en el corto plazo. Entonces, aunque estemos viviendo en estos momentos un episodio de gran tensión política a propósito de la formación del Gobierno y de la Ley de Amnistía, en el corto plazo yo creo que las encuestas no reflejarán unos cambios enormes. No obstante, sí es digno de señalarse que, según algunas encuestas, por primera vez sí podría haber una mayoría absoluta de las derechas del Partido Popular más Vox. Esto es una novedad. En las elecciones del 23 de julio se quedaron a las puertas de dicha mayoría absoluta”.

Duración de la legislatura

“Es muy difícil saber si la legislatura durará o no. La gente lo que hace es un poco proyectar lo que ha sucedido en los últimos tiempos hacia el futuro. El primer gobierno de coalición entre PSOE y Podemos arrancó con expectativas muy bajas. Mucha gente decía que aquello no iba a funcionar, que era un experimento destinado a fracasar y que nos encaminábamos a una legislatura más bien breve. Sin embargo, la legislatura aguantó prácticamente los cuatro años. Hay demasiadas incógnitas ahora mismo pendiendo sobre la situación política como para poder hacer un juicio tajante de si va a ser una legislatura duradera o breve. Yo me inclino a pensar que podrá ser duradera, sobre todo por una especie de coalición negativa. Es decir, porque ninguno de los grupos que apoyan al gobierno desean que el gobierno sea reemplazado por la derecha de PP y VOX, y eso actúa como un poderoso pegamento que mantiene unidos a los socios de coalición”.

Relación Sánchez - Feijóo

“Esta especie de juego de persecución entre el presidente y el líder de la oposición yo creo que es un síntoma, un reflejo de una situación subyacente dominada por una polarización muy fuerte que ya arrastrábamos antes. Pero no sólo por la polarización, sino también porque la oposición ha cuestionado la legitimidad del gobierno actual. Entonces, supone superar una barrera muy delicada porque implica  que se deja de reconocer al rival político como tal, como rival legítimo. Una vez que se traspasa esa barrera, las relaciones informales que regulan la vida entre los partidos se erosionan, se rompen. Y esta dificultad para simplemente algo que debería ser normal en una democracia consolidada, como es una reunión entre el presidente y el líder de la oposición, se transforma en un incidente. Creo que es un reflejo de la degradación que se ha producido por parte de la derecha en la democracia española, al no reconocer legitimidad plena al gobierno que se ha constituido”.

Evolución del PP

“Lo que le está sucediendo al Partido Popular no es muy diferente de lo que le ha sucedido a otros partidos conservadores en Europa. Vemos cómo los partidos conservadores se contagian de los elementos más tóxicos de los partidos de la extrema derecha. El PP, en épocas anteriores, siempre tuvo una actitud muy bronca y desafiante cuando estaba en la oposición. Sucedió en la etapa de Felipe González, sucedió en la etapa de José Luis Rodríguez Zapatero y comenzó sucediendo también al principio con Pedro Sánchez. Sin embargo, creo que se ha producido un salto cualitativo en el comportamiento del PP y ha adoptado muchas de las consignas o de los tics ideológicos que tiene Vox y los ha proyectado sobre el conjunto del país. Y nos encontramos en una situación muy difícil de gestionar, que consiste en que el principal partido de la oposición, como si fuera un partido de ultraderecha, no siéndolo porque no lo es, utiliza un estilo de oposición que no encaja con lo que es un partido de Estado o un partido de poder, como lo ha sido el PP durante mucho tiempo”.

El caso de Vox

“El caso de Vox es curioso porque en perspectiva europea es un partido menos xenófobo. No quiero decir que no sea xenófobo, pero es menos xenófobo que sus equivalentes europeos, por ejemplo. Es menos xenófobo quizá que el partido de ultraderecha en Francia o en Italia. Y eso tiene que ver con que el nacionalismo de Vox se construye en torno a los enemigos internos. En este caso, y esto es una constante en nuestra historia, la derecha organiza su mensaje en torno al rechazo a colectivos internos dentro de España, específicamente en el caso de Vox, lo más llamativo es como lo que mueve realmente su discurso. Es un anticatalanismo muy profundo y por eso Vox sólo sale a la superficie y comienza a recibir un apoyo popular importante tras la crisis catalana de 2017. La excepcionalidad española saltó por los aires a raíz de la crisis catalana. Fue la oportunidad para que un grupo de nacionalismo español excluyente, como es Vox, se colara dentro del sistema y obtuviera un porcentaje de voto importante”. 

La extrema derecha en el mundo

“La extrema derecha en el mundo sigue creciendo. Es un fenómeno que cuando se mira con suficiente perspectiva histórica, vemos que viene aumentando desde la década de los 80 y que crece mucho antes de la gran crisis financiera de 2008. Lo que sí sucede es que durante estos últimos cuatro, cinco o seis años hemos visto cómo la tendencia que venía de atrás está acelerándose y los partidos de extrema derecha están consiguiendo no sólo más votos, sino también mayor visibilidad. Además, y esto es quizás lo más importante, están consiguiendo infiltrarse en el sentido común de la sociedad. Están consiguiendo que, aunque todavía mucha gente no les vote, mucha gente esté empezando a pensar de acuerdo con sus marcos políticos ideológicos. Y ese es quizá el fenómeno más preocupante en la actualidad a nivel mundial, que la ultraderecha esté consiguiendo meterse en las mentes de tantas personas y haciéndoles razonar como si fueran de ultraderecha, aunque no lo sean”.

La llegada de Milei

“Yo no estoy seguro de que la etiqueta que mejor encaja en la figura de Javier Milei sea la de ultraderecha. Es verdad que es un candidato muy extremo, pero yo diría que es más bien un ultraliberal. O lo que llaman en Estados Unidos, un libertario. Los libertarios adoptan posiciones muy radicales en ciertos temas, en todo lo que tiene que ver con la intervención del Estado en la economía, con la regulación de la actividad económica. Pero no necesariamente son autoritarios, ni son xenófobos, ni son ultranacionalistas. El fenómeno Milei tiene que ver con la descomposición del sistema de partidos en Argentina, que ha fracasado en la gestión económica. Tanto los peronistas como el gobierno de Macri fracasaron a la hora de enderezar el curso de la economía argentina y ha sido un voto por desesperación o por rechazo al statu quo, por rechazo a lo que ya había. No tengo la certeza de que Milei sea un fenómeno comparable al de otros países donde las fuerzas de extrema derecha están creciendo”.

La derecha, ETA y Bildu

“Yo más bien pienso que la carta de ETA, de que todo es ETA, de que el Partido Socialista es cómplice de ETA, ya no tiene mucho efecto. Es un recurso gastado por tantas veces utilizado. Llega un punto en que la gente ya queda casi anestesiada ante este tipo de mensajes. Por otro lado, la integración de Bildu en la política institucional ha sido gradual. Se ha ido comprobando que no produce el tipo de peligros de los que muchos advertían. Tiene un comportamiento institucional bastante poco destacable. No hay nada que llame especialmente la atención y por eso yo creo que a estas alturas para el electorado progresista español ya no funciona como un elemento de desgaste profundo. Sin embargo, en el electorado más conservador y más nacionalista español, ahí es otro mensaje adicional para esta especie de retrato catastrofista que la derecha ha creado sobre la situación política en España en la actualidad”.

Frente a la amnistía

“Creo que la derecha no va a soltar la presa de la amnistía. Es un recurso demasiado goloso para su discurso. La tramitación va a ser larga y por lo tanto va a estar sobre el tablero durante muchos meses e incluso después de que se apruebe la Ley de Amnistía. Aunque todos los grupos parlamentarios que han mostrado su apoyo inicial lo confirmen, incluso entonces, pasaremos a un segundo capítulo, que será la resistencia que pongan los tribunales o los jueces más conservadores para tratar de bloquear la aplicación de la Ley. Es un tema que la derecha no puede desaprovechar. Le da mucho juego para vender esta historia de que el Gobierno es presa de unos socios que ellos llaman delincuentes o golpistas y por lo tanto facilita mucho esta acusación de un gobierno ilegítimo que pone en peligro los fundamentos del sistema político español. Así que me temo que nos esperan muchos meses de machaque inmisericorde a cuenta de la amnistía”. 

La posición de la Unión Europea

“Veo realmente inverosímil que la Unión Europea pueda inmiscuirse en un asunto de política interna, como es una ley de amnistía cuya constitucionalidad dirimirá en última instancia el Tribunal Constitucional, pero no las instituciones europeas que no tienen competencias sobre este asunto. Yo entiendo que haya muchos ciudadanos y representantes de estos ciudadanos que estén ofendidos, que se sientan incluso humillados por el hecho de que se vaya a aprobar una ley de amnistía. Pero eso no es una ofensa a la democracia, es una ofensa a creencias políticas particulares. Y en democracia tiene que ser la mayoría la que consiga llevar sus planes a término y no la oposición desde la minoría en vetar dichos cambios. Entonces, creo que no hay ningún resquicio a través del cual la Unión Europea pueda interferir en el proceso político español. No tiene sentido. No tiene sentido porque la Ley de Amnistía no ataca ninguno de los fundamentos de nuestro sistema constitucional, ni del Estado de Derecho, ni del principio democrático”.

Lawfare

“No se trata de una categoría jurídica.  No está escrito en ningún código de ningún país. Es una categoría política que se utiliza para explicar ciertos comportamientos que tienen que ver con la colusión entre el poder judicial, los medios de comunicación y en ocasiones, los partidos políticos. La traducción más ajustada yo creo que es guerra judicial, que de nuevo no es un concepto jurídico. Guerra judicial que consiste en tratar de destruir al adversario político mediante una combinación de escándalo judicial y escándalo mediático. Creo que, en España, efectivamente ha habido casos de lawfare y además están bien documentados. Durante el procés catalán hubo episodios de lawfare en los que intervenían jueces, periodistas y fuerzas de seguridad del Estado bajo la connivencia del ministro de Interior. Creo también que ha habido lawfare respecto a Podemos en estos años, donde se les ha acusado de verdaderas atrocidades”.

Abusos de poder

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“Una cuestión que está fuera del ámbito del derecho es determinar si podemos someter a crítica a los tribunales por potenciales abusos del poder. Este es un tema pendiente de la democracia española que merece debatirse. Nadie tiene que sentirse aterrorizado por el hecho de que se utilice el término lawfare. De la misma manera que el poder ejecutivo y el poder legislativo, a veces, cometen abusos, el poder judicial también puede producir abusos. Es absurdo pensar que solo el Gobierno y el Parlamento puedan cometer abusos de poder o extralimitarse en sus poderes, mientras que el judicial es un actor puro que siempre está sometido al Estado de derecho. A veces sabemos que los tribunales pueden extralimitarse, pueden romper ciertas reglas informales que garantizan una cierta auto contención de los jueces. Queda pendiente en la democracia española un debate abierto y profundo sobre si se han producido casos de conexión entre jueces, medios de comunicación y fuerzas de seguridad del Estado”.

Podemos vs Sumar

“Creo que esta situación es lamentable. Es lamentable que Podemos acabe así. Es un cierre triste de una trayectoria importante, de un partido que ha contribuido de forma muy importante en estos últimos años en la política española y recuerda demasiado al proceso de descomposición que vivió el Partido Comunista de España a finales de los años 70 y principios de los años 80, cuando se rompió en múltiples facciones y estuvo a punto de desaparecer electoralmente. A mí me parece un movimiento sin futuro el de escindirse del grupo parlamentario de Sumar. Entiendo que las relaciones entre Sumar y Podemos han sido muy malas y que no ha habido voluntad suficiente por ninguna de las dos partes para llegar a un acuerdo de convivencia. Pero al margen de cuál sea el reparto de culpas, creo que el resultado final es extremadamente dañino para las izquierdas y acerca más a las derechas a una mayoría absoluta. Así que espero que en algún momento sepan reconducir esta situación que no lleva más que a la melancolía”.

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