Isaías Lafuente: “Núñez Feijóo tiene que decidir qué quiere ser de mayor”

El periodista y escritor palentino Isaías Lafuente ha publicado recientemente nuevo libro, Unidad de Vigilancia Lingüística, veinte años de gazapos (Aguilar). El volumen recopila con humor los lapsus y anécdotas que recoge la sección del mismo nombre del programa La ventana en la Cadena Ser. Como enamorado del idioma afirma que “si hay algo verdaderamente democrático es la lengua, ya que se fabrica en cada cuarto de estar, en cada conversación de bar, en las empresas y de ahí llega después al diccionario y llega a la gramática”. Lafuente ha seguido durante años la actualidad y se muestra tranquilo ante el futuro, tanto por la fortaleza del Estado ante la ley de amnistía como ante una difícil legislatura que va a requerir al Gobierno “cambiar el chip para gobernar”.

La ‘Operación Cataluña’

“Es muy preocupante que un gobierno no utilice las fuerzas de seguridad para perseguir delincuentes, sino para perseguir al adversario político, al margen del aval judicial. Y ya no solamente para investigar de manera prospectiva, sino incluso para fabricar delitos y pruebas falsas contra esos adversarios. Este es un asunto muy grave en democracia y creo que se lo debe parecer a cualquier demócrata. Sorprende el silencio del Partido Popular. El PP no puede decir: “Bueno, esto fue hace diez años”. Hace más de diez años acabó ETA y, sin embargo, está todavía en el discurso político. El Partido Popular tiene primero que clarificar cuál es su opinión. Tiene que decir que es un asunto grave, pedir que se investigue hasta el final y hacer pagar a aquellos que presumiblemente organizaron y orquestaron esta operación”. 

Lawfare o no lawfare

“Primero hay que clarificar a qué llamamos lawfare. Si con lawfare nos referimos a que todo el Poder Judicial está en estos momentos actuando con intención política contra determinados partidos, me parecería exagerado. Pero es evidente que ha habido partidos que se han visto sometidos durante los últimos años a investigaciones judiciales que se han dilatado en el tiempo y que han terminado en nada. Ha sucedido con Podemos, con más de 20 querellas que han estado vivas durante muchísimo tiempo y han terminado sencillamente archivadas. Tenemos la Operación Cataluña o el caso de Alberto Rodríguez. Eso nos tiene que hacer recapacitar y nos tiene que hacer pensar como un país democrático. Me parece muy bien que se investigue y creo que el Parlamento, donde reside la soberanía popular, es el órgano para hacerlo”.

Ley de amnistía

“A mí me parece que la amnistía debería ser un recurso excepcional. Creo que es constitucional y que, en determinadas situaciones, nos puede permitir avanzar en lo político, como sucedió en nuestra Transición, que fue modélica y se cimentó sobre una amnistía. La discusión es si al no estar prohibida está permitida. En todo caso tenemos un órgano, el Tribunal Constitucional, que tendrá que decidir en su momento si esa ley que se apruebe en el Parlamento es constitucional. El Gobierno nos dice que es necesaria para normalizar la situación en Cataluña pero el tema es si finalmente ese fin que justifica los medios se cumple. Mientras suenan las trompetas del Apocalipsis día sí y otro también debemos apelar a la normalidad democrática. Vivimos en un Estado con suficientes garantías que preservará que todo se haga conforme a la ley y a la Constitución”.

Complejidad de la legislatura

“Este Gobierno tiene experiencia en gobernar con equilibrios muy delicados, porque nunca ha tenido mayoría absoluta. Sabíamos que la legislatura iba a ser complicada; quizás, la sorpresa ha sido que se haya complicado tan pronto y que Junts haya dejado claro que aquel pacto por la investidura no era necesariamente un pacto por la legislatura. Al margen de los juegos retóricos que se produzcan y de las tensiones que se edifiquen en cada momento, creo que el hecho de que ambas partes se necesiten va a garantizar que la legislatura, aun siendo dificultosa, pueda salir adelante. Seguramente el Gobierno tendrá que cambiar el chip de la forma en la que gobierna y, por otro lado, tendremos que estar presenciando la teatralización de una discrepancia que finalmente, de momento hasta ahora, ha terminado en un acuerdo”.

El estilo Feijóo de oposición

“Núñez Feijóo ya es líder de la oposición desde hace tiempo y ha jugado unas cartas que no le han permitido tener la mayoría suficiente para ser presidente de Gobierno. Creo que Núñez Feijóo tiene que decidir qué es lo que quiere ser de mayor. Tiene que decidir dónde busca su crecimiento para tener posibilidades de gobernar en un futuro con el apoyo de partidos a los que su actual socio, que es Vox, querría ilegalizar. Si lo gana conquistando al votante de centro o con un discurso que intente recuperar a los votantes que un día estuvieron en el Partido Popular y se han ido a Vox, a la extrema derecha. Me parece peligroso alimentar un discurso de extrema derecha para quitar esos votos a Vox. Creo que partidos que aspiren a gobernar en nuestro país no deben contaminarse del discurso de los extremos. Pienso que la mayoría de la ciudadanía de este país está en otro ámbito, el rumbo está en la moderación”.

Últimos movimientos de Podemos

“No sé lo que pretende Podemos, la verdad. Se presentó bajo las siglas de Sumar en las anteriores elecciones. La disputa personal con consecuencias políticas, de marcar territorio respecto a este partido y a Yolanda Díaz, les ha llevado a oponerse al famoso decreto, lo que no sé si se entenderá por parte de su electorado. Se verá en las próximas elecciones europeas, aunque al ser circunscripción única, seguramente les permitirán obtener un escaño para Irene Montero. Sin embargo, me temo que, para recuperar el terreno perdido respecto a su electorado, Podemos necesita hacer algunos esfuerzos más. La atomización de la izquierda, como la de la derecha, merma las posibilidades electorales. Podemos tiene que mantener el equilibrio entre lo que han de hacer para sobrevivir y recuperar terreno electoral y también para que sus votos sirvan en el Congreso para sacar adelante políticas de izquierdas”.

La discapacidad en la Constitución

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“Es muy importante porque el lenguaje nombra una realidad. Los habíamos llamado inválidos, discapacitados y hasta subnormales. Todavía en democracia, después de la muerte de Franco, tenemos leyes de subnormalidad. El término disminuidos que se empleó en la Constitución fue un neologismo que intentó dar un paso adelante respecto a denominaciones que nos parecían de otro tiempo y que desde luego nos parecían ofensivas para estos ciudadanos y para estas ciudadanas. Creo que tenemos que estar orgullosos de que un término así haya salido de la Constitución, pero, por otro lado, debemos estar muy preocupados por que durante casi medio siglo hayamos tenido esta denominación en la Constitución. Una denominación que iba muy por detrás de los avances que hemos tenido socialmente, políticamente, respecto a las personas con discapacidad en nuestro país”.

El lenguaje crispado en la política

“Yo no veo a la gente llegando al insulto como vemos en el Congreso o en el Senado, o en las ruedas de prensa de los partidos políticos. Esa agresividad dialéctica que vemos en el discurso político puede terminar siendo caldo de cultivo de la agresividad social. Y me parece que esto, aparte de no responder a criterios de buena educación, puede ser un arma peligrosa. A ver si estamos hablando de que España se rompe sin que España se rompa y, sin embargo, estamos rompiendo España a base de estos discursos agresivos que contemplamos cada día. Yo creo que aquí no todos son iguales. Yo creo que la agresividad en el lenguaje no se da en todo el espectro político. Se da especialmente en algunos ámbitos y sería conveniente reclamar serenidad a algunos políticos, precisamente para no crear un caldo de cultivo que genere una crispación artificial, que realmente no está en la sociedad”.

Evolución del lenguaje inclusivo

“La importancia del lenguaje es tal que, por ejemplo, tenemos el matrimonio inclusivo gracias a un olvido de los constituyentes. Al redactar nuestra Constitución dijeron que el hombre y la mujer tienen derecho a contraer matrimonio con plena igualdad jurídica, pero no dijeron que tenían que casarse entre sí. Y precisamente esa ausencia de esas dos palabras, “entre sí”, permitió que el matrimonio entre personas homosexuales sea una realidad. Creo que el lenguaje inclusivo en una sociedad democrática no es una posibilidad, es una exigencia. Debemos usar un lenguaje que nombre con precisión a las personas, a las organizaciones, a cada situación que vivimos. Que todas las personas a las que nos refiramos se sientan incluidas. Debemos normalizar estos avances. Conviene no poner diques que después los hablantes se verá si rompemos con el paso del tiempo, o no”.

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