Comunicación política

El discurso de Unidas Podemos marca la negociación de los Presupuestos

La negociación de los Presupuestos Generales del Estado plantea dos niveles de discusión. Por un lado, se abordan desde la política negociaciones donde cada partido intenta llevar adelante sus objetivos. Por otro lado, desde la perspectiva de la comunicación política, cada formación necesita hacer ver a los electores que su postura es la más coherente y lógica de todas. Hay combate por las medidas a tomar, pero también hay una dura batalla sobre la valoración de cómo actúa cada uno.

Las alternativas de acuerdo parecen a día de hoy bastante limitadas. Básicamente, hay dos. Por un lado, la posibilidad de repetir la mayoría de la investidura que implicaría llegar a un siempre complicado acuerdo con ERC que reabriría el conflicto sobre Cataluña. En segundo lugar, se plantea la posibilidad de un pacto transversal que contara con el apoyo de Ciudadanos al Gobierno de coalición. Habría que superar la complicación de meter en el mismo bloque a Unidas Podemos con la formación ahora liderada por Inés Arrimadas.

Las otras opciones parecen menos probables. La posibilidad de que el Partido Popular colaborara con su apoyo o su abstención parece claramente implanteable. La última de las opciones sería la de que no se llegara a obtener una mayoría suficiente y fuera necesario extender un año más los famosos Presupuestos del ministro Montoro, aprobados con el PP en el Gobierno. Si analizamos la situación de cada partido, teniendo en cuenta los pros y contras de cada alternativa, podemos entender la complicación de conseguir algún acuerdo.

El PSOE busca eludir el tradicional chantaje de ERC

Seguramente, la principal preocupación de Pedro Sánchez es la de evitar, una vez más, tener que estar discutiendo con ERC los Presupuestos del Estado a cambio de hacer concesiones a la agenda independentista catalana. Como ya se ha visto, es un escenario infernal al tratarse de una negociación más basada en el chantaje que en el análisis objetivo de la situación económica en España.

La alternativa es conseguir que Unidas Podemos y Ciudadanos acepten compartir un acuerdo. Para Luis Arroyo, presidente de Asesores de Comunicación Pública, “no hay duda de que cualquier socialista medio prefiere un acuerdo con Ciudadanos y las minorías porque la imagen de moderación y de unidad que se transmite con esto es mucho mayor que manteniendo la que ya tiene de ser un Gobierno apoyado en los comunistas y los independentistas”.

La crisis como justificante de la transversalidad

Según Verónica Fumanal, presidenta de la Asociación de Comunicación Política, “en una negociación política tú siempre haces el análisis del coste-beneficio y el PSOE sabe que no pierde ni un voto si pacta con Ciudadanos y con Unidas Podemos porque no está descubriendo ni su flanco izquierdo ni su flanco centrista. En cambio, si tiene que hacerlo con ERC sabe que le va a costar un precio”.

En la misma línea, se encuentra Eduardo González Vega, profesor y consultor político en la Universidad Camilo José Cela: “El objetivo del PSOE es intentar liderar un consenso en un tiempo de crisis. Ser capaz de incluir a Ciudadanos y Podemos sería un mensaje que Sánchez podría utilizar muy a su favor porque pasaría a ser ese gran aglutinador de distintas sensibilidades”.

A Pedro Sánchez le interesa un PP arrinconado

Salvo que ERC aceptara una poco probable negociación presupuestaria que obviara sus pretensiones relacionadas con la agenda independentista, lo más conveniente para Pedro Sánchez parece que sería el acuerdo transversal con UP, Ciudadanos y otras fuerzas minoritarias que ya apoyaron su investidura como PNV o Más País. Es el pacto que justifica a Pablo Casado defender que la participación del PP no es necesaria, puesto que la votación ya la tendría ganada.

Parece evidente que, por el contrario, el PSOE sí que quiere que quede clara la falta de colaboración del PP en la aprobación de unos Presupuestos históricos que los populares quieren quitarse como sea de encima. Tal y como explica Verónica Fumanal, “Pedro Sánchez intenta cargar con la responsabilidad de los Presupuestos al PP, pero ellos la eluden. Es una estrategia similar a lo que hizo Rajoy cuando decidió no asumir la investidura, es decir, ‘a mí no me miren que yo no tengo los números’. Así se salen del foco de la responsabilidad que es donde los quiere meter Sánchez”.

El PP tiene difícil rentabilizar esta negociación

El Partido Popular se enfrenta a una situación incómoda de la que no va a sacar beneficio alguno. Su principal objetivo es el de salir lo más indemne posible del conflicto que le toca de nuevo vivir. Apoyar al Gobierno va en contra de su trayectoria política y de la convicción de sus líderes. Además, dejaría a Vox como único partido antigubernamental. Negarse a negociar implica aislarse otra vez junto a la ultraderecha sin capacidad de poder llegar al votante moderado que en esta terrible crisis que vivimos prefiere acuerdos antes que confrontaciones.

Pablo Casado necesita ordenar un discurso que no suene obstructivo, pese a que su acción política lo sea. Para Eduardo González Vega, “el PP debe justificar muy bien la decisión de no apoyar los Presupuestos y no quedarse aislado con Vox porque los de la pandemia no son unos Presupuestos normales y mucha gente espera una posición de consenso entre los partidos”.

Los populares saben que la posibilidad de ganar electores está en el centro, pero convive con que la posibilidad de perderlos está a su derecha, donde Vox ya le ha arrebatado más de 3,5 millones de votos. Por eso, como explica Luis Arroyo, “el PP estratégicamente no puede renunciar a ser el líder de la oposición porque compite con la dureza de Vox y la moderación de Ciudadanos. Si Casado apoyase al Gobierno, perderían su esencia y el premio que intenta conseguir, que es ser el líder de la oposición y la alternativa al Gobierno de Sánchez”.

Evitar la negociación sobre el CGPJ y el Tribunal Constitucional

El otro campo de batalla que condiciona la actitud de Pablo Casado es evitar como sea negociar la renovación de las instituciones públicas que ahora tiene bloqueada el PP. El Consejo General del Poder Judicial y el Tribunal Constitucional están controlados por magistrados designados por los populares. Si se llevara a cabo lo que la Constitución obliga, el PP tendría que consensuar la renovación con los socialistas y no parece dispuesto a hacerlo, pese a la manifiesta irregularidad democrática que eso implica.

Pablo Casado entiende que, si se sienta a negociar los Presupuestos, en la misma mesa se vería obligado a pactar en paralelo el fin de un privilegio que usurpa de forma ominosa. Verónica Fumanal considera que “el PP está secuestrando el Tribunal Constitucional o el Consejo General del Poder Judicial, que ahora mismo son unos órganos que están reflejando una mayoría que ya no existe en España. Esto constitucionalmente es gravísimo, pero lo cierto es que no hay ningún mecanismo que les obligue a pactar. Hay un vacío legal”.

UP entre lo que le conviene y lo que puede conseguir

A Unidas Podemos le esperan unas semanas complejas. Lo que mejor le viene es complicado que pueda conseguirse. Lo que más probablemente se obtenga puede que no sea lo que más desea. Conseguir repetir la mayoría de la investidura es su objetivo primordial. Para obtenerla, Pablo Iglesias deberá desplegar todas sus fuerzas en intentar convencer a ERC o a los restos del PDCat de que apoyen al Gobierno, sin apretar mucho en sus exigencias. Si lo consiguiera, sería un gran éxito político que con justicia podría patrimonializar, pero resulta altamente improbable que los independentistas cambien su tradicional estrategia de vender su apoyo a precio fuera de mercado.

Eduardo González Vera explica cómo “Podemos busca protagonismo dentro del Gobierno de coalición y le encantaría que los Presupuestos saliesen con la mayoría de la investidura porque tendría un papel mucho más útil como negociador y puente entre el PSOE y los independentistas”. Ahora bien, no hay que olvidar, tal y como recuerda el propio González Vega, que “UP necesita que se aprueben los Presupuestos porque ellos están también dentro del Gobierno”.

El discurso para defender el acuerdo con Ciudadanos

Si finalmente la opción del acuerdo con Ciudadanos es la única viable, parece complicado para Pablo Iglesias desarrollar un discurso sólido que justificara su negativa. Por un lado, como señala Luis Arroyo, “la narrativa de negarse a un acuerdo con Ciudadanos, como si fuese la tercera pata de la extrema derecha, ya no refleja la realidad, está más que amortizada. Y presentarse como el único partido realmente de izquierdas ahora le cuesta mucho más porque la gente percibe que el PSOE es un partido claramente progresista”.

Desde la perspectiva de la comunicación política, UP tiene una salida lógica que aún no ha explotado y que podría ser su salida. Consistiría en hacer valer su apoyo al acuerdo. Posiblemente, UP tendría la oportunidad de hacer valer su capacidad para poner por encima de sus intereses particulares su espíritu de colaboración dentro del Gobierno. Este discurso serviría además para contrarrestar la manida acusación de su supuesta falta de compromiso institucional.

Para llevar adelante esta estrategia, tal y como señala González Vega, “si se consigue el acuerdo con el apoyo de Ciudadanos, UP necesitaría tener medidas de las que ellos puedan hacer bandera política para tener su propia narrativa y justificar el apoyo de Arrimadas”. Además, eludiría abrir un grave conflicto frente a su socio en el Gobierno. Es evidente que una ruptura entre PSOE y UP en torno a los Presupuestos implicaría el fin de la actual fórmula de gobierno.

Ciudadanos lo tiene claro

Ciudadanos parece la única fuerza que a priori tiene más clara su táctica a seguir. Un apoyo pactado y negociado para sacar adelante los Presupuestos le daría un protagonismo del que ha carecido desde hace tiempo. Además, podría implicar la visualización real del cambio de etapa respecto a la absoluta comunión de Albert Rivera con el PP y Vox. Para Inés Arrimadas, se abriría un antes y un después en el recorrido de Ciudadanos.

Así lo analiza Eduardo González Vega: “Apoyando los Presupuestos, Ciudadanos está marcando agenda mediática, que es de lo que se trata, que se hable de lo que les interesa políticamente. Se han convertido en protagonistas a pesar de los pocos diputados que tienen. Esa es la baza que tienen que jugar, que la gente siga hablando de Ciudadanos, sea útil y que tenga en los medios y en la opinión pública la importancia que aritméticamente no tiene en el Parlamento”.

El incierto impacto electoral para Inés Arrimadas

La única duda que existe es la de saber el posible impacto electoral que pueda tener en Ciudadanos este giro. Parece claro que nada puede ser peor que el camino sin salida al que Rivera llevó al partido. Para Luis Arroyo, abrirse a la negociación de los Presupuestos tiene efectos positivos para Ciudadanos porque el monumental desastre estratégico y político de Albert Rivera y el ataque visceral a Pedro Sánchez se ha visto que no es en absoluto rentable”.

Verónica Fumanal ve el movimiento como “la gran oportunidad de Ciudadanos para recentrarse estratégicamente, pero no garantiza el rédito electoral. Le puede pasar como a UCD, que cumplía una gran función en un momento dado, pero el electorado no consideraba que mereciese su confianza”. En cualquier caso, el escenario electoral parece bastante lejano y, por tanto, esta clave no debería tener a corto plazo mayor trascendencia.

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Vox reza para que el PP pacte

La ultraderecha tiene poco que pensar en este asunto. Su posición profundamente antigubernamental frente a todo, en todo momento y bajo cualquier circunstancia, deja claro su discurso. Sin embargo, su tradicional actitud bravucona y conminatoria tiene siempre que competir con los giros de posicionamiento del Partido Popular. Parece claro, tal y como explica Luis Arroyo, que “Vox está deseando que el Partido Popular se muestre blandito y débil. Soñaría con que el PP apoyara los Presupuestos de Sánchez, a quien siguen considerando jefe de un Gobierno ilegítimo”.

Nadie, y mucho menos sus votantes más fieles, espera otra cosa de los de Santiago Abascal. En realidad, como señala Eduardo González-Vera, “desde los extremos es muy fácil jugar a este juego porque Vox no va a cambiar en absoluto su discurso: seguir golpeando al Gobierno y buscar ese papel protagonista de alternativa al Partido Popular. En términos de póker, Vox sería el dealer”.

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