La extrema derecha se cuela en el Orgullo en París con el beneplácito del Ministerio del Interior francés

Banderas LGTBIQ+ durante la manifestación estatal del Orgullo 2024.

Marie Turcan (Mediapart)

“Allí estaremos el sábado, no te preocupes”. Así se jacta en Instagram Yohan Pawer, presidente del grupúsculo de extrema derecha Eros. Sus planes de infiltrarse en la marcha del Orgullo del 28 de junio, que lleva semanas preparándose, empiezan a dar que hablar.

Hasta tal punto que este miércoles se ha publicado en Le Monde un artículo de opinión firmado por 300 colectivos y personalidades como la escritora Virginie Despentes, el cantante Bilal Hassani, la senadora Mélanie Vogel o la diputada Danièle Obono, para denunciar la presencia de ese “grupo identitario” en una marcha del Orgullo cuyo lema es claro: “Contra la internacional reaccionaria”.

También la Inter-LGBT, que organiza esta gran manifestación en defensa de los derechos de las personas LGTBIQ+ y contra todas las formas de discriminación, fue convocada con urgencia por la prefectura de París el martes 24 de junio.

Se trataba de hablar en detalle sobre la seguridad de la marcha, que espera reunir a 500.000 personas en las calles de la capital. Pero en esa ocasión, el equipo organizador también se enteró de que los servicios de la prefectura no podían hacer nada para impedir que los militantes de extrema derecha se manifestaran, en nombre de la “libertad de circulación”.

Para llegar a este punto, el grupúsculo Eros, que se define como “primo” del colectivo feminacionalista Némésis, se dirigió directamente a los “asesores” del Ministerio del Interior para quejarse de su exclusión.

Preguntado por Mediapart, el entorno del ministro del Interior, Bruno Retailleau, lo confirma: “Asesores del ministro pidieron a la prefectura que, en lugar de exigir que estos grupos desfilasen en la marcha, garantizase su seguridad. Hemos pedido a la prefectura de policía que se pusiese en contacto con Inter-LGBT para garantizar que no haya enfrentamientos”.

Una estrategia recurrente

El propio Yohan Pawer se jactó de tener vínculos privilegiados con el Ministerio del Interior. “Llevo varias semanas en contacto con uno de los asesores de Bruno Retailleau. La buena noticia es que contaremos con unos cincuenta agentes de la CRS [Compañías republicanas de seguridad] para protegernos”, aseguró el 16 de junio. Eros “participará en la marcha del Orgullo, le guste o no a la extrema izquierda”, añadió.

Contactado por Mediapart, no respondió. Sin embargo, en declaraciones a StreetPress, el fundador de Eros precisó: “Llevaremos una pancarta y carteles bastante impactantes, pero muy reales sobre lo que está viviendo Francia hoy en día. Vamos a hacer algo que va a causar mucho revuelo, vamos a reproducir el cartel de Inter-LGBT”. El miércoles 25 de junio, en Instagram, incluso mencionó la reunión entre Inter-LGBT y el prefecto de París, Laurent Nuñez: “Ha declarado que el colectivo Eros tiene derecho a participar en la marcha del Orgullo, muchas gracias, señor Nuñez, y que seamos muchos.”

Este hombre, cercano a Éric Zemmour, no oculta su aversión por esta manifestación anual, a la que apoda como la “marcha de la basura”. Se opone a los derechos de las personas trans, se rebela contra las drag queens, participa en todas las luchas contra el “izquierdismo”, que califica de “enfermedad mental”, y recuerda de paso sus posiciones sobre la “inmigración extraeuropea”, que “agrede mayoritariamente a las personas”.

Quieren estar dentro de la marcha para acaparar la atención de los medios

Léane Alestra, autora y fundadora de Mécréantes

En 2024, Yohan Pawer ya intentó perturbar la marcha del Orgullo junto a Mila, la influencer de extrema derecha y miembro de Némésis, a la que llama “su mejor amiga”. Rápidamente repelidos por la multitud —a la joven le tiraron harina— y escoltados por la Policía, tuvieron dificultades para imponer en los medios sus posiciones contra las “derivas LGTB”. “Esto es solo el principio”, advirtió inmediatamente después en su cuenta de Instagram.

Ese mismo día, un miembro del servicio de seguridad de Eros habría agredido a Léane Alestra, fundadora de la cuenta militante de Instagram Mécréantes, quien afirma haber sido atacada “específicamente” por ser queer. Presentó una denuncia, a la que Mediapart ha tenido acceso, por violencia sin incapacidad, cometida por motivos de orientación sexual o de género y acoso a través de un servicio de comunicación pública digital.

En conversación telefónica con Mediapart, Léane Alestra analiza la estrategia de estos microcolectivos identitarios: “Quieren estar dentro de la marcha para acaparar la atención de los medios. Pretenden que las marchas los incluyan en nombre de la pluralidad de opiniones. Así es como en Italia los identitarios han conseguido romper los movimientos militantes desde dentro. La gente se ha cansado de luchar cada vez para excluirlos y han ganado terreno”.

Inter-LGBT defiende su proceso de selección

El 8 de marzo está muy presente en la memoria: la extrema derecha intentó boicotear la manifestación contra el patriarcado. Las activistas de Némésis finalmente desfilaron fuera de la marcha, pero escoltadas por numerosos agentes de la CRS. Según la prefectura de París, la marcha del Orgullo debería configurarse de forma similar.

Inter-LGBT descarta esa posibilidad y explica que siempre ha tenido derecho a seleccionar las asociaciones que participan en la marcha. Por lo tanto, en este momento se mantiene el statu quo: Eros mantiene su voluntad de desfilar, con o sin autorización de la organización, y ésta no tiene intención de integrarla.

Desde hace años, se ha establecido un proceso estricto y claro: las asociaciones deben inscribirse mediante un formulario, indicar el material que desean llevar y aceptar, con pleno conocimiento de causa, la aceptación o el rechazo del equipo organizador.

“La Inter-LGBT lleva años organizando esta marcha, la prefectura de policía confía en los organizadores para saber quién puede participar y quién no. Organizamos una marcha el año de los atentados de Orlando, otra el año del Bataclan y de Charlie Hebdo, Inter-LGBT estuvo ahí y la seguridad siempre se organizó de manera ejemplar”, explica Clara Privé, vicepresidenta de la organización.

“Estos ejemplos son testimonio de una evolución preocupante: la idea, cada vez más presente en los poderes públicos, de que las manifestaciones públicas en favor de los derechos humanos deben estar abiertas a la participación de la extrema derecha, independientemente de su compatibilidad con los valores que defienden las propias luchas”, denuncia el manifiesto de las trescientas personalidades. “En nombre del respeto al pluralismo, se tiende a borrar las fronteras entre los movimientos de emancipación y aquellos que niegan sus fundamentos”.

La Inter-LGBT ya ha tenido que asumir la retirada de 25.000 euros de subvenciones que le había prometido la región de Île-de-France, por decisión de su presidenta, Valérie Pécresse (Los Republicanos, LR), tras la polémica suscitada por el cartel de este año. Aunque algunas asociaciones participantes en la marcha se mostraron escandalizadas por la presencia de un hombre aturdido y sujeto por una corbata, que simbolizaba la extrema derecha, esta última se indignó por el lema de la marcha, que apuntaba a “la internacional reaccionaria”. Unos días más tarde, la Agrupación Nacional (RN) consiguió, gracias a Valérie Pécresse, la supresión de otra subvención a Inter-LGBT.

Un colectivo excluido por sus posiciones transfóbicas

Este año, la Inter-LGBT también ha rechazado la participación de un colectivo llamado Fiertés citoyennes (Orgullo ciudadano) y ha motivado su negativa mediante carta certificada. El motivo son las repetidas posiciones contra la lucha por los derechos de las personas trans dentro de los movimientos LGTBIQ+.

Fiertés citoyennes, que reivindica un “universalismo republicano” y la defensa de la laicidad, afirmó en un comunicado que rechazaba ser “marginado de un evento que no puede ser privatizado y acaparado por un pequeño círculo activista”. Una afirmación que contradicen las cifras: “Nos hemos puesto en contacto con las 130 estructuras que se inscribieron para desfilar en la marcha y ninguna de ellas acepta su presencia. La transfobia es una línea roja para todas estas marchas”, insiste Clara Privé.

Fiertés citoyennes también arremetió a principios de junio contra el cartel de la marcha del orgullo, que describe como un “pastiche activista en el que se abandona el universalismo, se sacrifica la laicidad y se convierten los derechos de las personas LGTB+ en accesorios de una farsa ideológica”.

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Arnaud Abel, presidente de esta joven asociación, se opone, sin embargo, a la participación de Eros en el Orgullo, calificándolos de “tres o cuatro homosexuales de extrema derecha que quieren llamar la atención”. Fue contactado y solicitó recibir preguntas por escrito, pero no ha contestado en el plazo propuesto.

 

Traducción de Miguel López

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