Teresa Aranguren: “Me siento avergonzada de Europa en el drama de Palestina”

Teresa Aranguren (Arceniega, Álava, 1944) es experta en el mundo árabe. Periodista, licenciada en Filosofía, diplomada en Psicología y Antropología, ya cubrió, hace más de cuarenta años, la invasión israelí del Líbano. Entonces trabajaba para Mundo Obrero, la publicación del Partido Comunista de España. Ahora, acaba de publicar Palestina: la existencia negada, de Ediciones del Oriente y del Mediterráneo. Se trata de su segundo ensayo sobre el pueblo palestino. En este caso traza un repaso histórico a la creación del Estado de Israel a costa de la negación del pueblo que ya vivía en el territorio, el palestino. Un contexto imprescindible para entender la mentalidad de los dirigentes israelíes, de su población o de la timorata postura de Europa ante un genocidio innegable.

Indudable genocidio

“Ahora mismo lo que es evidente para quien simplemente vea las noticias en la televisión es que se está produciendo un genocidio desde hace meses. Creo que no hay dudas de todo lo que está ocurriendo, de lo que el ejército israelí está llevando a cabo en Gaza: son crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad. Estamos ya asistiendo quizá a lo que se pretende que sea el último episodio del intento de acabar con la presencia del pueblo palestino en tierra palestina. Esto no ha empezado ahora. Por poner una fecha, podemos decir que finales del siglo XIX, comienzos del XX, por la confluencia de dos fenómenos europeos. Por un lado, el movimiento sionista que surge en Centroeuropa, el Imperio Austrohúngaro y también de la Rusia zarista, donde existe un fuerte antisemitismo y que se proponen la idea de crear un Estado donde los judíos sean mayoría. Y por otro lado está el Imperio británico o el colonialismo europeo, al que interesa afianzarse en el Oriente Próximo, tener un pie bien puesto en el corazón de esa zona, como es Palestina. La mayor parte de los judíos europeos no veían aquello como un proyecto ni deseable siquiera. Sin embargo, al ser apoyados por el Imperio Británico se convierte en un proyecto triunfador que va hacia adelante. Por eso he titulado este último libro mío Palestina: la existencia negada. Lo que está ocurriendo ahora ya se hizo antes, lo que pasa es que ahora es mucho más atroz”.

Europa ante la guerra de Gaza

“Yo, como europea –y además me siento europea–, me siento avergonzada de Europa. Creo que su comportamiento, sabiendo además la responsabilidad histórica que Europa tiene en el drama de Palestina, es realmente vergonzoso. Estamos asistiendo en directo a lo que tiene todos los componentes de lo que es la definición jurídica de genocidio. Y, sin embargo, el Viejo Continente todavía no ha tomado una sola medida para pararlo. En las últimas semanas, últimos días, ha habido determinados cambios. Se ha intentado cambiar un poco el discurso, por lo menos, y creo que eso también en parte se debe a una labor que yo considero que ha sido muy positiva del Gobierno español. Es decir, llevar a la Unión Europea hacia un terreno que implique la crítica a Israel y el intento serio de frenar a Israel en su campaña de exterminio contra el pueblo de Palestina. Ahora, esto todavía está en el nivel de las palabras. Europa todavía no ha tomado una sola decisión para forzar un cambio en la política israelí, y tendría mucha capacidad de influir. En primer lugar, tenemos unos acuerdos preferenciales de comercio con Israel cuyo segundo artículo exige que para mantener este tipo de acuerdos preferentes el otro país, la contraparte, tiene que respetar los derechos humanos. Parece casi una broma macabra”.

La relación “especial” entre USA e Israel

“Es evidente que Israel no es simplemente un aliado de Estados Unidos. Forma parte casi del conglomerado político geoestratégico del país, es casi una parte de Estados Unidos. Y la política estadounidense con respecto a Israel siempre ha sido de apoyo incondicional, pero ha dado un paso más con la llegada de Trump al poder. El discurso de Netanyahu es el discurso de Donald Trump, el mismo. Y cuando el señor Trump se atreve a decir una barbaridad tan insultante como que el ejército israelí le vacía de Gaza primero y luego él hará un bonito Marina d’Or… Es terrible lo que está diciendo. Está hablando directamente de un crimen de lesa humanidad, con ese tono banal, como quien está describiendo un estupendo negocio inmobiliario. Hay en todo esto también una constante negación del crimen de limpieza étnica. Los israelíes dicen: "No los echamos, les compramos las tierras". Al comienzo el movimiento sionista empezó comprando tierras en el siglo XIX, comienzos del XX, Primera Guerra Mundial hasta finales de los años 20. A partir de ahí no consiguen comprar más tierras. En el año 47, la primera Resolución de Naciones Unidas sobre el caso de Palestina es la de dividir el territorio para un Estado judío y un Estado árabe. En ese momento, la comunidad judía en Palestina era propietaria del 6,6% de la tierra. El resto era propiedad árabe, un 43%. Eso está documentado. A partir de ahí, desde diciembre del 47, a lo largo de todo el 48, es cuando ocurrió la primera expulsión en masa de la población palestina. Luego, con la guerra del 67, hubo también, pero no de la misma dimensión, el desplazamiento forzoso de unas 300.000 personas. Y ahora mismo lo que estamos viendo es el intento de completar aquello del modo más brutal”.

Una barbarie que ya no se puede negar

“Durante todas estas décadas, lo que ha primado es una total impunidad del ejército israelí y de los sucesivos gobiernos a la hora de llevar a cabo este tipo de operaciones. Ahora adquiere una dimensión más inhumana. Los avances tecnológicos han hecho que ya no sea posible declarar zona militar cerrada, término habitual para que no haya testigos en la zona. Pero ahora, por mucho que no dejes entrar prensa internacional, los móviles nos cuentan todo. Eso es algo nuevo con lo que posiblemente no se contaba hace unos años, ya no es posible ocultarlo porque te llegan las imágenes. Antes te podías llevar la noticia, pero sin imágenes. Todos conocemos como es la condición humana. Sin verlo, la capacidad de impacto es mucho menor. En el año 2002 yo estaba en Palestina y hubo una terrible operación del ejército israelí en Cisjordania, a la que declaró toda la zona militar cerrada. No dejaba entrar ni prensa, ni organizaciones humanitarias, ni cuerpo diplomático, nada. Hubo situaciones atroces, como la matanza y destrucción del campo de refugiados de Jenin. Una familia me contaba como había dos chicos jóvenes desangrándose en mitad de la calzada y al intentar acercarse, el ejército israelí les disparaba. Contado ya te espanta, pero ahora lo vemos”.

Normalización de las violaciones del derecho internacional

“Todos sabemos que en las guerras se viola el derecho internacional, pero por lo menos lo disimulas. Se decía que había habido un bombardeo en un hospital, pero que había sido un error. Eso se lo oí decir al portavoz de la OTAN con respecto a bombardeos de hospitales en Yugoslavia. Yo estaba allí. Ahora ya no hace falta que digas que es un error. Te inventas que había gente de Hamás, aunque todos sabemos que generalmente es mentira. Eso es un crimen de guerra. Estamos normalizando la violación del derecho internacional. Estamos acabando con lo poco que se había conseguido para frenar la barbarie de la guerra que se había conseguido después de la Segunda Guerra Mundial, del horror del exterminio de los judíos europeos, de los gitanos europeos, de todo el horror que significó la Segunda Guerra Mundial. Eso está siendo destruido en Gaza con total impunidad. Con la complicidad total de Estados Unidos y por desgracia de algunos países europeos muy importantes. Alemania es el segundo suministrador de armas después de Estados Unidos. Argumenta su mala conciencia por haber sido el país donde surgió el nazismo. ¿La mala conciencia por un genocidio te hace cómplice de otro genocidio?”.

La torticera carta del antisemitismo

“Tenemos que volver a ser capaces de escandalizarnos. Las noticias cada día son peores y sube el grado de inhumanidad. Sin embargo, la reacción es sorprendentemente tibia. Hay mucho campo de acción y tenemos un ejemplo, que es el de Sudáfrica. El régimen del apartheid cayó por la labor de gente de dentro, Mandela, el partido del Congreso y todos los sudafricanos que estaban contra ese régimen. Pero, además, el apoyo externo que fue total y unánime. Se suspendieron relaciones diplomáticas, participación en Juegos Olímpicos y en toda competición deportiva, acto cultural, etcétera. Y fue un éxito. Con Israel se está lejísimos de conseguir algo así. Hay un argumento claramente torticero que es el de acusar de antisemitismo a toda crítica a Israel y a todo planteamiento que suponga proponer, por ejemplo, sanciones contra Israel. Vemos al señor Netanyahu acusando de antisemita al secretario general de Naciones Unidas porque dijo una obviedad, que el conflicto no había empezado el 7 de octubre con el ataque de Hamás. Al Gobierno español está pasando un poco parecido con varios miembros del gabinete del señor Netanyahu. Se está banalizando el antisemitismo. Y el antisemitismo es una forma de racismo atroz que llevó en Europa a crímenes horrendos. Y si lo convertimos en una simple excusa para que nadie me critique, estamos banalizando un crimen como es el de racismo del que supone declararte antisemita o ser antisemita. Pero, ahí está, funcionando de una manera muy escandalosa en el caso de las sociedades europeas”.

 Ascenso mundial de las ultraderechas

“¿Qué tipo de sociedad estamos creando en la que se puede votar a un personaje como Donald Trump? Estamos viendo el ascenso de la ultraderecha en Europa en casi todos los países últimamente, hasta Portugal, que hasta hace poco a mí me parecía como un islote que se salvaba de eso. ¿Eso qué significa? Que estamos pasando un periodo muy negro, muy sombrío. La historia tiene vaivenes, No es todo lineal. No siempre vamos a mejor, para arriba. No hay más que mirar hacia atrás para darse cuenta de que hay momentos muy sombríos en los que se diría que la humanidad ha perdido el sentido del humanitarismo, de la compasión, del derecho, del progreso. No hay otra ley que la del más fuerte. Eso se está imponiendo. ¿Y eso qué supone? La destrucción de todo proceso civilizatorio, la instalación de las normas de la barbarie como algo normal”.

Posición de la ultraderecha ante la barbarie en Gaza

“Creo que en este momento ha habido un trasvase claro de actitudes. El antisemitismo de la ultraderecha europea ahora se ha convertido en una adoración, en un entusiasmo en el apoyo a todo lo que haga Israel. ¿Y por qué es esto? Pues porque Israel significa la fuerza. Es el gran macho de nuestra era, de nuestro mundo, el que nadie puede con él, porque es el más fuerte y que además sabe que el ejercicio de la fuerza le mantiene en esa situación. Y eso ha sido siempre algo que forma parte del esquema mental de la ultraderecha. Aquí solo importa quién es más fuerte. Creo que el antisemitismo de la ultraderecha europea será una cosa del pasado, aunque lo están ejerciendo contra otro pueblo semita que es el árabe, contra el emigrante marroquí o contra el palestino que reclama sus derechos. Ahí es donde la ultraderecha ejerce su visión del mundo. Y en esta visión del mundo, en este momento, Israel es su estrella”.

El papel de España

“Todo lo que ahora está padeciendo la sociedad palestina, sin que haya nadie con poder que salga en su defensa, no les afecta solo a ellos, lo hace a nuestro mundo. Y está habiendo ya fenómenos que como europeos nos deberían preocupar. Por ejemplo, que en Alemania estén prohibidas las manifestaciones pro palestinas, que llevar un pañuelo palestino puede resultar problemático si entras en un edificio público, en una institución pública y te puedan forzar a quitártelo. Esto está ocurriendo en algunos países de Europa. No en todos, afortunadamente. En España no está ocurriendo eso. A mí me gustaría que todavía fuera más allá, pero debo reconocer que el Gobierno español por lo menos ha marcado otra dirección para Europa. En una que por lo menos haga frente a lo que está ocurriendo y plantee soluciones o frenos a lo que está ocurriendo. Valoro lo que hizo el Gobierno junto a Noruega, Irlanda y Eslovenia de reconocer el estado de Palestina. No cambia el padecimiento, pero es un mensaje de afirmación. Palestina existe. Se tiene que pasar a la acción para forzar un cambio en la política del gobierno israelí. Con sanciones. No hay nada más claro que esto”.

Diferente rasero con Rusia y con Israel

“Comparemos lo que se ha hecho con Rusia. A la semana de la invasión rusa de Ucrania hubo sanciones económicas, culturales, ruptura de relaciones de todo tipo. No es que yo considere que ha hecho bien la política europea respecto a Rusia, pero nos da un ejemplo de este doble baremo que se aplica según sea un pueblo y otro. No es creíble porque no puedes estar defendiendo el derecho internacional como europeo en el caso de Rusia y permitiendo que se violen de la manera más atroz en el caso de Palestina. El señor Biden, a las pocas horas de producirse la invasión y en los días posteriores, dijo una frase que han repetido políticos europeos: “No hay nada que negociar, hay que vencer”. Y Europa se sumó a eso inmediatamente, sin tener en cuenta otras condiciones que podían haber llevado a una negociación que posiblemente hubiera evitado tantísimos muertos. Luego llegó el señor Trump y ha dejado a Europa colgada de la brocha porque eso lo ha cambiado totalmente. Busca hacer negocio con las tierras raras en Ucrania y que le devuelvan lo invertido por la presidencia anterior en Ucrania. Ojalá se llegue a un punto en el que se pueda negociar parar la guerra lo primero, y que no deje a Ucrania totalmente vendida a los pies de Rusia”. 

Desmantelamiento de Hamás

“Es muy difícil saber ahora si queda algún líder o no líder vivo. O si queda algún miembro de Hamás vivo. No creo que ahora tenga ninguna capacidad, ni estructura militar ni de ningún otro tipo, para conseguir algo en Gaza. Le viene muy bien al gobierno israelí seguir hablando del peligro de Hamás para seguir manteniendo bulos como lo de que el Hamás se queda con la ayuda humanitaria. Por eso mismo la tiene que distribuir una supuesta ONG estadounidense, como lo que está ocurriendo en estos días, y haber eliminado la presencia de la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para la Población Palestina refugiada en Gaza, que ha sido el sostén de la ayuda humanitaria. Desde el primer momento fue un castigo colectivo contra la población de Gaza. Han destruido todas las universidades, casi no queda un hospital que funcione. Al gobierno actual israelí no le importa nada la vida de sus conciudadanos, rehenes de Hamás. Si le importase, no habría violado el alto el fuego último. Habrían llegado a una negociación en la que se estaba ya a las puertas de conseguir la devolución de todos los rehenes. Esa negociación llevaba como contrapartida la retirada del Ejército israelí de Gaza, la renuncia a su idea de vaciar Gaza de su población y colonizar Gaza, que es en lo que están ahora”.

Netanyahu y sus ministros

“Creo que el actual gobierno israelí, desde el señor Netanyahu hasta el ministro de Ben Gvir, que es ministro de Seguridad Nacional, todos, son herederos de una vertiente del sionismo que no fue la triunfante a comienzos de siglo XX, pero que siempre estuvo ahí. La idea del Gran Israel en el que no hay población palestina ni población no judía. El otro sector del movimiento sionista, digamos que era más aceptable por su protector británico y más moderado en sus planteamientos, aunque luego terminó haciendo lo mismo. Ahora eso está desaparecido en el Parlamento israelí. El Partido Laborista es irrelevante. Tiene tres diputados. Y hay que preguntarse por qué ha pasado esto. Y yo creo que una de las razones –posiblemente no es la única– es la impunidad de la que ha gozado Israel para invadir Líbano, para ampliar asentamientos en Cisjordania con gobiernos laboristas. Ha permitido que se afiance este sector más duro, que no necesita ya dar explicaciones. Una característica de la pedagogía en el aprendizaje es que tú tiendes a repetir aquello que te sale bien. Y a Israel le ha salido muy bien todo, nunca ha pagado el menor precio por eso”. 

Reacción de la sociedad en Israel

“Hay que preguntarse qué está pasando con la sociedad israelí para que no haya oposición a lo que significa el Gobierno de Netanyahu y sus ministros y a lo que se está perpetrando en Gaza. Una de las razones es el trauma que supuso el ataque de Hamás y la matanza que hizo en territorio israelí el día 7 de octubre. Se utilizó entonces el argumento de que era la mayor matanza de judíos desde el Holocausto y era un modo de ligar la situación de Gaza al nazismo. Pero las víctimas del ataque de Hamás no lo fueron por ser judíos, sino por ser israelíes, la potencia ocupante. Eso se dejó de lado. Hay una estrategia de comunicación que constantemente incide hacia afuera y hacia adentro, también en la sociedad israelí, que es la de que el mundo nos odia. Nosotros como judíos somos las víctimas y no podemos dejar de ser las víctimas. A esto hay que añadir posiblemente una censura a la prensa israelí. Hay libertad de prensa excepto en momentos como este. A lo mejor ahora parte de la sociedad israelí que ni ve ni quiere ver lo que está ocurriendo en Gaza y son pocas las voces que se alzan contra esto, pero las hay”.

Situación de Cisjordania

“Es tan terrible lo que está ocurriendo en Gaza que no nos da el ánimo para mirar lo que está ocurriendo en Cisjordania. Pero es también terrible. El gobierno israelí ha aprobado una nueva ampliación de asentamientos, la mayor en muchos años. Lo que está ocurriendo en Cisjordania es el avance más silencioso de la colonización. Los ministros del gabinete israelí dicen abiertamente que van a anexionarse Cisjordania. El problema es que nadie parece escandalizarse. Y lo que está ocurriendo allí es el paso a paso hacia la anexión. Pero hoy entramos en una contradicción, ponen en peligro su mayoría demográfica, porque si se anexionase Cisjordania con la población palestina, se convierten en ciudadanos de Israel con derechos iguales a otros ciudadanos. En la siguiente votación sale algo muy diferente de lo que es el Estado judío, porque a lo mejor has perdido la mayoría. Y eso es lo que explica por qué en Cisjordania hay un régimen claramente de apartheid. Es decir, se anexión a la Tierra, pero se expulsa a sus habitantes, para mantener a los habitantes de esa tierra sin derechos de ciudadanía, ni sociales, ni políticos en un régimen de apartheid”

Palestina, la existencia negada”

“Utilizo este título en el libro porque creo que es una característica fundamental para entender lo que ha ocurrido en Palestina y todo lo que ha venido después. Una premisa fundamental del movimiento sionista fue –desde el comienzo–, desde el siglo XIX, negar la existencia del pueblo de Palestina, por la necesidad de justificar el proyecto de crear un Estado judío en un territorio árabe, donde la población judía era en torno a un 3% de la población y además eran una población judía palestina que hablaba árabe, que formaba parte del tejido de Palestina. No tenía nada que ver con el proyecto sionista que venía de Centroeuropa. Los meses previos a la creación del Estado de Israel se llevó a cabo una limpieza étnica, desde diciembre del 47 hasta final del 48. Era una existencia negada a través de bulos como el de “una tierra sin pueblo, para un pueblo sin tierra”, que fue una frase que tuvo mucho éxito y que la inventó un judío británico en el siglo XIX y se convirtió en la carta de presentación del movimiento sionista ante el mundo. Todo esto está desde el origen presente en el desarrollo del drama de Palestina. Se va afianzando después de la Primera Guerra Mundial, y se convierte en una de las líneas argumentales que van desde el inicio hasta lo que está ocurriendo ahora. En el año 68, Golda Meir, en respuestas a preguntas de un periodista, respondió: “Palestinos, ¿pero qué palestinos? No existen los palestinos". Dos semanas antes de la matanza que realizó Hamás el 7 de octubre, Benjamin Netanyahu, en sede de Naciones Unidas, enseñó dos mapas sobre cómo sería el Oriente Próximo futuro. Y no existía Palestina, no había territorios palestinos, no había Cisjordania, no había Gaza, no existía para nada el nombre de Palestina. Hay que sacar la memoria palestina a la luz porque está aplastada”.

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