La conciliación, el obstáculo con el que chocan una de cada cuatro científicas para intervenir en los medios

Cientificas en uno de los centros de investigación de BAT.

¿Quién aparece en los medios cuando se consultan “fuentes expertas”? En el 62,34% de los casos, hombres y, solo en el 37,66%, mujeres, según los datos recogidos de 649 encuestas para el informe de Participación de mujeres científicas como fuentes expertas en los medios: motivaciones y obstáculos, presentado este martes en Madrid y que contado con la participación de la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant. “Nos estamos perdiendo, de entrada, valoraciones y opiniones muy interesantes”, comenta Izaskun Lacunza, directora general de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

A nivel global, la brecha de género es aún mas alarmante: las voces de las mujeres como expertas han incrementado en un 7% desde el 2005, pero aún suponen solo el 30%. “Esto influye en la imagen que se tiene sobre la investigación y la ciencia, ámbitos muy estereotipados a pesar de que cada vez somos más mujeres las que decidimos dedicarnos a la investigación”, sentencia Maider Eizmendia, directora del estudio. 

Entre los motivos de esta desigualdad, el informe apunta a los estereotipos que pesan sobre cada uno de los géneros, las cargas familiares y la autopercepción que tiene cada persona sobre sí misma, por ejemplo, a la hora de autodenominarse "experto" o "experta" en una materia.

Por lo general, a los hombres se les contacta más por haber participado como fuentes en anteriores ocasiones; a las mujeres, por su solvencia como expertas. Y es que los científicos muestran una mayor predisposición que las científicas a aceptar las propuestas del para ser fuentes informativas: del total de mujeres consultadas por el SMC (Science Media Centre), el 20,35% accedió, frente al 26,37% de los hombres consultados.  

Por su parte, Patricia Fernández de Lis, redactora jefa de Materia, la sección de Ciencia de El País, apunta a los techos de cristal como un impedimento más para contactar con ellas. Con el auge de los medios digitales cuando se realiza una pieza periodística se necesitan respuestas “de hoy para hoy”, lo que hace que “por lo general, se llame a los directores de los estudios, que suelen ser hombres”, cuenta.

La conciliación familiar afecta al 23% de las mujeres y solo al 10% de los hombres

Tanto hombres como mujeres aseguran que en ocasiones rechazan participar por falta de tiempo debido a su carga de trabajo, especialmente en el caso de trabajadores del ámbito sanitario. Sin embargo el 22,95% de mujeres alega que esta falta de tiempo se debe a su dificultad para conciliar lo laboral con su vida personal, algo que solo ocurre al 10% de los hombres.

Es algo que confirma desde su experiencia personal Alicia Pérez-Porro, bióloga marina, responsable de interacción política y relaciones institucionales del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF). Considera que la agilidad mental es clave para poder responder bien a los medios, pero el entorno también influye en las respuestas que se pueden dar.

Y es que el problema no es que las mujeres no quieran colaborar en la difusión del conocimiento científico. De hecho, el 91,67% de las científicas consideran que responder a los medios forma parte de su trabajo –frente al 75,47% de los científicos– y el 75% lo hacen porque quieren mejorar su cobertura mediática –un 52,83%, en el caso de los hombres–. Entre los motivos que mueven a los investigadores a colaborar con un medio destaca la promoción de su carrera: el 18,87% de ellos considera que la visibilidad les beneficia en lo académico, frente a al 5,56% en el caso de ellas.

Estas cifras ponen de manifiesto que las mujeres suelen colaborar por motivos más sociales , mientras en ellos priman los motivos profesionales. 

Ganar visibilidad requiere exponerse, pero acarrea críticas e insultos

Las científicas reclaman su espacio en un "mundo de hombres" en el que sólo son el 12% en las academias

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Los ataques a los y las investigadoras que se animan a participar como fuentes expertas en los medios de comunicación es algo que sucede en más de la mitad de los casos (51,05%) y la mayoría de ellos se dan a través de comentarios en las redes sociales sociales de los propios medios. Según la experiencia de Fernández de Lis, una de las redactoras jefa de El País, los insultos hacia ellos suelen dirigirse más al contenido de lo que dicen, lo que reciben ellas, suelen poner en duda sus conocimientos, llamándolas “inexpertas” o “becarias”.

Este señalamiento hacia las mujeres en la ciencia puede afectar a otro de los motivos por los que ellas rechazan colaborar en informaciones periodísticas: no se sienten expertas en el tema. De las fuentes consultadas por el SMC, el 6,56% de las científicas rechaza participar por este motivo –un 1% más que en el caso de los hombres–, lo que evidencia que las investigadoras cargan, además de con lo personal y lo laboral, con el llamado síndrome de la impostora. “A nosotros nunca nos ha pasado que los hombres no se consideren expertos o tengan problemas con la conciliación familiar”, cuenta la periodista de El País.

Ahora bien, destaca del informe cómo los insultos afectan de manera diferente a cada uno de los géneros. En las mujeres se manifiesta en forma de más inseguridad, en los hombres, en una disminución de su productividad. Sin embargo, ellos tienen una mayor tendencia a abandonar la divulgación (19,11%) cuando llegan las críticas que ellas (13%), lo que puede explicarse atendiendo a la responsabilidad social que suele impulsar a las mujeres a exponerse ante los medios.

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