Los descubrimientos científicos muestran la inteligencia del ser humano, pero significan a la vez que la maldad los aprovecha primero. No hay más que fijarse en las armas que se emplean para combatir para darse cuenta de ello. Es obligado denunciar responsabilidades. Cada día aumenta el peligro de una contienda general. Israel e Irán disparan misiles que matan a inocentes.
Cuentan que el objetivo es eliminar a dirigentes militares, religiosos, políticos y llaman “colaterales” a los que, dicen, no son su objetivo: víctimas inocentes. Y solemne ellas pagan por la barbarie diseñada por esos inhumanos mandatarios que ordenan las matanzas desde sus señoriales despachos. La humanidad ha perdido su dignidad. Era lo que, aparentemente, nos distinguía de los animales no ¿racionales?
Vivo en un edificio, digamos, medio, de Madrid. Cinco plantas con cuatro viviendas por piso. El estándar sería de 4 habitantes por vivienda. Es decir, unas ochenta personas en total, niños, adolescentes, padres, abuelos… Bastante común en una ciudad española. O también, en una aldea española, europea… Un centenar de personas. La calle cuenta con edificios dedicados a viviendas, colegios, clínicas, farmacias, templos, comercios, talleres, etc. Cada día es destruido uno de ellos con unas bombas caídas del cielo. Decenas de muertos, de heridos, de mutilados… bebés, niños, madres, abuelos, oficialmente todos terroristas. Maltratados, perseguidos, vulnerables, hambrientos. Seiscientos días seguidos así.
Muerte, hambre, desolación abundan, completa destrucción donde Donald Trump quiere hacer negocio con un jardín de ocio para ricos
Bueno, ese es el número aproximado de los asesinados cada jornada por los sicarios de Netanyahu y sus aliados, es el día a día en Gaza, el pan (que no hay por orden de ese Netanyahu y sus secuaces) de cada día. Muerte, hambre, desolación abundan, completa destrucción donde Donald Trump quiere hacer negocio con un jardín de ocio para ricos, un resort de lujo para que se diviertan los donantes norteamericanos que ponen un dinero para el armamento con el que masacran al pueblo palestino. Seiscientos días seguidos así.
Shoah, catástrofe, denominaron los judíos al holocausto que sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial en Alemania y sus tierras conquistadas. Mientras muchos alemanes fueron acusados de conocer y consentir la gran masacre. Hoy día se podría acusar del mismo delito a gran parte de la humanidad. Tawakkol Karman, la premio Nobel de la Paz 2011, lamenta que “el mundo guarda silencio ante el genocidio y la limpieza étnica del pueblo palestino en Gaza”.
La destrucción de Gaza y hoy también de Cisjordania, su tradición, sus históricos monumentos, su vida, donde el Gobierno israelí acaba de “autorizar” otros 22 nuevos asentamientos (de invasores ilegales) de colonos llegados de tierras lejanas a la Palestina “instituida” por las Naciones Unidas, está siendo permitida (y en muchos casos promovida) por gran parte de la Humanidad. Es decir, somos responsables.
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Fernado Granda es socio de infoLibre.
Los descubrimientos científicos muestran la inteligencia del ser humano, pero significan a la vez que la maldad los aprovecha primero. No hay más que fijarse en las armas que se emplean para combatir para darse cuenta de ello. Es obligado denunciar responsabilidades. Cada día aumenta el peligro de una contienda general. Israel e Irán disparan misiles que matan a inocentes.