Librepensadores
Caleidoscopio
Caleidoscopio siniestro, callejón sin salida, ficción perversa, realidad cruda y esperpéntica, sin gracia, sin horizonte, refugiados en nuestros silencios, creyéndonos el mantra de que saldremos adelante, ¿unidos?, sin que aún nos hayamos despertado de la pesadilla que nos ha vuelto el mundo del revés, quién sabe, aunque permanezcamos encallados en nuestra capacidad de odiar o de amar, a expensas del shock que nos mantiene en vilo.
Hace pocos meses se iba concienciando más y más gente de la necesidad de desprenderse del plástico en nuestra vida cotidiana, por bien del planeta… hoy mismo se plantea en nuestro país la necesidad de “desprenderse” de, al menos, 40 millones diarias de mascarillas, guantes, batas, bolsas… ¿desechables?… y ¡allá cuidaos!… ante la urgencia de la catástrofe que nos devasta.
Hace pocos meses también algunos políticos se autoproclamaban “constitucionalistas” de pro e invocaban el espíritu de la Transición, un día sí y otro también, como arma arrojadiza con quienes osaran en poner en solfa aquella claudicación a la fuerza de los de costumbre, como siempre, y son los herederos de algunos que ayudar a dar a luz aquella celebrada Constitución que, por cierto, reunía ese espíritu conciliador y pactista, quienes ahora revestidos de casposo “patriotismo” de nuevo cuño van y ponen pegas a…
Cuando se trata de aunar fuerzas, de arrimar el hombro, de hacer causa común, nacional, patriótica ante la catástrofe que devasta al país, y les sale, como el sudor, la mala saña, el cálculo inhumano, la desunión, el espíritu cainita, miserable y mezquino, de todos contra todos, creyendo que saldremos “parecidos”, ¿unos sobre y contra los otros?, y se fomenta la deslealtad más maligna, para ver si nos cargamos entre todos el porvenir más inmediato, “cuanto peor mejor” para estos facinerosos ocupados de parecerse a ciertos “hombres y mujeres de Estado”.
Decía estos días Jean-Luc Mélenchon, azote izquierdista del presidente Macron, en Francia, con grandeza de auténtico patriota: “No es el momento delchoque frontal con el gobierno”. ¡Qué vergüenza y qué envidia!… cuando uno mira el panorama propio de la clase política nuestra, unos y unas con mayor responsabilidad intentando arreglar sus cuentas por separado.
Hace bastantes años vi una película, en blanco y negro, que me impactó tanto que de vez en cuando la rememoro medio estremecido.
Tras un naufragio en alta mar los supervivientes nadan desesperadamente, heridos, torpemente, a brazo partido, hacia el único bote a flote que se va llenando de náufragos de todo pelaje, tripulantes, pasajeros, jóvenes, viejos, mujeres, hombres, niños… malheridos, enfermos, asustados, decididos… incluso aferrados desde al agua a la borda de la pequeña embarcación… mientras contemplan los restos del desastre que los rodea…
La mar está en calma aunque a lo lejos se anuncian nubarrones, probablemente una tormenta, mientras el viento apenas es un airecillo, aunque podrían cambiar en cualquier momento…
Y entonces se discute, se decide, se plantea una disyuntiva. O eliminar a los débiles, enfermos, heridos, viejos y arrostrar con alguna garantía lo que pueda echárseles encima, o no dejar a nadie atrás, no desprenderse de nadie, intentarlo todos juntos, buscar tablas, alguna balsa abandonada y perdida, cualquier resto capaz de seguir flotando… intentando hacer un empeño común para intentar salvarse y salvar al mayor número... El desenlace, permitidme que me lo guarde…
Pero no he podido evitar cierta desazón ante el espectáculo actual, cobarde y miserable, de demasiados protagonistas políticos haciendo “la guerra” por su cuenta, “mirando hacia otra parte”, “hablando de otra cosa” que no sea el arrimón común… de todos para todos.
Haciendo “guerra” contra el adversario político… ¿celebrando las muertes o las no muertes?… para que, efectivamente, ¿unos ganen frente a quienes solo deban perder?
Dando el peor ejemplo que hubiéramos podido imaginar…
Y de nuevo he de acudir al maestro Machado cuando decía que “una de las dos Españas ha de helarte el corazón”.
Antonio García Gómez es socio de infoLibre