El capitalismo, un asesino en serie
Lo ocurrido en Valencia, y basándome en la afirmación de la Oficina de la ONU para la Reducción de Riesgo de Desastres: los desastres naturales no existen y estos son siempre el resultado de las acciones y las decisiones humanas, me arraigan en mis opiniones.
Jean-Jacques Rousseau escribió a Voltaire con motivo del terremoto de Lisboa en 1755: “Convenga usted que la naturaleza no construyó las 20 mil casas de seis y siete pisos, y que, si los habitantes de esta gran ciudad hubieran vivido menos hacinados, con mayor igualdad y modestia, los estragos del terremoto hubieran sido menores, o quizá inexistentes”. Ya llovió.
Como siempre cuando los dirigentes y su séquito cambian los conceptos so pretexto de “modernidad”, en realidad nunca lo hacen inocentemente, tienen un objetivo: en este caso convencernos de que estas catástrofes son inevitables.
En agosto de 2020, en el puerto de Beirut, una explosión debida al almacenamiento de 2.750 toneladas de nitrato de amonio provocó más de 200 muertes, miles de heridos y 300.000 habitantes desplazados.
Un juez investigador insatisfecho con el incidente empezó a hostigar a la élite gobernante del país. Sin embargo, años de obstrucciones por parte de funcionarios de alto nivel para no rendir ninguna cuenta y menos aún encontrar los responsables, ha obstaculizado la obtención de justicia para las víctimas.
Guste o no, las clases populares estamos en manos de un asesino convicto en serie: el capitalismo
En 1984, Bhopal en India, bastaron pocas horas para diezmar la ciudad debido a la fuga de un gas tóxico en una empresa perteneciente a la multinacional estadounidense Unión Carbide fabricando pesticidas. Resultaron 25.000 muertos por lo menos y, aún hoy, cientos de miles de personas sufren malformaciones congénitas.
Cuarenta años después, los dirigentes y accionistas no sólo no han sido sancionados, sino que además los residuos tóxicos vertidos por Unión Carbide siguen envenenando las napas freáticas.
El 20 de abril de 2010, Deepwater Horizon, una plataforma de perforación semisumergible que operaba en el campo petrolífero en el Golfo de México, cerca de Luisiana, ha sido víctima de una explosión provocando el hundimiento de la plataforma.
Once trabajadores perdieron la vida, hiriendo a otros 17. Además del costo humano, el incidente constituyó el mayor derrame de petróleo marino de la historia.
¿La tragedia de Biescas dejando 87 muertos, un preludio de lo ocurrido en Valencia? En 1996 bastaron tan solo 8 minutos de tormenta para arrasar el camping Las Nieves a consecuencia de la enorme ola de fango que se generó. Siendo una zona inundable, un informe técnico desaconsejaba instalar cualquier infraestructura en ese lugar.
La lista no es exhaustiva. Guste o no, las clases populares estamos en manos de un asesino convicto en serie: el capitalismo. Esa es la verdadera catástrofe.
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Mario Diego Rodríguez es socio de infoLibre.