Librepensadores

Carta abierta a Vicente Vallés

Luis Felipe Rodríguez Oliete

He tenido conocimiento, por las pruebas de selectividad de este año en la Comunidad Valenciana, de su artículo publicado en el diario La Razón del pasado 25 de abril y, aunque tengo una nieta que ha participado en esa prueba, me considero con el derecho de hacer mi propio comentario del texto referido.

Tengo claro que se trata de un artículo de opinión y espero admita alguna discrepancia sobre el mismo.

En primer lugar, el término equidistante tiene una complicación y es que requiere un punto de referencia que al no poder estar objetivamente situado lo deja a la interpretación de quien lo considera.

Ya en el primer párrafo, necesita poner, aunque sea cierto, la adscripción política del presidente de la 2ª República y sin embargo no lo ve necesario en el caso de Franco, que tenía una marcada ideología, cuanto menos de derecha conservadora, sin valorar en lo que derivó. Ya vamos situando su punto de referencia para establecer la equidistancia.

“Abandonar… y refugiarse…” lo considero claramente peyorativo, cabe usar verbos más neutros. No se comprende, entonces, que durara tres años la guerra.

Convivir con diversas ideas es posible, claro que sí. El mérito estriba en hacerlo defendiendo las convicciones y tener la grandeza de enmendarlas y reconocer errores y nunca hacer dejación porque sí, ya que, en ese caso, se sabe quién se tiene que apear de sus ideas.

Del personaje escogido como referencia, Nogales, nada que decir aunque con la expresión de su dolor y crítica así como de su posterior trayectoria vital, está bastante claro que su punto de referencia para la equidistancia no es el mismo que el manifestado en el suyo.

Pero con lo que discrepo con firmeza es en la cerrada defensa que hace de la Transición, y a los que la defienden en el ejercicio de su libertad, para a continuación negársela al discrepante y no solo eso, sino que afirma, categórico, que su objetivo es destruir y para que no quede duda, los apellida inquisidores. ¿No es posible modificar la Constitución después de más de 40 años?

La diferencia entre un conservador y un progresista estriba en que el primero nunca quiere cambiar nada aprovechando, a posteriori, el desgaste de los otros en leyes que luego ya permanecen. El progresista se equivoca muchas veces, quiere ir demasiado deprisa, es impaciente, comete errores graves, pero no es un malvado que pretende el mal de la humanidad, pretende avanzar. Pero, por ser equidistante, con la misma bondad o maldad que el conservador.

Por último, utiliza usted, como colofón, un término altamente subjetivo y peligroso donde los haya, “patriota”. Una vez más, de equidistancia imposible, porque aquí, si cabe, es más difícil situar el punto de referencia para buscarla. ¿Qué es ser patriota? ¿Quién determina lo que es la patria?

Del concepto patria se abusa ya desde el siglo XIX con la proliferación y enaltecimiento de las naciones-estado y ha sido utilizado por los que ostentan el poder, de todos los signos, para defender intereses espurios manipulando al ciudadano y utilizándolo como carne de cañón en enfrentamientos terribles. Dos guerras mundiales e infinidad de guerras civiles y territoriales en nombre de la patria, banderas, símbolos…, todo frente al de enfrente.

¡Patria, desgraciada palabra!

Mi discrepancia la manifiesto con el máximo respeto a su persona y le deseo lo mejor.

Un afectuoso saludo.

                                                                                              Luis Felipe Rodríguez Oliete es socio de infoLibre

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