Mi petición al papa
A raiz de la lectura del libro de Cercas, recuerdo mi propia petición al Papa.
Los africanos acuden a nuestras costas obligados a huir de la miseria. Totalmente de acuerdo con que vengan.
Sin embargo, cada vez que llega un bebé, su padre “produce” otro en su lugar de origen (el descontrol de la natalidad es absoluto). Carecen de anticonceptivos y no han interiorizado el concepto de castidad.
De joven he viajado, mochilera, por gran parte de África. Llama la atención el sufrimiento de las madres y de los enfermos; la desnutrición de los bebés. Está lleno de leprosos.
Las misiones de la Iglesia Anglicana reparten anticonceptivos. Pero ni los católicos ni los Ulemas musulmanes se los dan. Solo ayudan a los que ya han nacido, les dan antibióticos, dejan que sobrevivan a sabiendas del sombrío futuro que les espera y que no tardará en llegar.
¿Por qué nace tanta gente? No son el resultado de la necesidad, ni de la planificación, sino del impulso más placentero, el único lujo al que pueden aspirar
¿Por qué nace tanta gente? No son el resultado de la necesidad, ni de la planificación, sino del impulso más placentero, el único lujo al que pueden aspirar.
Tras el orgasmo, solamente masculino, a las mujeres les crece la barriga y en pocos años se han convertido en unas viejas entristecidas de kilométricos pechos vacíos por la fuerte succión de los recién nacidos, que se suceden en un rosario infinito y solo sueltan la teta cuando nace el hermano que los viene a reemplazar.
El papa Francisco –dice Cercas– abomina del aborto (comprensible) y de los anticonceptivos. Y eso, creyente en Dios o no, me parece intolerable.
China nos recuerda que con la política del hijo único, evitó el nacimiento de 300 millones de personas. ¿Qué hubiese pasado en el mundo si hubiesen nacido? ¿Qué nos pasaría a los europeos si, por falta de control, tuviésemos quince hijos cada una?
Mi petición al papa es simple: ¿Por qué no se incluyen los anticonceptivos como prioridad para ayudar a las familias pobres que dependen de la Iglesia?
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Mercè Carandell Robusté es socia de infoLibre.