Políticos inmorales: la zorra al cuidado del gallinero
Hace unos días escuché a Francisco Igea (Ciudadanos) decir que la política (bien entendida) es la actividad más generosa y altruista a la que se puede dedicar una persona. A saber, a resolver los problemas de sus conciudadanos y a hacerles la vida mejor.
La verdad es que me sorprendió oír verbalizado un pensamiento que yo he tenido toda mi vida.
Los políticos son servidores públicos.
Nadie les obliga a presentarse; lo hacen voluntariamente y los ciudadanos los elegimos para que resuelvan nuestros problemas, no para que utilicen el poder para favorecer a sus allegados a costa de espoliar las cuentas públicas, (el dinero de todos).
Toda privatización es un robo.
Cuando además lo hacen creando problemas donde no los había (véase la gestión de desmantelamiento premeditado de la Sanidad Pública, por ejemplo), y lo hacen conscientemente y por intereses espurios, hay que concluir que son inmorales.
Si al que nos roba a cada uno individualmente le llamamos ladrón, cómo llamar a quien nos roba a todos en conjunto.
Cómo llamar a quien nos está diciendo una cosa y haciendo la contraria.
Cómo llamar a quien nos distrae con cortinas de humo para seguir llevando a cabo, por detrás, su hoja de ruta establecida.
No estoy hablando de todos los políticos, en general. Yo no creo que sean todos iguales. Estoy hablando de quienes desde partidos, fundamentalmente de la derecha, se dedican a desmantelar lo público
No sé si estoy siendo claro, pero no estoy hablando de todos los políticos, en general. Yo no creo que sean todos iguales. Estoy hablando de quienes desde partidos, fundamentalmente de la derecha, se dedican a desmantelar lo público, mientras repiten una y otra vez, con toda desfachatez, lo contrario, para favorecer intereses privados, aun a costa (e imagino que conscientes de ello), de que sus decisiones causan dolor y muertes.
Son la zorra al cuidado del gallinero.
Ya sé que, declarándose como se declaran, en su mayoría, creyentes (entiéndase católicos), su proceder no les debe de causar mayores problemas de conciencia. Basta con confesarse.
No tengo ninguna duda de que la misma institución de las inmatriculaciones inmobiliarias no tendrá ningún tipo de reparo en darles la absolución. El propósito de enmienda, ya si eso…
¡Indecentes!
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Antonio Domingo Moreno es socio de infoLibre