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'Precarios, ¡despertad!

Pedro Crespo Rubio

Cada día me resulta más difícil de entender. Una buena parte de la gente que lo pasa peor, o vota a las derechas o no vota. No cabe otra explicación pues los ricos y poderosos, y aunque incluyamos a los que simplemente no tienen problemas económicos, son menos que el número de votos que esas derechas obtienen. Todos sabemos que los de izquierdas son más críticos y exigentes, y también parece demostrado que los votantes de las derechas ya no le hacen ascos a la corrupción, falsedades, incumplimientos de programas si es que los presentan, privatizaciones, etc.; estas variables parecen cuestiones secundarias.

Se puede admitir que estén hartos de pasarlo mal y sentirse olvidados por los gobernantes, y también de oír hablar mucho de macroeconomía y de alta geopolítica global y poco de microeconomía que es, aparentemente, la que de verdad les afecta. Pero deberían darse cuenta de que los gobiernos neoliberales no les van a resolver nunca sus problemas, pues ellos trabajan para los poderosos y no para el pueblo llano. Las derechas tienen en sus votantes fijos casi una actitud militante y votan todos aunque algunos se tapen la nariz por el mal olor de los hechos reales por parte de sus representantes; esto, unido a la abstención de muchos de los que viven en la precariedad, hace que, sin obtener un mayor número de votos, ganen esas derechas.

Hay políticos y partidos, especialmente quienes practican el neoliberalismo, que propician que la ciudadanía se inhiba de la política porque cuanto menos conozcan y controlen más fácil resulta su actuación en provecho de aquéllos a quienes sirven

No nos engañemos. Lo del fin de la Historia se ha demostrado que es mentira, y lo de que se acabaron las ideologías también. Las clases son de una total actualidad: los que mandan ahora en los ejecutivos neoliberales son hijos o nietos de los que se forraron con el franquismo, y su principal tarea, tras proteger y legislar para los poderosos, consiste en mantener las distancias de antes con los hijos o nietos de los que sufrieron  la derrota en la guerra libertad/democracia vs dictadura/fascismo, es decir, que las desigualdades se mantengan o, si puede ser, se incrementen, generación tras generación. Quienes pertenezcan a estos últimos hacen muy mal en alejarse de la política, pues es algo que juega en su contra.

Hay políticos y partidos, especialmente quienes practican el neoliberalismo, que propician que la ciudadanía se inhiba de la política porque cuanto menos conozcan y controlen más fácil resulta su actuación en provecho de aquéllos a quienes sirven. Y cuanto menos formación y conocimientos en general tengan, mejor aún. Y contra eso hay que rebelarse: hay que formarse e informarse, hay que participar en política, hay que tener criterio y hay que controlar a los que votamos y a los que no votamos. Los ciudadanos de a pie tenemos dos principales opciones para autodefendernos: la movilización y el voto.  Y en cuanto a la abstención, ha de ser meditada, reflexiva y responsable, y nunca fruto de la despreocupación o la comodidad. En mi opinión, sólo valdría como la plantea Saramago en su “Ensayo sobre la lucidez”.

Pero hay más. La Democracia nunca está garantizada del todo y para siempre, y hay que defenderla cada día, como el Estado de Derecho con una real independencia de los tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. Y eso es tarea de todos, no solo de los denominados políticos; también de la ciudadanía, pues ésta tuvo un papel principal en la llegada del fin de la dictadura en este país.

Afortunadamente, a algunos aún nos queda el marxismo, tan vigente y aprovechable ahora como hace ciento cincuenta años.

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Pedro Crespo Rubio es socio de infoLibre

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