El racismo estructural español
Lamento ir a la contra de mucha gente a propósito del debate sobre el racismo actualmente en boga por el caso Vinicius y sobre todo lamento estar en contra de la mayoría de mis compatriotas chovinistas que se rasgan las vestiduras porque España, la sacrosanta España, está siendo acusada de ser un país racista.
Y como todo tiene sus raíces, argumento.
España fue crisol de civilizaciones, un país perfecto desde el punto de vista de la tolerancia hacia el diferente en religión y raza hasta el advenimiento de los Reyes Católicos. A partir de ese momento, en aras de la unidad Castilla-Aragón, se expulsó a los judíos y a los moriscos, no lo olvidemos, y tampoco olvidemos que el modelo utilizado contra los judíos sirvió de ejemplo a lo realizado por Hitler muchos años después. Y todo eso sin hablar de nuestro ancestral odio a los gitanos y sin mentar a la Inquisición...
Por mucho que los tiempos modernos nos hayan ido limando nuestros ancestrales supremacismos de raza y religión, ese poso lo llevamos en nuestros genes como de hecho llevamos nuestra irreductible progenie patriotera castiza y populachera que el "despotismo ilustrado" —cuya expresión actual sería el populismo de derechas tipo Ayuso— se encargó de propagar en nuestra idiosincrasia como pueblo al que se adula en la misma medida que se le somete; y que está en la raíz de nuestro visceral rechazo a lo "extranjero", ya sea allende los Pirineos o allende el estrecho de Gibraltar; tampoco olvidemos que España es casi una isla, y una isla de "finis terrae" tras de la cual se suponía estaba el abismo, la inmensa e inacabable cascada hacia el infierno...
Podemos tener nuestras mayores o menores dosis de racismo teniendo en cuenta siempre los intereses a los que sirvan los ciudadanos de otras razas o religiones en beneficio nuestro pero siempre desde nuestra óptica de superioridad, nunca de igualdad. Esta cuestión se ve con claridad a la hora de aceptar refugiados: hay distingos entre ucranianos, sirios o subsaharianos, por ejemplo.
El problema ahora es que están mezclados en la urdimbre social y muchos de ellos prosperan e incluso son multimillonarios como Vinicius, a quien sólo echo en cara que no se fuera del campo y detrás de él todos sus compañeros
Además, para más inri, este racismo deportivo es punta del iceberg, del racismo social propagado por Vox con peones en todos los campos de fútbol formando parte de las llamadas "gradas de animación", integradas por forofos intolerantes y bestias que cuentan con el beneplácito de los respectivos clubs.
Podemos también decir que siempre hubo casos (Roberto Carlos, el caso Alves con el plátano, etc., etc.) demasiados para mi gusto, pero ha llegado ya el momento de parar. Vinicius caerá más o menos simpático pero es un jugador fuera de serie como en su momento lo fueron los también brasileños Didí, Vavá, etc. que jugaron en el Madrid y que yo sepa jamás hubo problemas con ellos porque en aquella época formaban parte del exotismo del espectáculo. El problema ahora es que están mezclados en la urdimbre social y muchos de ellos prosperan e incluso son multimillonarios como Vinicius, a quien sólo echo en cara que no se fuera del campo y detrás de él todos sus compañeros. ¡Qué gran oportunidad perdida! Sería la única forma de atajar el problema, de que las autoridades competentes de una vez por todas actuaran en consecuencia.
Y por supuesto que ese racismo se ha acentuado en la medida que existe un partido legalizado llamado Vox que alienta ese odio hacia el diferente. Y ya que apuestan por ilegalizar a Bildu por llevar a ex-terroristas en sus filas también habría que ilegalizar a Vox por llevar a nazis confesos y a defensores del genocidio franquista. De esa forma todo quedaría más saneado, pero me temo que Vox no sólo haya penetrado en los hinchas violentos sino en las cúpulas de los estamentos deportivos, pues de otra forma no se entiende la tardanza en tomar medidas drásticas; la consiguiente sensación de impunidad que nos invade sólo puede tener esa explicación.
Ah! y un aplauso a Lula da Silva pues si hay un país de integración racial plena (a pesar del paréntesis de Bolsonaro) ese es Brasil aunque allí las diferencias en cuanto a desigualdad no son de orden racial sino de renta.
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Javier Herrera Profesional es socio de infoLibre.