Miquel Ramos: “El PP compite con Vox porque sabe que sus votos salieron de su cantera”

Miquel Ramos: “El PP compite con Vox porque sabe que sus votos salieron de su cantera”

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Miquel Ramos, (Valencia, 1979) se ha especializado como investigador y analista en los movimientos de extrema derecha y en los discursos de odio. Previamente fue cantante y teclista en el grupo musical Obrint Pas hasta 2014. En su carrera periodística ha trabajado en diversos medios valencianos, catalanes y nacionales. Colabora también en tertulias en radio y televisión. Entre las numerosas iniciativas en las que ha participado se encuentra sensetopics.org, dedicada al análisis de la cobertura mediática del fenómeno de la inmigración. Los sucesos de Torre Pacheco le ofrecen una oportunidad para profundizar en el auge de un racismo organizado.

Reacción ultra en Torre Pacheco

“Lo que ha sucedido en Torre Pacheco no ha sido para nada un acontecimiento espontáneo. Es precisamente lo que lleva buscando la extrema derecha desde hace muchísimo tiempo. Es aprovechar cualquier suceso, cualquier incidente, para tratar de instaurar el marco del debate sobre el fenómeno migratorio, relacionándolo siempre con seguridad pública, violencia e inseguridad. Por lo tanto, estaban esperando que sucediera algo para verter todo el argumentario del odio habitual racista y convertir la localidad de Torre Pacheco en un laboratorio de pruebas de qué capacidad tienen ellos de controlar ese relato. Y lanzar a sus seguidores allí para demostrar, como ellos tratan de hacer creer a la gente, que la sociedad está harta. Aunque finalmente se haya desinflado en los últimos días y ya la concurrencia de gente que acudía a las manifestaciones racistas haya sido cada vez menor e insignificante, el relato lo han conseguido instalar, que es este debate sobre inmigración en términos de seguridad pública”.

Manual de actuación de los ultras

“No existe un manual como tal, sino un aprendizaje histórico de lo que han sido los procesos de estigmatización, criminalización y persecución a determinados colectivos o personas. Y quizás el ejemplo más gráfico y documentado de la historia es el nazismo. Cómo se empezó a utilizar ese antisemitismo que estaba inserto en la sociedad para ir escalándolo al pueblo gitano, a opositores políticos... Todos sabemos las consecuencias de esta escalada del discurso de odio. Sí que existen una serie de códigos compartidos por todas las extremas derechas globales. Me atrevería a decir que hoy en día la islamofobia es el nexo común entre todas estas extremas derechas o uno de los nexos comunes. Se les atribuyen una serie de características a estas personas que son incompatibles con nuestro modo de vida. El relato de la extrema derecha sigue exactamente el mismo patrón que utilizaron los nazis con los judíos. Lo que cambia es el objetivo. También hay dentro de este manual de la extrema derecha una apelación constante a una especie de chovinismo del bienestar. ¿Qué quiere decir esto? Trata de hacer creer que no hay recursos para todos, que hay que competir por los recursos. Y obviamente en esta competición se trata de señalar siempre al que está en situación más precaria o vulnerable, básicamente para eximir al problema estructural de fondo, al sistema capitalista”.

La realidad de la migración

“Los datos son importantes para desmentir las falsedades que la extrema derecha utiliza constantemente para criminalizar a la inmigración o para dar una sensación de que es un problema. Pero no podemos obviar que muchos de estos mensajes funcionan gracias a un sesgo de confirmación que tenemos todas y todos. Por lo tanto, por mucho que desmontamos los datos, mucha de esta gente que ya está dentro del marco racista no los va a creer o no los va a querer utilizar, digamos, para deconstruir todo este prejuicio que ya venían cobijando. Es importante establecer otros marcos de debate cuando hablamos del fenómeno migratorio y este es el mayor reto que tenemos. Solo hay que pensar, por ejemplo, qué imágenes utiliza la prensa cuando habla de inmigración. Normalmente los medios de comunicación ilustran una noticia sobre migración con una patera o una persona africana. Nunca te pondrán una persona blanca o del norte de Europa cuando hablen de inmigración. La inmigración se asocia siempre con la pobreza, siempre se asocia con personas no blancas, y por lo tanto creo que todas y todos somos responsables del relato o del foco que ponemos en un fenómeno que es diverso. Y esos prejuicios en gran parte están instalados también en nuestra propia cultura, no solo de la extrema derecha”.

La izquierda y la inmigración

“Hay un mito falso que dice que la izquierda no quiere hablar de migración. Habla de migración constantemente y habla sobre todo de las causas de la migración. Hablemos, por ejemplo, de los países de origen de gran parte de estas personas migrantes. ¿Qué papel juegan nuestros países, no solo España, sino la Unión Europea, Occidente en general, en las políticas de estos países? Históricamente, ¿qué papeles han jugado? Hablemos también de esa diversidad dentro de las personas migrantes que no podemos explicar como un mero instrumento de trabajo. Las personas migrantes tienen sus propias historias. Demasiadas veces si nos vamos a las cifras o al elemento económico, estamos también deshumanizando a las personas migrantes. Pocas veces escuchamos hablar a las personas migrantes cuando hablamos de migración, es decir, demasiadas veces somos los autóctonos, los blancos con DNI español, los que estamos hablando de un fenómeno que no vivimos o vivimos de manera colateral porque convivimos con la migración, son los padres de los compañeros de clase, de nuestros hijos y nuestras hijas, son los vecinos de las tiendas donde tú vas a comprar. Los que viven en un mismo edificio. Por lo tanto, no son un nosotros y ellos, es un nosotros”.

Migración y clase social

“Hay que hablar al final de una cuestión de clase, en muchas ocasiones, porque una gran mayoría de personas migrantes que vienen a nuestro país son personas de clase trabajadora. Por lo tanto, los problemas que pueda tener mi vecino de origen magrebí y yo, que también somos los dos de clase trabajadora, pues serán los mismos. El racismo es algo cotidiano, es algo estructural. Las sociedades occidentales están construidas en gran medida sobre el racismo. El capitalismo también se sustenta sobre el racismo y la colonización. Hablemos en toda su dimensión. Hay quien pretende dividir a la clase trabajadora por su origen nacional, por su color de piel, por su religión o por cualquier otro aspecto. La izquierda va a la raíz de los problemas. Lo que pasa es que hay quien no quiere oír hablar de estos problemas porque son demasiado complejos. Habría que renunciar a muchos privilegios y a muchas verdades que tenemos asumidas y asumir unas responsabilidades que no todo el mundo está dispuesto a asumir. La izquierda habla constantemente de migración porque habla de un problema estructural, de un problema de desigualdad, no a nivel local, sino global”.

Migrantes de todo tipo

“También hay gente multimillonaria que es migrante y que siempre está fuera de esta representación. Ahora que tanto PP como VOX hablan de integración, hay urbanizaciones de británicos o de alemanes que tampoco se han integrado en muchos años que llevan viviendo en este país. Ni siquiera hablan el idioma, ni siquiera se relacionan con la gente del pueblo. Se habla de los expatsi que han venido aquí a trabajar, de una start up, desde un coworking en Barcelona o desde Lleida, pero esta persona sí ha venido a trabajar de otro país a este es un migrante, sea blanco, sea del color que sea. Sin embargo, parece que la palabra migrante está reservada para las personas no blancas en situación vulnerable. Por lo tanto, claro que hay aporofobia, pero también hay una matriz racista en todo esto. Nuestra cultura es, digamos, la mejor. Y las demás son incompatibles, porque nosotros tenemos los valores de la democracia y de los derechos humanos y la libertad. Los que vienen de otras culturas son atrasados, no se adaptan, lo llevan ya dentro de su ADN, son machistas, son tal. Y esto es lo mismo que el racismo biológico de los nazis, del Ku Klux Klan. Es decir, hay un componente supremacista, sobre todo con el islam”.

Que se integren

“Hay una trampa en el discurso que algunos políticos están lanzando últimamente, que es sobre la palabra integración. ¿Qué significa estar integrado? ¿Comer paella los domingos? Una persona migrante que viene a este país la única obligación que tiene es cumplir la ley, la única. Si sus costumbres no vulneran las leyes, no hay ningún tipo de problema. De hecho, no se le exigirá a un norteamericano o a un británico, a un alemán, a un noruego que renuncie a su manera de entender el mundo, a su cultura para abrazar algo que, aunque sea del país que le acoge, le resulta ajeno. No se problematiza esta conservación de sus propios rasgos culturales o identitarios, porque se entiende que la blanquitud, que las personas blancas, no necesitan integrarse porque ya llevan en la sangre esa, digamos, integración dentro de un colectivo superior que somos las personas blancas. Porque siempre se le exige integrarse precisamente a los que no son blancos y a los que vienen de países sobre todo del sur global”.

Errores históricos en la gestión del fenómeno

“Empiecen ustedes a revisar cuál ha sido la relación del norte con el sur para empezar. Y segundo, entender que la migración es como un buffet libre, que tú coges lo que te apetece y tiras a la basura lo que te sobra. Estamos hablando de personas. Estamos hablando de que Europa actualmente es una fortaleza, al contrario de lo que quiere hacer creer la extrema derecha de que es un coladero. Mueren miles de personas al año tratando de llegar a Europa. Miles. No se puede banalizar esto. Europa está pagando millones y millones de euros a países del norte de África para que contengan la emigración, y muchos de estos países vulneran reiteradamente los derechos humanos, secuestran a las personas migrantes, las abandonan al desierto para que mueran de sed. ¿Estamos dispuestos a renunciar a nuestros privilegios para que mucha gente deje de emigrar del sur hacia el norte? Esa es la pregunta que yo le lanzo a la sociedad europea, al norte en su conjunto. Ese es el debate incómodo de los que todos huyen. Es un debate muy complejo. Hay partidos socialdemócratas gobernando en algunos países de Europa que están aplicando las recetas de la extrema derecha. Esa su mayor victoria, que otros apliquen sus políticas sin reivindicarse de extrema derecha. Y está pasando”.

La deriva de Feijóo

“Núñez Feijóo se ha instalado en el marco de Vox. Aunque no hable con la misma violencia con la que habla Vox, está enmarcando el debate sobre migración en términos de seguridad, en términos de violencia, azuzando el miedo a la población migrante, a la competencia por los recursos. El debate que debemos tener sobre lo que ha pasado en Torre Pacheco es el racismo. Y es del que huyen todas estas formaciones ultras porque les interesa tener a una población atemorizada, porque la extrema derecha es la que viene a salvarlos a todos, a poner orden. Y el Partido Popular está compitiendo con Vox en este marco, porque sabe que los votos de Vox salieron de su cantera de votantes. El Partido Popular necesita recuperar esos votos para no depender tanto de Vox, pero no le hace ascos a las ideas ni a los marcos de Vox, ni le ha puesto líneas rojas. Ha comprado su argumentario, por lo tanto es cómplice necesario del discurso de odio que está tratando de instalar Vox en el debate público”.

Papel del Gobierno en Torre Pacheco

“Nadie se explica cómo no se contuvo la situación en Torre Pacheco antes. Tardaron cuatro días en enviar los suficientes efectivos como para parar esas cacerías racistas que se sabía ya desde mucho antes que iban a pasar y que estaban sucediendo. Es una localidad relativamente pequeña donde con un buen dispositivo policial se hubiera podido parar esto el segundo día. Luego que se envía con mucha celeridad y con mucha contundencia cuando hay una huelga o un desahucio. El Gobierno primero debe parar esta situación con todos los medios posibles y en parte cuando se ha puesto a ello, pero también debe empezar a pensar de qué manera aborda también el fenómeno migratorio a nivel retórico. Los centros de internamiento extranjeros, lo que pasa en la frontera sur, los muertos del Tarajal, los muertos de la valla de Melilla pasaron con el gobierno socialista. Y ha salido gratis. ¿Qué pactos tiene España con Marruecos, con Frontex y la Unión Europea, con los países del sur que contienen la inmigración en otros países? Están muy bien los discursos de apaciguación del racismo y pretendidamente antirracistas que lanzan algunos líderes políticos socialdemócratas o del Gobierno pero esto se demuestra con hechos. Si tú tienes una política migratoria igual que Meloni, pues es para hacértelo mirar. Quiero decir, yo creo que aquí hace falta, como decía, una reflexión en conjunto de cuál es el papel que juega Europa en su conjunto en el sur global para con el fenómeno migratorio”.

Reparto de los recursos sociales

“Aquí el debate de fondo. Lo que no puede ser es que haya unos servicios públicos en decadencia que estén cada vez más precarizados y que el relato sea que hay que competir por ellos. Esto es una falsedad, esto es una trampa. Es decir, lo que hay que exigir a las administraciones es que sean capaces de atender a las demandas de la clase trabajadora en su conjunto”.

Las redes sociales y el racismo

“Según datos del propio Gobierno de España, tan solo un 8% de los discursos de odio en redes sociales se borra de las plataformas y la gran mayoría de veces a petición de las autoridades o a través de denuncias. Las plataformas digitales deben atenerse a la ley, lo que es delito fuera de Internet también lo es en Internet. El Gobierno debe actuar primero exigiendo las plataformas que cumplan la ley. Si hay discurso de odio y desinformación se debe borrar y la que sea punible penalmente se debe de castigar. Sin embargo, no hay intención, es un espacio de impunidad y es muy peligroso porque esta es la fuente en gran medida de una parte de toda esta reacción violenta, racista que estamos viendo estos días y que no se limita única y exclusivamente al tema de la migración y al tema del racismo. Estamos hablando también de señalamiento de periodistas, estamos hablando de señalamiento de activistas feministas o del feminismo en sí mismo”.

La ola ultra mundial

“La extrema derecha vive su mejor momento, no solo en España. Yo creo que a nivel global, desde los años 30, desde el nazismo y el fascismo. Sus herederos ideológicos que son las formaciones actuales de extrema derecha beben de la misma tradición, utilizan los mismos códigos que utilizó entonces la extrema derecha fascista y nazi adaptados al siglo 21. La política no ha dado respuestas a muchos de los problemas de la gente y es normal que busque soluciones. La extrema derecha viene con sus propias soluciones envenenadas y fáciles a problemas muy complejos y, por lo tanto, también hay que apuntar a un fracaso de la administración de un sistema desigual, como es el capitalismo, donde precisamente la extrema derecha no supone ninguna amenaza, no cuestiona el statu quo, no cuestiona el orden. Es instrumental al sistema capitalista, porque protege el cortijo, porque protege estos privilegios de este orden, no para que haya alguna revuelta por abajo contra los de arriba, sino enfrentar a la clase trabajadora. Abascal habla constantemente de sentido común, claro, de su sentido común, el sentido común racista, el sentido común excluyente, el sentido común chovinista. Sin embargo, hay otro sentido común que es el de los derechos humanos. Es el de la igualdad, es el de la solidaridad, es el de la empatía, es el de la conciencia de clase por la clase trabajadora”.

Contra la equidistancia

“Uno de los problemas del auge de la extrema derecha es que desde el primer momento se han normalizado y aceptado como parte del juego democrático ideas que van en contra de los derechos humanos, que son profundamente antidemocráticas. Es decir, hay una cierta equidistancia pretendidamente demócrata que acepta que querer extirpar derechos a una parte de la población es una opción legítima en democracia. Pues yo no pongo en el mismo nivel al Klu Klux Klan y a una víctima del racismo. Creo que no son dos opiniones enfrentadas. Creo que como los demócratas deben borrar esa esa zona gris equidistante en la cuales muchos están muy cómodos porque parece que no se mojan, y lo que son es parte del problema. Y eso es lo que intenta hacer la extrema derecha constantemente, instalarnos en el miedo para que abracemos políticas cada vez más liberticidas porque son necesarias para nuestra seguridad. Y esto es el abecé del autoritarismo y el abecé del fascismo, digámoslo así, con todas las letras”.