IV Centenario Cervantes

Jordi Gracia: “Cervantes ha sido convertido en un fósil”

El historiador Jordi Gracia.

Ya lo hizo con Ortega y Gasset. En la biografía publicada en 2014 por Taurus, Jordi Gracia logró desempolvar la manoseada figura del filósofo desde una fuente básica que tiende a olvidarse con más facilidad cuanto más icónico resulta el personaje: sus textos. A partir de ellos, y apuntalándolos con otros documentos y fuentes, el historiador cultural buscaba hilar un relato que fuera más allá de los datos para convertirse en un mapa psicológico e ideológico de Ortega. Dos años después, Gracia trata de repetir la operación con un más difícil todavía: el objeto de estudio es ahora Cervantes, del que publica una biografía (de nuevo en Taurus) cuando se cumplen 400 años de su muerte.

Un tour de force, el de redefinir al genio de la literatura española, del que destaca el descubrimiento sencillo, pero vital, que da título a Miguel de Cervantes. La conquista de la ironía. El autor de El Quijote se construirá a partir de la puesta en cuestión de los ideales que han cimentado su vida desde la juventud. Pero este no vive el proceso como una "amputación", sino con una "jovialidad" que le permite el descubrimiento de esa herramienta, la ironía, que Gracia establece en la base de la novela moderna. 

Pregunta. ¿Cómo de sencillo ha resultado seguir los pasos de Cervantes? ¿Hay algún punto de sombra en su biografía?

Respuesta. Ese no ha sido el principal problema. El propósito era extraer de la obra de Cervantes, desde el principio hasta el final y ayudado con las 1.500 páginas de documentación que hay sobre él, el perfil personal o moral. Ahí donde uno notase que está hablando Cervantes, trataba de imaginar qué tipo de sujeto hay detrás y comprender quién es cuando tiene 20 años, cuando tiene 30, y sobre todo cuando tiene 50 y cuaja algo tan "extravagante", como dijo Lope de Vega, como una novela que no se parece a nada y que funciona casi como premonición del mundo moderno en el que viviremos 200 años después. Del modo de pensar moderno en el que las verdades absolutas y la radicalidad de los puntos de vista dejan de funcionar como parte de la comprensión cabal de la condición humana. 

P. ¿Cómo de transparente resulta Cervantes a través de su obra?

R. He aceptado el riesgo de intentar detectar dónde está hablando más abiertamente el autor cuando está actuando como narrador. No podía renunciar a jugar con esa zona lábil, en la medida en que las fuentes más fiables para saber quién era Cervantes están en su obra... porque no hay otras. Si hubiera 500 cartas, sería maravilloso, pero no las tenemos. Así que de lo que más podemos fiarnos es de sus prólogos, de la epístola a Mateo Vázquez cuando él está todavía en Argel... Y, además de esa parte puramente biográfia, naturalmente que Cervantes está en El Quijote, está en el Persiles, está en las Novelas ejemplares, está en el Viaje del Parnaso… He procurado avisar de cuándo conjeturo esto y aquello, pero me parecía miserable renegar de una intuición que uno cree que es coherente: que, cuando se hizo mayor, este hombre mantuvo la plenitud y la vitalidad alegre y relajada, y no vivió como pérdida, ni con rencor y amargura, el hecho de hacerse mayor y ver que aquellos principios que habían nutrido su juventud quizás no eran ni tan ideales ni tan deseables como él creyó entonces. 

P. ¿Qué encontramos en su experiencia vital o creativa que explique que El Quijote sea una obra tardía?El Quijote

R. Está espectacularmente dotado de la capacidad de metabolizar las convicciones absolutas que tuvo, haciéndolas perder su naturaleza. Descubre la ironía como forma de conocimiento y reconocimiento de la pluralidad del mundo. La ironía ayuda a escapar a las prescripciones, a los sermones, a la predicación, a creer seriamente que la literatura está para instruir o para crear modelos de vida. En la apariencia sí, pero en la práctica Cervantes no se pone a escribir todo esto para instruir a nadie. Está disfrutando y exploranto una nueva maquinaria, que es la novela moderna. En ella descubre la herramienta para visualizar, al mismo tiempo, lo que es heróico y lo que es patético, lo que es ridículo y lo que es entrañable, lo que es deplorable y lo que es admirable, sin que podamos distinguir de forma nítida y categórica una y otra dimensión. 

En Cervantes hay una conciencia moderna que encuentra en la ficción su forma de expresión, no en el discurso ni en el tratado. Desconfía del autobiógrafo, porque con la pretensión de decir la verdad, miente. En cambio, el autor de ficción, con la ambición de hacer ficción, cuenta la verdad. Por eso es legítimo adivinar al sujeto Cervantes en medio de la ficción sin pretender que la ficción sea una trasposición mecánica de su vida. Pero sí podemos percibir el aliento y la tensión vital, el odio a la prepotencia, a la solemnidad, al envaramiento… 

P. Qué irónico que alguien cuyo mayor logro fue poner en cuestión los envaramientos de la ficción haya sido envarado por el tiempo. envarado

R

. Sumamente irritante. Cervantes se ha convertido en un fósil histórico, en un icono. La biografía aspira a dar fe del personaje siguiendo la cronología real de un sujeto que comienza siendo un soldado militantemente activado por la fe y se convierte el el autor que desde la jovialidad y la combatividad escribe su obra maestraNo existe el autor de El Quijote hasta que no empieza a fabricarlo a finales de la década de los noventa del siglo XVI.

P. El centenario tiene también parte de proceso de fosilización.

R.  El producto Cervantes no podrá escapar nunca al uso que se haga de él, y ya está. Lo que podemos hacer los demás es intentar desactivar esa mecánica fatal de las sociedades contemporáneas. Y, por tanto, intentar, lo más honradamente posible, hacer emerger la figura que está en el autor de ficción. No es alguien que haya vivido maltratado por el destino. Ese periodo tan mortal que pasa en Andalucía haciendo de comisario y de cobrador del frac es verdad que debió de ser duro. Pero nunca lo evalúa como algo mortificante. A lo mejor fue la vía que puso en marcha el laboratorio moral que dio lugar al autor de El Quijote, a partir de vivir impregnado en la impresionante variedad de jergas, de espacios de ocio, de timbas, de puterío, de jueces tramposos, de venalidad, de golfos… Pero a Cervantes, en vez de ponérsele el gesto despectivo, se fascina por él: “¡Mira cómo hablan!”. 

P. ¿Ha tenido esta biografía algo de proceso arqueológico, de quitar capas acumuladas durante años?

R. No, más bien de inmersión. En todo aquello que tuviese que ver con Cervantes, escrito por él o escrito por otros, sobre todo en su época. En esa inmersión, me daba igual la imagen que había de él. Lo que tenía era que regresar a los datos reales y volver a empezar. 

P. ¿Qué elementos de su creación nos habíamos dejado por el camino?

R. La alucinante convicción con la que defiende la autonomía de las mujeres como sujetos que deberían escapar a la vejación, a la humillación, al tráfico comercial... que es como se las trata por parte de padres o de esposos. No habrá otro lugar por parte de la literatura de sus contemporáneos en el que las mujeres cobren un perfil de solvencia intelectual para defender sus posiciones. Es posible que tenga que ver con la proximidad a sus treinta y tantos con las hermanas mayores, y con su esposa, Catalina.

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Pero no es que nos lo hubiéramos dejado atrás. Es que el machismo del cervantismo ha pesado tanto como el machismo social en el país. Siguen haciendo falta lecturas valientes. 

P. Haciendo un ejercicio de ficción: ¿si Cervantes, en vez de haber sigo un “poetón viejo” cuando escribió El Quijote, hubiera sido un autor glorificado…?El Quijote

R. No hubiese salido El Quijote. La condición de esta obra fue que el autor no había vivido la consagración previamente. La libertad de creación de El Quijote viene de escribir desatadamente, sin mirar a la academia, sin mirar a la tradición, pero al mismo tiempo incorporándolas. Ese libro se crea cuando no se espera ya nada de uno mismo porque no tiene que dar cuentas a nadie, y porque uno ya no cuenta para nadie.

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