La poesía en 2023: un pedazo de un gran iceberg

Writer Jon Fosse

La cosecha poética de 2023 sigue siendo inabarcable en España (cada vez más) favorecida por el abaratamiento de los costes de producción, por el entusiasmo de los autores y la generosidad de los editores. Se publican infinitos poemarios, que en la mayor parte de los casos apenas alcanzan distribución más allá del círculo del poeta. Y cuando traspasan esta frontera, se solapan y se amontonan quitándose la respiración unos a otros. Basta con fijarse en la dispersión de sellos editoriales de los libros que aquí citamos. 

Para elaborar este reportaje, hemos examinado 137 poemarios. Es solo un pedazo del gran iceberg. No obstante, es el pedazo que asoma, al que hemos podido acceder porque estaba expuesto al alcance de las manos. De él hemos decantado un buen puñado de libros, guiándonos por el gusto de este lector, imperfecto (Eliot nos lo dejó bien claro) como todos los lectores de poesía.

Emprendamos la recapitulación recordando las pérdidas. Nos dejó María Kodama, la que fue compañera y transcriptora de muchos poemas de Borges, la que esperaba una seña del ilustre ciego para tomar su dictado. También murieron la estadounidense Luise Glück, premio Nobel en 2020, y Charles Simic. Más cerca sentimos la desaparición de Antonio Gala, de Rafael Guillén y de Delfín Yeste, y no menos la de Marta Aguado. Otro que nos dejó fue David González, este con un intenso libro póstumo, La canción de la luciérnaga (Páramo). Como contrapartida, el Nobel 2023 fue a las manos del noruego Jon Fosse, del que ya tenemos al alcance en castellano la primera parte de su obra poética (Sexto Piso). Pero casi al mismo tiempo se nos fue el más activo traductor al castellano de poesía nórdica, Francisco J. Uriz.

Ya entre los vivos, este año han publicado algunos de los poetas que gozan de lectores más fieles: Basilio Sánchez (El baile de los pájaros, Pre-Textos), Fermín Herrero (Estancia en la plenitud, Pre-Textos) y Benjamín Prado (Paradero desconocido, Visor). También ha vuelto de una larga sequía Carlos Marzal (Euforia, Tusquets). En cuanto a Joan Juaristi, ha reunido por tercera vez su obra completa con algunos añadidos para sus incondicionales (Derrotero, Renacimiento). Otros poetas con voces reconocibles que han ofrecido poemarios a lo largo de este año son Ben Clark (Demonios, Sloper), Antonio Manilla (Lenguas en los árboles, E-Verso) y Antonio Moreno (Al dios sin nombre, Cálamo). 

Hay más poemarios que este lector guardará entre los que más le sorprendieron en 2023. Por ejemplo el que firma José Daniel Espejo (Perro fantasma), aparecido en Candaya, editorial que por cierto perdió a su cofundador y baluarte, Paco Robles. También me gustaron Esta ira (Vaso Roto) de María García Zambrano, Instantáneo (La Siesta del Lobo) de Verónica Hernández, Traigo noche en los zapatos (Siltolá) de Andrés Ortiz Tafur y Amapolamen de Elena Román (Gato encerrado). Si seguimos removiendo en el montón de los libros que merecen una segunda oportunidad, fijémonos en los publicados por Teo Serna (El azogue y la plata, Mahalta), Miguel Ángel Curiel (Ökologie, Huerga & Fierro) o José Antonio Fernández Sánchez (Agua Quieta, Olé Libros). Y entre los libros de haiku, que cada vez cuentan con más seguidores y practicantes, citaría a Ángel Aguilar (Tanta luz sobre los árboles, La Garúa) que por fin cristaliza en libro propio una interminable sucesión de apariciones en antologías.

No conviene menospreciar los poemarios que afloran por haber obtenido premios. Son tantos que tendemos a deseñarlos en cuanto vemos la referencia en la portada o en la solapa. Pero son bienvenidos con premio o sin premio los que entregaron Olalla Castro (Todas las veces que el mundo se acabó, “Ciudad de Estepona” en Pre-Textos), Antonio Rodríguez Jiménez (Bailando en la azotea, “Tíflox” en Renacimiento), Ana Garrido Padilla (El ruido transparente, “Barcarola” en Grupo Euno) o Ramón Bascuñana (Anotaciones a pie de página, “Juan Gil Albert” en Pre-Textos). Y habría que sumarles los que ganaron Rubén Martín Díaz (Lírica industrial, “Alegría” en Rialp), Alejandro López Andrada (Va oscureciendo, “Claudio Rodríguez” en Hiperión) y Andrés García Cerdán (Equipos de respiración subacuática, “Kutxa” en Algaida).

Las editoriales se ocupan de los vivos, porque esta noria no para, pero también de rescatar autores que han caído inmerecidamente en el limbo, sobrepasados por tanta agitación. Así Pre-Textos ha devuelto a la mesa de novedades la poesía de José Jiménez Lozano (Espacios y esperas) y Renacimiento ha alumbrado una bien espigada antología de aquel prolífico escritor y personaje que fue Fernando Quiñones (Muchos que me viven).

Hermosa desolación

Hermosa desolación

Me decía maravillado un librero portugués que España es el país que más autores extranjeros edita. Le sorprendía porque va contra la tendencia de los países que nos rodean, que suelen concentrarse en sus propios autores. Tal vez sea cierto. El caso es que en la sección de libros traducidos también encontramos mucho tajo. Entre tantos donde elegir, me quedo con la versión que Luz Gómez nos regaló del palestino Mahmud Darwish (¿Por qué has dejado solo el caballo? y Estado de sitio, Cátedra). También merece una mención la revisión que hicieron Adam Kovacsics y Andreu Jaume de la obra de Rilke (Elegías de Duino con inéditos, Lumen). Óscar Curieses nos preparó una selección muy bien traída de Sharon Olds (Óvulos en la mano, Ya Lo Dijo Casimiro Párker) y Xavier Farré nos sirvió el delicioso canto del cisne de Adam Zagajewski (Verdadera vida, Acantilado). Para acabar por donde empezamos, agradezcámosle a Cristina Gómez-Baggethun que nos haya puesto en bandeja con rapidez exquisita los primeros tres poemarios del Nobel noruego Jon Fosse (Poesía completa, vol 1, Sexto Piso).

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* Arturo Tendero es periodista y poeta. Autor de 'A todo esto' (Pre-Textos, 2023) y de 'Con la cabeza clara y el casco de Minerva' (Altabán, 2023).Estas reseñas y otras más pueden encontrarse en su blog 'El mundanal ruido'.

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